Semana Santa

Los encarnados desatan su pasión en Lorca antes de la Procesión del Silencio

La Virgen de la Soledad, el Señor de la Penitencia y el Cristo de la Sangre se ‘abrazan’ en la plaza de la Estrella ante el fervor y el júbilo de los presentes en el barrio de San Cristóbal

Encuentro de las tres imágenes de la Archicofradía del Cristo de la Sangre de Lorca

Solete Slow Photo

Daniel Navarro

Daniel Navarro

La pasión rabalera estallaba anoche en el encuentro de las tres imágenes de la Archicofradía del Cristo de la Sangre, cuyos fieles abarrotaban el barrio de San Cristóbal en una cita de júbilo y fervor previa a la Procesión del Silencio. La Santísima Virgen de la Soledad abandonaba la iglesia de San Cristóbal cuando el sol ya se había escondido y el barrio parecía ‘tomado’ por diminutas estrellas que comenzaban a llenar de luz las calles por las que la imagen de Sánchez Lozano iba en busca de su hijo. A hombros la portaban sus costaleras en una noche gélida. Meciéndola suavemente la llevaban al ‘encuentro’ en una plaza de la Estrella nunca antes vista tan repleta de fieles que aguardaban desde bien temprano el encuentro de la madre con el hijo.

Tambores y cornetas se dejaban sentir desde el barrio vecino, el de San Diego. Allí pasaba el Santísimo Cristo de la Sangre antes de regresar a casa. Así las cosas, los costaleros lo portaban a hombros y emprendían el camino. A su paso, gritos y vítores desde balcones y ventanas. Con paso firme dirigían al trono al encuentro con la madre mientras se sucedían los relevos de costaleros. El cornetín de mando anunciaba los cambios y el reinicio del desfile mientras el encuentro estaba cada vez más cerca.

Y mientras Jesús se mostraba en la cruz en agonía, otro Jesús partía de la iglesia de San Cristóbal, Nuestro Señor Jesús de la Penitencia. Cristo en el momento de la flagelación, de pie, sin verdugos, con las manos atadas por las muñecas a una columna, sin apenas lograr sostenerse espera lo que está por llegar. Por las calles desfila en silencio, buscando el consuelo, buscando el amor, buscando el cariño de su madre para hacer más llevadero el difícil trance.

Actos del día

20.00 - Triduo en honor de la Santísima Virgen de la Amargura, en la Capilla del Rosario.

23.00 - Bajada penitencial del Santísimo Cristo de la Misericordia, en la ermita del Calvario.

23.59 - Encuentro del Santísimo Cristo de la Misericordia con el Santísimo Cristo del Perdón, en la iglesia del Carmen.

23.59 - Serenata a la Santísima Virgen de la Soledad, en el Atrio de San Cristóbal.

A lo lejos, en la plaza de la Estrella, se adentraba la Virgen de la Soledad. Y frente a ella, su hijo atado a la columna y a su lado agonizando en la cruz. Los tambores se hacen uno y las cornetas y trompetas rezan mientras los tronos se acercan lo máximo posible para lograr el abrazo eterno de la madre con su hijo.

Y el ‘encuentro’ encarnado se vive bajo la luz de una intensa luna mientras el Cristo de la Sangre mira hasta lo más alto y parece decir: «¡Dios mío!, ¡Dios mío!, ¿por qué me has abandonado?». Y eleva la mirada implorante al cielo para invocar la intercesión divina mientras su madre no encuentra consuelo viendo la muerte de su hijo cada vez más cerca.