La primera vez que la violó fue en el verano de 2016, en la casa de la playa de un familiar en Valencia. Después del ataque, ella estuvo unos meses evitándole, hasta que decidió que tenía que volver a hablar con él porque era su padre. Volvió a sufrir una agresión sexual, esta vez en el domicilio familiar, entre febrero y marzo de 2017. Entonces él le dijo que, si contaba algo, él iría a la cárcel y su madre «se iba a quedar sola». En septiembre de aquel mismo año se produjo la tercera violación, también en su casa.

Es lo que relató a la Policía la menor de 15 años cuyo padre fue detenido en mayo en Murcia por, presuntamente, dejarla embarazada. La víctima explicó a los agentes que, en el tercer ataque, su progenitor la llamó a su habitación y le dijo que «si quería salir con sus amigas, tenía que hacer lo que él dijera».

Entonces, prosigue la adolescente, el hombre la empujó a la cama y comenzó a quitarle la ropa. Ella intentó zafarse, sin éxito: el adulto la violó una tercera vez, recuerda, tal y como informaron fuentes cercanas al caso.

La víctima también señaló en su declaración ante la Policía que su padre le obligaba a que le besase en la boca, y que automáticamente la golpeaba cuando veía que ella se limpiaba, por asco.

La tercera violación, relata la joven, fue en septiembre. Y allá por noviembre fue cuando empezó a encontrarse «muy mal, mareada y con náuseas». Estaba embarazada. En este sentido, contó a los agentes que su padre le había dicho que «si eso sucedía alguna vez, tenía que decir que se había acostado con algún amigo o echarle la culpa a otra persona». Añadió que el adulto jamás utilizó preservativo, en ninguna de las tres violaciones.

En enero de este año, estando en clase, se sintió mal y comenzó a vomitar. Su madre pidió cita con el médico y éste confirmó que la menor se encontraba en estado.

La mujer no sabía nada de lo que estaba pasando, insistió la menor ante la Policía. Aunque en un primer momento se detuvo también a la progenitora (dado que había acompañado a su hija a abortar en aquella ocasión), las investigaciones posteriores, así como el testimonio de la víctima, han corroborado que la mujer no era conocedora de los hechos. Ella pensaba que, tal y como le había dicho su hija, la había dejado embarazada un amigo, y que se trataba de un chico de su edad.

Después de interrumpir el embarazo, el hombre, explicó la adolescente, volvió a intentar agredirla sexualmente, aunque ella pudo evitar el ataque «defendiéndose», relató a la Policía la joven.

La menor tenía pavor de contar a su madre lo que le estaba pasando. Poco antes de denunciar, acabó desahogándose con su mejor amigo, que fue quien le animó a que buscase ayuda: en concreto, le aconsejó que lo contase a una profesora del instituto. Ese mismo día, la adolescente habló con la orientadora de su centro. Después acudió, en compañía de su abuela, a declarar ante la Policía.

Fue precisamente la abuela la que, tras el arresto de sus padres, se hizo cargo de la tutela de la menor. Con la madre libre de sospecha, regresó a su lado. El padre sigue en prisión provisional.