El Laboratorio de Óptica del campus de Espinardo que dirige el catedrático Pablo Artal ha diseñado unas lentes con tecnología de telescopios espaciales capaces de reducir hasta en un 40 por ciento la ceguera provocada por la degeneración macular asociada a la edad.

En la actualidad se están realizado ensayos clínicos en más de 200 pacientes del Reino Unido, Alemania e Italia y los receptores de estas innovadores lentes han experimentado una mejora de la visión de entre un 20% y un 40%, de acuerdo a los datos preliminares que maneja el London Eye Hospital con el que colabora Artal.

La revista Biomedical Optical Express acaba de presentar este avance tecnológico que posibilita un tratamiento quirúrgico contra la primera causa de pérdida total de la vista en mayores de 55 años mediante unos dispositivos que se implantan en 10 minutos y sin necesidad de suturas, al ser los primeros fabricados con un material flexible.

«La principal ventaja que aportan nuestras lentes radica en que hemos sido capaces de fabricarlas con un material flexible, que se inyecta en el ojo a través de una incisión tan pequeña que no requiere de suturas, lo que reduce considerablemente el riesgo de infección y las complicaciones posoperatorias», explicó el investigador murciano. «Es como dar el salto de una operación a corazón abierto a un corte del tamaño de la ranura de un cerradura», detalla el profesor Artal.

Según Artal, miles de afectados por degeneración macular asociada a la edad (DME) podrán volver a conducir, leer, ver la televisión y reconocer caras gracias al último avance óptico creado por el Laboratorio de Óptica de la Universidad de Murcia .

El equipo de investigación de Artal, reconocido experto mundial en óptica adaptativa, se ha servido de tecnología propia de los telescopios espaciales para crear unas lentes intraoculares capaces de disminuir la pérdida de visión progresiva e irreversible que padecen los afectados por este grave trastorno ocular en el que el paciente pierde la visión central al dañarse los vasos sanguíneos que irrigan la mácula, una zona de la retina que se encarga de que nuestra vista sea más nítida y pueda apreciar los detalles.

Los enfermos con DME en fase aguda estaban condenados a la ceguera al no existir un tratamiento farmacológico ni quirúrgico eficaz y seguro. La revista científica Biomedical Optical Express describe en su último número el avance tecnológico que el equipo de investigación del físico Pablo Artal ha desarrollado para obtener los minitelescopios en estrecha colaboración con el doctor Qureshi, director y fundador del London Eye Hospital (Reino Unido).

Inspirados por Galileo Galilei

El propósito de este oftalmólogo era intervenir a los afectados por DME utilizando el mismo tipo de microcirugía que se emplea en la operación de cataratas. «Nos inspiramos en el primer telescopio que construyó Galileo Galilei en 1609 para demostrar que la Tierra giraba alrededor del Sol», detalla Artal.

«Se trata de un telescopio de refracción, con una lente positiva y otra negativa, y a partir de ahí resolvimos los problemas que presentaban otros procedimientos ópticos fallidos para tratar la DME que también reproducen el telescopio de Galileo», añade el investigador. Las lentes que utilizan desplazan la visión del paciente hacia el área periférica del ojo, evitando así la zona central dañada, y de esa forma el paciente controla su visión sin necesidad de girar bruscamente la cabeza cada vez que enfoca un objeto y, además, el diseño óptico avanzado soluciona graves problemas de adaptación a las particularidades que posee cada ojo.

El catedrático de Óptica de la Universidad de Murcia remarca que «no se trata de una cura, pero devolver ese porcentaje de visión a una persona con DME puede significar darle la oportunidad de volver a conducir o leer».