Conventos

Tres carmelitas murcianas entre la nueva comunidad que ha refundado el convento de Bocairent en Valencia

El convento vuelve a tener vida contemplativa, tras la salida de las Agustinas hace veinte años

Monjas naturales de Yecla en el nuevo convento valenciano

Monjas naturales de Yecla en el nuevo convento valenciano / La Opinión

Enrique Soler

Enrique Soler

Un buen número de feligreses de la parroquia del Niño de Jesús de Yecla, se desplazaron hasta la población valenciana de Bocairent, enclavada en el Valle de Albaida, para acompañar a las carmelitas yeclanas que formarán parte de la nueva comunidad que refunda el convento, tras la salida de las Agustinas hace veinte años. La nueva congregación de carmelitas, procedente de Piedrahita en Ávila, fueron recibidas entre el calor de los vecinos que las esperaban a la entrada del municipio en el puente de San Blai. Entre las hermanas se encontraban seis de la Comunidad Valenciana y tres de la Región de Murcia, dos de ellas, yeclanas: Raquel de Jesús y Fátima del Corazón de Cristo y María Dolorosa, que aún es novicia, según informa el periódico Levante, del mismo grupo editorial que La Opinión.

Tras la bienvenida se dirigieron a la parroquia Nuestra Señora de la Asunción, donde se entonó el "Te deum", dando gracias a dios por la llegada de las religiosas a dicho pueblo que recupera la presencia de la vida contemplativa en su monasterio después de 20 años. 

Las madres saludando a las felibresas yeclanas

Las madres saludando a las felibresas yeclanas / La Opinión

Después, hicieron su llegada al convento, donde saludaron a todos los asistentes, ya que, aún no está cerrada la clausura y se pudo saludar directamente a las hermanas. 

Durante la ceremonia eclesiástica, el párroco Vicent Femenia también evocó el mazazo que supuso la disolución de la comunidad de agustinas hace veinte años para poner en valor los constantes intentos que la comunidad parroquial ha llevado a cabo desde entonces para que la vida contemplativa regresara al pueblo y al arciprestazgo tras conseguir -con mucho empeño- la supervivencia del monasterio.

La falta de vocaciones

La falta de vocaciones está provocando que muchas comunidades religiosas tengan que agruparse, lo que conlleva al cierre de conventos. La derivada de esta situación es que las propias comunidades se vean abocadas a la venta de los mismos e instituciones o las propias diócesis tengan que buscar una segunda utilidad, a lo que durante siglos fueron centros de oración y vida contemplativa alejados del mundanal ruido. En el propio municipio de Yecla lo vivieron con las Concepcionistas La Orden de la Inmaculada Concepción cerró en 2015 su convento por la falta de vocaciones y en 2020 las monjas que se unieron a la comunidad de Algezares han firmado un convenio por el que el convento pasaba a manos del obispado. 

Esta era la voluntad de Antonio Ibáñez Galiano, un sacerdote de Yecla que cedió, a finales del siglo XIX, a las monjas el edificio en usufructo hasta que estas abandonaran el convento, momento en el que, según la voluntad del sacerdote, tendría que pasar a manos del obispo de Cartagena

Misma situación que vivieron las madres de Santa Teresa de Jornet, en el año 2015, tras más de 130 años de servicio en Jumilla a los mayores desamparados. Un edificio que, tras seis años de permanecer cerrado, lo gestiona en la actualidad la Fundación Mensajeros de la Paz.

En Cehegín, los Franciscanos que custodiaban a la patrona de la ciudad, La Virgen de las Maravillas, también abandonaron la fundación, cuya iglesia y custodia pasó a manos de la diócesis de Cartagena

En Cehegín, los Franciscanos que custodiaban a la patrona de la ciudad, La Virgen de las Maravillas, también abandonaron la fundación, cuya iglesia y custodia pasó a manos de la diócesis de Cartagena. Ahora mismo parte del convento lo ocupa la UCAM para la docencia, concretamente una Escuela de Idiomas.

Última procesión de la Virgen de las Maravillas con la comunidad de Franciscanos

Última procesión de la Virgen de las Maravillas con la comunidad de Franciscanos / Enrique Soler

Una situación más complicada se vivió en Mula, cuando las clarisas abandonaron el convento y se llevaron parte de los bienes, lo que llevó a la Comunidad a iniciar un expediente sancionador. Actualmente el convento está gestionado por las hermanas comunicadoras.

Caravaca, décimo tercera fundación de Santa Teresa de Jesús, también fue abandonada por las carmelitas, que se trasladaron a Valdelentisco (Tallante), el inmueble fue adquirido por la empresa Parador del Convento con el fin de construir un hotel en el municipio. Posteriormente la crisis hizo que el edificio pasará a manos de Bankia y por último a un fondo de inversión.

El consistorio enviaba, a finales de 2019, un requerimiento a los actuales propietarios para que realizarán actuaciones de conversación en ciertas zonas del convento, debido a su mal estado. Finalmente, en 2020, era adquirido por la Comunidad Autónoma y actualmente se están realizando tareas de consolidación.