Un grupo de españoles, algunos de ellos de la Región de Murcia, sufrieron en sus propias carnes la tensión vivida el pasado viernes en la ciudad alemana de Múnich, que fue víctima del ataque de un joven de 18 años que protagonizó un tiroteo con nueve muertos y 16 heridos en un centro comercial cercano al Parque Olímpico.

Juan María Jiménez, que trabaja para la radio municipal de Loja (Granada) y disfrutaba de unos días de vacaciones en Alemania junto a otros nueve vecinos de la localidad andaluza, relató su dramática experiencia en declaraciones a EFE; una jornada angustiosa que pasó en su mayor parte refugiado junto a sus paisanos y un grupo de otros cinco españoles de la Comunidad Valenciana y Murcia en un lujoso hotel cercano al epicentro del suceso.

El ataque comenzó en torno a las seis menos diez de la tarde, y hasta las dos de la mañana el grupo de españoles no pudo salir del edificio en el que recibieron cobijo ante el caos que se había desatado fuera. «Pensábamos que era un atentado porque todo era una locura y pánico, hasta que las calles se quedaron desiertas», afirma Jiménez, que narró cómo se quedaron 'atrapados' ante la masiva paralización de la ciudad.

Jiménez detalló que el centro en el que estaban cerró, que los tranvías se acumulaban por el cierre del transporte público y que la gente a su alrededor corría buscando un sitio en el que esconderse, «incluso vimos un carrito de bebé abandonado», destacó. Tuvieron que pasar varias horas en el hotel hasta poder volver a sus respectivos lugares de hospedaje. En ese tiempo, se mantuvieron informados por los medios de comunicación españoles y las redes sociales, y es que ninguno de los integrantes del grupo habla alemán, lo que generó más incertidumbre y miedo entre ellos.

«Estábamos en un comercio cuando la cara de la cajera cambió y una voz en alemán pidió desalojar el centro y ya todo el mundo empezó a correr», recordaba este lojeño, que como el resto de los clientes abandonó el local y buscó refugio; en su caso, en el habitáculo de un cajero automático, desde el que vieron cómo las calles se quedaban vacías de viandantes y se llenaban de agentes con metralletas, coches policiales y el sonido de sirenas.

«Vimos a un policía y cuando le íbamos a preguntar, corrió con la metralleta hacia una calle cercana al cajero en el que estábamos y volvimos a refugiarnos», explicó Jiménez, que tuvo que huir hasta el citado hotel porque la zona en la que se encontraba -cercana a la céntrica plaza Karisplatz- fue desalojada por la alerta de un segundo tiroteo que no fue real.

Finalmente, a eso de las dos de la madrugada, el grupo de granadinos, valencianos y murcianos lograron salir de hotel en taxis y volver a sus respectivos hoteles, una vez recuperada una cierta normalidad en la ciudad de Múnich.

Tras descansar en sus lugares de hospedaje, ayer tocaba reponerse del susto y disfrutar de lo que les queda de vacaciones.