Social

El calvario de Manuel, de San Javier: "Me asfixio con andar unos pocos pasos"

No sale de casa por sus 330 kilos y pide a los organismos públicos "poder vivir con normalidad"

"Necesito perder veinte kilos para lograr subirme a la ambulancia", afirma

Manuel Salomón, 34 años, en la cama en la que pasa  la mayor parte de su día.

Manuel Salomón, 34 años, en la cama en la que pasa la mayor parte de su día. / L.O.

Chema Fernández

Los prejuicios rodean a la obesidad. Para muchos, existe una asociación exclusiva entre la obesidad y los hábitos alimenticios, mientras que otros atribuyen la condición a una supuesta falta de voluntad para realizar ejercicio o consumir alimentos saludables. Sin embargo, la realidad es más compleja, ya que la comida no es la única causa. La obesidad se ve de manera frecuente influenciada por trastornos alimenticios, problemas de salud mental y una predisposición genética.

Manuel Salomón es un joven de 34 años natural de San Javier que está pasando por un infierno a causa de sus más de 330 kilos. Hace unos años comenzó a revertir su situación gracias a que los Servicios Sociales lo ingresaron en el Hospital Perpetuo Socorro de Cartagena y llegó a perder más de cien kilos. Manuel abandonó el hospital debido a su incomodidad a causa de malas prácticas llevadas contra él desde el Servicio Murciano de Salud, según denuncia. Actualmente, ha recuperado otra vez ese peso y reclama a los Servicios Sociales que le vuelvan a ayudar, pero estos le han dejado de lado. «Los Servicios Sociales de San Javier no me cogen el teléfono y han renegado de mí», setencia Manuel. Según cuenta, lo que le llevó a pesar en el pasado más de 360 kilos fue un cúmulo de situaciones complicadas: «Padezco depresión además de sufrir varios trastornos alimentarios y todo esto se juntó con un entorno familiar malo porque mi hermano pequeño que es autista me agredía y en casa habían muchos gritos».

Manuel no sale de casa, su día a día está totalmente condicionado por su peso. No se puede casi mover y se pasa la mayor parte del día encamado. «Intento salir de la cama durante la mañana pero me supone un grandísimo esfuerzo físico. Me asfixio con andar unos pocos pasos de mi habitación al salón», indica.

«Los Servicios Sociales de San Javier no me cogen el teléfono y reniegan de mí», señala con resignación

Tras pedir ayuda, el Servicio Murciano de Salud lo internó durante un año en el hospital y consiguió perder alrededor de 100 kilos. Cuando se cumplió el año, Manuel cuenta que el propio Servicio Murciano le comunicó que tenía que abandonar el hospital y que ya se había cumplido su tiempo de estar allí. «Mi familia y yo intentamos por todos los medios que me dejaran más tiempo puesto que no estaba recuperado del todo», comenta el sanjaviereño. Tras mucho esfuerzo consiguió continuar su tratamiento en el hospital de manera indefinida. Pero, a partir de ese momento la situación cambió. El joven afirma que no tiene pruebas de esto y no puede denunciarlo, pero cree que desde el Servicio Murciano de Salud empezaron a hacerle «putadillas para que abandonara el hospital ».

La gota que colmó el vaso fue cuando en pleno verano le comunicaron que no le podían encender el aire acondicionado, esto sumado a su peso fue un obstáculo insalvable para residir con comodidad en el centro. Además, «estaba allí solo, sin mi familia, me rodeaba de personas mayores y al final pues me fui. No tendría que haberme ido, cometí un error, pero me minaban la moral», reconoce Manuel.

«Me parece una vergüenza que los Servicios Sociales de San Javier me hayan abandonado a mi suerte solo porque yo cometiera el error de volver del hospital, no me parece justo», afirma de manera contundente.

«Cuando tenía 16 años estaba bien de peso, pesaba cerca de cien kilos, podía hacer deporte y todo». Su etapa en el instituto fue complicada, «no me pegaban ni me agredían porque seguramente me tenían miedo pero sí que me hacían el vacío y siempre estaba solo», afirma. No llegó a terminar la ESO y después en 2015 trabajó durante dos años en la asociación Aidemar, el centro donde estaba su hermano, en la que realizaba tareas de administración e informática.

El joven cree que desde el Servicio Murciano de Salud le hicieron «putadillas» para que abandonará el hospital

«Yo vivo con mi madre y con mi hermana mayor y ellas son las que me echan una mano». Su madre también está enferma y no puede hacerle la comida, por eso se la traen de un centro social de San Javier.

La salud mental está estrechamente vinculada con el estado emocional. Factores como el estrés, la ansiedad o la depresión pueden desencadenar conductas alimentarias poco saludables como comer en exceso o recurrir a la comida como forma de escape. «La depresión y ansiedad me llevan a sufrir atracones, sobre todo por la noche», sentencia.

Manuel está intentando llevar a cabo su propio plan a corto plazo. Está centrando todos sus esfuerzos en procurar comer lo menos posible para conseguir perder peso: «Necesito perder veinte kilos para lograr subirme a la ambulancia y tener una cita con mi endocrino». La dieta que está intentando llevar se centra en comer al medio día la comida que le traen de fuera y por la noche está esforzándose por solo tomar unos batidos.

«Ya no puedo más, llevo toda la vida siendo obeso y quiero operarme lo antes posible para ponerle fin a todo esto», desea . Está cansado de no poder hacer vida normal y una de las cosas que quiere hacer cuando todo esto pase es sacarse el carné de conducir. Al no poder salir de casa, no tiene amigos,solo tiene relaciones esporádicas por internet. «Solamente me relaciono con mi familia». Reclama volver a entrar en el hospital o por lo menos que le atiendan el teléfono, pide que «por favor» le ayuden porque realmente lo necesita.

Respuesta del Ayuntamiento

Desde el Ayuntamiento responden que Manuel y su familia han sido atendidos desde Servicios Sociales en reiteradas ocasiones desde hace más de 10 años. «La intervención ha estado coordinada con Aidemar, puesto que tanto Salomón y algunos de sus familiares han sido y son usuarios. Actualmente la familia está siendo atendida por los Servicios Sociales y por Aidemar» indican.