La alumna Ghizlane Maimouni del Grado de Educación Primaria de la Universidad de Murcia ha escrito un alegato contra la xenofobia en un ejercicio de clase.

Los alumnos debían escribir una carta metiéndose en la piel de una persona real o fictia. Ella eligió ser Jesús Ndong, un joven inmigrante que fue maltratado en el metro de Madrid tan solo hace unos días y al que los guardas de seguridad sacaron de malas formas del convoy.

El ejercicio de esta estudiante ha corrido como la pólvora entre muchos alumnos de la Universidad, que defienden la tolerancia y la solidaridad.

No se si recibiré más críticas de las que he recibido hasta ahora, pero no me voy a callar lo que siento y creo que tengo el mismo derecho que todos a dar mi opinión de lo ocurrido. He leído miles y miles de comentarios en todas las redes sociales, algunos negativos y otros que, a mí personalmente, me han emocionado porque me hacen tener fe en la humanidad. También he recibido muchos mensajes de apoyo, en los cuales no solo se me animaba para recuperarme lo más antes posible, sino que también se me transmitía mucha fuerza y energía para proceder con la denuncia y conseguir que esos vigilantes de seguridad que me agredieron física y moralmente paguen por lo que considero que es justo.Renfe asegura que obstaculizaba el paso con mi patinete y una señora, a la cual desconozco por completo, gritaba ante mí: “Si usted va legal, no tiene miedo a nada”, pero lo que más me dolió como ser humano que soy, porque os recuerdo que soy humano, que tengo corazón y que a mí también me duelen las palabras y los golpes, fue el momento en el que los vigilantes de seguridad me bajaron del tren con violencia y esta señora exclama como si nada: “Unomenos”.En ese instante, sí que me sentí como una auténtica “puta mierda” como bien me llamó uno de los vigilantes, pero no me sentí como una “puta mierda” de compañero, sino como una “puta mierda” de ser humano que soy.Muchos comentaban que los vigilantes de seguridad estaban en todo su derecho de pedirme el billete, yo no sé si estos vigilantes están en su derecho o no, pero lo que sí sé es que no están en su derecho a hacerme sentir como una “puta mierda”, a humillarme como me humillaron, a menospreciarme como persona y a agredirme como lo hicieron. Por otro lado, también leí comentarios en los cuales se decía que mi actitud fue provocadora y que mi único objetivo era conseguir una enorme polémica para darme a conocer.Yo creo que nadie en este mundo con dos dedos de frente, al menos que no sea humano o que sea masoquista, armaría un escándalo sabiendo que puede llevarse una paliza que,mprobablemente, le deje sin trabajo y en la cola del paro. Mi actitud no fue ofensiva, más ofensiva fue la de los vigilantes amenazandome con bajarme del tren por las buenas o por las malas, lo único que pedía, y creo que no es mucho pedir sabiendo que fui al único que le pidieron el billete, es que suba el revisor y yo, personalmente, me encargo de darle el billete, mi NIE y todo lo que haga falta, pero lo que no iba a permitir bajo ningún concepto es que el billete me lo pidan únicamente a mi y, para colmo, que me lo pidan vigilantes de seguridad porque “obtaculizaba el paso de los pasajeros”.No hablamos de dos ni de tres vigilantes de seguridad, sino que nada más ni nada menos que de ocho vigilantes de seguridad. Yo creo que en ningún momento he obtaculizado ningún paso, de hecho creo que de haber sido eso así nadie me hubiera defendido ante el mal trato recibido por estos vigilantes, pero, sin embargo, fueron muchos los pasajeros que me defendieron, unos con buenos modales (como el joven que decía ser policía y que reconocía que esas no eran formas para tratar a un humano o la joven que grababa el vídeo sobre el “buen trabajo realizado por los seguratas”) y otros de forma agresiva (siendo esto normal porque también se trataba de dos extranjeros de nacionalidad marroquí según mi impresión y, evidentemente, van a defender a su paisano como cualquier otra persona lo haría y más si está siendo tratado injustamente).Otra de las frases más repetidas que leí en diferentes publicaciones sobre lo ocurrido es que actué así porque “los extranjeros tenemos muchos más derechos y libertades que los propios españoles de origen”. Bueno, a todas esas personas que afirmaban que los extranjero tenemos más derechos que los propios españoles de origen solo quiero deciros que a mi me quitaron un derecho fundamental como es el transporte público, así como el derecho a una vida digna sin tratos inhumanos.Estos derechos que comentaba no los he establecido yo ni mucho menos, sino que fueron redactados por Miguel Herrero de Miñon, José Pedro Pérez-Llorca, Gabriel Cisneros, Jordi Solé Tura, Gregorio Peces-Barba, Miquel Roca y Manuel Fraga. Me refiero a la llamada “Constitución Española de 1978”, la cual tiene como objetivo “dotar de facultades a las y los servidores públicos para respetar, proteger, promover y garantizar los derechos fundamentales de las y los ciudadanos”. Yo, concretamente me he centrado en algunos de los artículos del Título I de la Constitución Española sobre los derechos y deberes fundamentales que estos vigilantes me han arrebatado y que acreditan que todos somos iguales ante la ley: - Artículo 10: “La dignidad de la persona, los derechos inviolables que le son inherentes, el libre desarrollo de la personalidad, el respeto a la ley y a los derechos de los demás son fundamento del orden político y de la paz social”. - Artículo 13: “Los extranjeros gozarán en España de las libertades públicas que garantiza el presente Título en los términos que establezcan los tratados y la ley”. - Artículo 15: “"Todos tienen derecho a la vida y a la integridad física y moral, sin que, en ningún caso, puedan ser sometidos a tortura ni a penas o tratos inhumanos o degradantes”.Estos “derechos” de los que se me han privatizado demuestran que en la teoría está todo redactado a la perfección y con unas libertades que cualquiera desearía, sin embargo en la práctica en muy pocas ocasiones se han respetado las libertades, sobre todo de los extranjeros, ya que son muchos los casos de discriminación e incluso racismo.La falta de respeto que han tenido hacia mí es intolerable, pues me amenazaron con bajarme por las buenas o por las malas y, aun habiendo enseñando el billete, me bajaron con agresividad y violencia física provocandome una contractura en el trapecio y una contusión en el brazo (no lo digo yo, lo dice el parte médico).A aquel vigilante que al final del vídeo asegura que le cogí del cuello y lo ahorqué, también le reto a que vaya al medico y me enseñe a mí y todo el mundo el parte médico o los rasguños en el cuello públicamente, así como el momento en el que yo lo cogí del cuello.Finalmente, he de decir que mi nombre es Jesús Ndong, soy negro y estoy orgullo de mi color de piel. Hoy, 15 de Octubre del 2018, redacto esta carta en la mismísima Estación de Atocha (Madrid) en la que fui agredido por ocho vigilantes de seguridad y me dirijo a toda la sociedad española, así como a los agentes que me agredieron física y moralmente, para decir públicamente que no pararé hasta que la justicia se ponga de mi parte porque no voy a tolerar ni un solo acto discriminatorio hacia mi persona.También, me dirijo especialmente a todos los extranjeros de este país, legales o ilegales, para decirles que no permitan que nada ni nadie se crea superiores a vosotros por el hecho de proceder de otro país, ser inmigrante legal o ilegal o tener otro color de piel. Asimismo, le transmito un mensaje a esa señora que me trató con desprecio: Ningún ser humano puede ser ilegal, lo ilegal es que un ser humano no tenga dignidad. Autojuzgate antes de juzgar a cualquier otra persona.