Decir que el salón elegido en la Convalecencia para la toma de posesión del nuevo presidente del Consejo Social de la Universidad de Murcia se quedó pequeño es decir poco. Difícilmente podría haber entrado alguien más en la sala, donde los asistentes -entre los que había muchos políticos, sobre todo del PP, pero también responsables universitarios, representantes de los sindicatos y empresarios- tropezaban unos con otros casi literalmente al intentar moverse de un sitio al otro. Todos querían ver a Javier Ruano, economista y miembro de la Ejecutiva del PP, jurar el cargo como nuevo presidente del Consejo Social, un órgano que tiene encomendada la difícil tarea de ser enlace entre la sociedad y la Universidad.

Diez años como secretario de ese Consejo bajo el mandato, primero de Juan Bernal y más tarde de Juan Manuel Martínez, le valen como la impecable carta de presentación de quienes le consideran la mejor opción para ocupar un puesto que designa directamente el Gobierno regional. Su antecesor, presidente de honor de Mapfre, lo dijo muy claro: «Yo no conocía a Javier antes de llegar al Consejo y me ha enamorado, por cómo trabaja, porque es riguroso e inteligente. Además, aporta un valor muy importante: su juventud, y eso es importante porque el cambio generacional está ocurriendo en todos los sectores».

La declaración de amor de Juan Manuel Martínez provocó alguna carcajada en la abarrotada sala y la sonrisa orgullosa de su mujer, Pilar, y de sus tres hijas; que seguían el acto en primera fila.

Para ellas, para sus hijas, fue la dedicatoria más especial. Javier Ruano explicó que quiso que Elena, Piti y Carla estuvieran ayer en el acto para «asumir, ante ellas, el compromiso con su generación de trabajar para conseguir una institución universitaria cada vez mejor»; lo que garantizará, dijo, que haya una sociedad mejor.

Para cumplir con su objetivo, Ruano explicó que trabajará desde su nuevo cargo para crear un plan anual de actuación para potenciar las relaciones entre la Universidad y la sociedad con una idea en la mente: conseguir que los resultados de investigación lleguen a las empresas y la UMU pueda ser «ese motor científico que de nada sirve si lo que se investiga no llega a nuetra sociedad».

Otro de sus objetivos, remarcó, será el de perseguir la independencia del Consejo y trabajar para que las universidades tengan una financiación plurianual que les permita hacer una planificación de futuro. Eso sí, matizó, «eso debe pasar tan pronto como haya unas condiciones buenas para ello, y la Comunidad consiga la estabilidad que necesita y un plan de financiación adecuado».

Javier Ruano dejó clara también su opinión sobre la financiación por objetivos, que es hacia donde cree que debe caminar la Universidad de Murcia.

El guante lo recogió el rector, José Orihuela. «No tenemos miedo a la rendición de cuentas», dijo, para dejar claro también una máxima que el rector repite siempre que puede; que «hay que cuidar también la investigación básica y no todo el conocimiento tiene que ser aplicado a la empresa».

Dicho esto, Orihuela manifestó su satisfacción por que el Gobierno de Garre haya elegido a una persona con un currículum que refleja formación y experiencia en área jurídica y financiera. «Necesitaremos sus análisis financieros», dijo, para después lanzar una petición directa al recién elegido presidente del Consejo Social: «Traiga a las empresas a la Universidad, nosotros nos acercaremos, pero usted tiene que traerlas».

El presidente, Alberto Garre, que firmó en el libro de oro de la UMU, valoró el Consejo Social «como un órgano de vital importancia».

El acto de toma de posesión sirvió para que se dieran cita en la Convalecencia exrectores como Cobacho y Ballesta, cargos del anterior equipo de Gobierno de la Universidad de Murcia, o representantes sindicales como Daniel Bueno, de CC OO, y miembros de la Asamblea Regional como la socialista Begoña Retegui. Y entre ellos, gran parte de la primera plana del Partido Popular, con los consejeros a la cabeza (Pedro Antonio Sánchez, Juan Carlos Ruiz, José Gabriel Ruiz y Franciso Martínez Asensio); así como el alcalde Cármara, rodeado de un buen número de sus concejales. Nadie quiso perderse el gran momento de uno de los hombres emergentes dentro del Partido Popular.