Desfile

Tres culturas en Lorca unidas por la historia

Musulmanes, judíos y cristianos rememoran el pasado de la Ciudad del Sol en el Gran Desfile Parada de la Historia Medieval con los hechos más destacados sucedidos entre los años 713 y 1488

Uno de los momentos del desfile a su paso por la Avenida Juan Carlos I, este sábado en la Ciudad del Sol. | D.NAVARRO

Uno de los momentos del desfile a su paso por la Avenida Juan Carlos I, este sábado en la Ciudad del Sol. | D.NAVARRO / daniel navarro

Daniel Navarro

Daniel Navarro

La Ciudad del Sol viajaba este sábado en el tiempo de la mano de la Federación San Clemente. Aunque las fiestas en honor al patrón dieran comienzo el pasado 30 de octubre, y se extenderán hasta el 14 de diciembre, en el día de ayer vivían uno de sus puntos culminantes.

Cientos de figurantes y personajes históricos de Lorca tomaban la principal arteria de la ciudad para rememorar los hechos más destacados sucedidos entre el 713 y 1488. No en vano, el Gran Desfile Parada de la Historia Medieval es el preámbulo de la celebración del día del Patrón, San Clemente, en el que miles de lorquinos acudirán al Castillo para recrear la refriega y la capitulación de la Ciudad.

En un día lleno de actividad, San Clemente salía en procesión desde la antigua colegiata de San Patricio cuando los rayos del sol aún iluminaban la fachada principal del templo. Transitaba en su trono por el recinto histórico hasta la Plaza de Calderón de la Barca. Allí le esperaba el grupo de Coros y Danzas Virgen de las Huertas, que salía del coliseo lorquino donde tenía lugar el XVII Festival Nacional de Folclore para honrar al Patrón bailando la ‘Jota Lorquina’. Desde allí continuó su periplo hasta la Plaza del Óvalo, desde donde presidía todo el desfile para sumarse al final.

Los Bereberes de Campillo abrían el desfile y situaban a los visitantes en el inicio de la historia que cuenta el Gran Desfile Parada, la época medieval, allá por el año 713, cuando comenzaba la implantación de la cultura islámica en la península. Muladíes de Lurqa les seguían y, a continuación, los Caballeros del Santo Sepulcro, el grupo más reciente de los procesionan, y compuesto por jóvenes de entre 15 y 22 años, luciendo la Cruz de Godofredo en los trajes y capas. Almohades de Lurqa seguían a los caballeros, representando la llegada de los Almohades a la zona a partir de finales del siglo XII, que supuso la vuelta al cumplimiento estricto de los preceptos del Islam y el preludio de la llegada cristiana.

La mesnada del Infante don Alfonso seguía a los almohades, significando el paso por capitulación de la ciudad de Lorca en 1244, de la dominación musulmana al protectorado cristiano Castellano. El infante Alfonso, que se convertiría más adelante en Alfonso X el Sabio, lucía la ‘corona del fecho del imperio’, una réplica exacta de la conservada en la Catedral de Toledo, así como una capa estrenada el año pasado inspirada en las miniaturas de las cantigas de Santa María.

Mudéjares de Lurqa y Benimerines relataban los acontecimientos sucedidos a continuación, estos últimos anunciados con un estandarte bordado en oro y plata réplica del arrebatado por las huestes lorquinas en la Batalla del Salado. Detrás, las Damas de Aragón y Bene Levi, el primero de los grupos judíos en aparecer en el desfile. Les seguían los caballeros de Xiquena, un grupo compuesto exclusivamente por caballería, que representaba la toma del cercano Castillo de Xiquena en el año 1433. Detrás, los Caballeros de la Orden Templaria de San Juan que portaban el Guion Real de Juan II, espléndidamente bordado a mano, con técnicas del tradicional bordado lorquino.

Estampas de otro tiempo

Bene Abendanno y Abencerrajes, a continuación. Y Bene Aventuriel, que escoltaban un templete en cuyo interior iba la Janucá, uno de los grandes símbolos de la región judía.

Los Caballeros y Damas de los Reyes Católicos precedían a la imagen de San Clemente, cierre inmejorable del desfile. Acompañando a los Reyes Católicos se podía contemplar el estreno de este año. 500 años después, el Estandarte de Armas de Caballería de los Reyes Católicos volvía a desfilar en Lorca gracias a la réplica bordada en los talleres de Silvia Teruel.

En concreto la pieza, realizada sobre tejido de damasco carmesí, reproduce en sedas y oro la iconografía heráldica del distintivo de la caballería real que acompañó a Fernando el Católico durante su entrada solemne a la ciudad en el año 1488.

En este sentido, cabe destacar que el diseño ha sido realizado reconstruyendo la traza gracias a la colaboración de la Capilla Real de Granada, donde se conserva el estandarte original, por David Torres del Alcázar en colaboración con los técnicos del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico. Este grupo se verá completado en el futuro con la incorporación de los sitiales de los Reyes Católicos, que conformarán una carroza de grandes dimensiones, acorde a la importancia de los personajes que la acompañarán.

Y para cerrar la Edad Media en Lorca, aparecía San Clemente. Precedido por la réplica de la Cruz de Cristal de Roca, sobre la que el rey Fernando el Católico juró los fueros, privilegios, derechos y prebendas de Lorca en 1488, era escoltado además por representaciones del Colegio cardenalicio. En este sentido cabe destacar que en el presente año se conmemora el 75 aniversario desde que la nueva figura de San Clemente, encargada para sustituir a la desaparecida durante la Guerra Civil, llegara a la Ciudad del Sol.