Los murcianos que paseen hoy por Santo Domingo no podrán evitar elevar su mirada hacia el ficus que preside la plaza y que, pese a no tener el porte que le ha caracterizado durante más de cien años, sigue siendo un símbolo de la ciudad que esperamos que nos siga acompañando por cien más. Era la una de la tarde del 16 de junio de 2017 cuando esta céntrica plaza de la ciudad se conviritó en un caos con decenas de personas corriendo tras caer sobre las terrazas de los bares que hay en el entorno más de doce toneladas de ramas. El ficus de Santo Domingo se quebró y dejó caer la mayor parte de su ramaje como consecuencia del estrés térmico e hídrico que venía sufriendo.

En ese momento había bastantes personas sentadas en las terrazas de Lizarrán y LlaoLlao, hacia donde cayó la mayor parte del árbol, aunque pudieron salir corriendo. De manera inmediata los transeuntes, ayudados por policías locales, se pusieron a buscar de forma desesperada entre las grandes ramas que quedaron en el suelo por el temor a que hubiera alguien atrapado entre los restos del árbol. Afortunadamente todo quedó en un susto.

Desde ese momento el ficus se ha convertido, en palabras del concejal de Modernización de la Administración y Desarrollo Urbano, José Guillén, en «el árbol más mimado de España». De forma inmediata, sólo 24 horas después de aquel suceso, se procedió a realizar una poda drástica del monumental árbol que preside Santo Domingo, lo que hizo que se llegara a decir que el ficus había pasado a convertirse en un bonsái.

En este año todos los ojos del Servicio de Parques y Jardines del Ayuntamiento de Murcia han estado puestos sobre el ficus, así como en los ejemplares que hay en otras zonas de la ciudad (jardín de Floridablanca o Cuartel de Artillería), donde se han extremado las medidas de control y vigilancia.

Tras la poda de descargue, con la que se perseguía reformar el árbol y eliminar aquellas ramas dañadas, se trataron las heridas con antibiótico para evitar infecciones fúngicas innecesarias, se sanearon éstas con instrumental de carpintería para darles una forma adecuada evitando cavidades donde pudiera entrar el agua y fomentar las pudriciones y se cubrieron las heridas con arpillera para evitar quemaduras innecesarias en ramas y tronco del árbol, una especie de paños que rodeaban el tronco principal simulando ser una tiritas con las que cubrir sus heridas y favorecer la recuperación de las zonas más dañadas.

Tras comprobar que la caída de las ramas de ficus de Santo Domingo estuvo originada por el estrés hídrico y térmico que había sufrido este ejemplar se pusieron en marcha medidas para corregirlo y controlarlo. Entre ellas, se cubrió el parterre con 'mulching' (cortezas de distintas especies) para evitar subidas de temperatura innecesarias del suelo, se instaló un sistema de riego para aportar agua de manera superficial y fomentar el crecimiento de raíces adventicias que ayudan a suministrar agua al árbol y se instaló un sistema de nebulización para bajar la temperatura del ejemplar.

Sensores para un control in situ

Sensores para un control in situGuillén recuerda que una de las acciones más destacadas y en las que se ha hecho uso de las nuevas tecnologías para el control del árbol ha sido la instalación de sensores con el fin de monitorizar de manera constante las condiciones ambientales de humedad del entorno del ficus (temperatura, humedad ambiente, humedad foliar y humedad del suelo) así como el grosor de varias ramas, en diferentes orientaciones.

En este caso Murcia es pionera, ya que es la primera vez en toda España que se usan estos sensores en árboles ornamentales (únicamente se habían instalado en frutales). En total, Parques y Jardines ha colocado cerca de 70 sensores, tanto en el ficus de Santo Domingo como en los ficus del jardín de Floridablanca.

Esta toma de datos permanente va a permitir predecir situaciones de estrés del árbol y minimizar los riesgos, con el consiguiente incremento de los niveles de seguridad del mismo. Desde el Ayuntamiento de Murcia señalan que actualmente el estado vegetativo del ficus es bueno y lo que se está haciendo es promover el crecimiento de ramas con el fin de seleccionar posteriormente las ramas más idóneas para desarrollar la copa del árbol, aunque se mantendrá un perímetro de seguridad para que las ramas no lo excedan y evitar que una situación como la vivida el pasado año se vuelva a repetir.