Tribunales

Amenaza con matar con una navaja a su abogado, al contrario, y al juez en Lorca

El hombre, de Águilas, sacaba el arma de su riñonera tras recibir una resolución en contra

El letrado asegura que mantuvo la calma mientras le gritaba: “vengo a mataros a ti y al otro abogado”

El decano del Colegio de Abogados anuncia que se personarán como acusación particular

El letrado al que amenazaba su cliente acudía horas después, centro, a la concentración a las puertas del Colegio de Abogados con un cartel en el que pedía ‘Dignidad’ para su profesión.

El letrado al que amenazaba su cliente acudía horas después, centro, a la concentración a las puertas del Colegio de Abogados con un cartel en el que pedía ‘Dignidad’ para su profesión. / Pilar Wals

Un cliente amenazaba este miércoles a su abogado de oficio con una navaja tras conocer la resolución de un asunto judicial. El hombre rebuscaba en su riñonera y sacaba una navaja con una hoja de doce centímetros mientras gritaba: “Vengo a mataros a ti, al otro, y al juez”, relataba el abogado de oficio que, en declaraciones a La Opinión, quien solicitaba omitir su nombre completo y pedía que únicamente se hiciera uso de sus iniciales, J. M. C.

Este quedaba a primera hora con su cliente en uno de los despachos de la planta baja del Colegio de Abogados. “Hablé en varias ocasiones con él por teléfono y lo noté un tanto nervioso, por lo que preferí quedar en uno de los despachos del Colegio de Abogados en vez de hacerlo en el mío propio. Era un asunto que se me había asignado y que pertenecía a otro letrado, por lo que me tocó de rebote. Estaba en fase de resolución judicial”, relataba.

El abogado le informaba del dictamen del auto y en ese momento se puso a rebuscar en una especie de riñonera. “Pensé que estaba intentado localizar algún papel que pudiera aportar al caso, pero cuál fue mi sorpresa que de repente sacó una navaja y comenzó a moverla de un lado para otro en tono amenazante. En décimas de segundo pensé mil cosas para zafarme de la situación. Desde gritar, aunque era difícil que alguien me escuchara, porque había cerrado la puerta del despacho para tener mayor privacidad con el cliente, hasta tranquilizarme e intentar por todos los medios que cesara en su intento”.

El hombre no cesaba de proferir amenazas. “No entendía que se trataba de una sentencia y que era el juez el que la dictaba, ni su abogado, ni el contrario, por más que intentaba explicárselo. Y me gritaba: ‘Tú no me quitas más dinero, ni el otro la moto’. Mientras insistía en decir que “estoy muy loco, muy loco, porque tenía cita con el psiquiatra y se me pasó’. En ese momento recordé que me había dicho que tenía que coger el autobús para regresar a casa e intenté convencerlo de que si se iba pronto podría llegar al Águilas a la Casa del Mar y pedir esa cita perdida y además trasladarse al Ayuntamiento y ver la forma de solucionar su situación para poder hacer frente al pago que se le requería”.

Poco a poco el hombre parecía tranquilizarse, “aunque seguía con movimientos bruscos con la navaja de un lado para otro. Logré que se calmara un poco y se marchó. Hasta un buen rato después no se me pasó el susto. Comenzaron a llegar compañeros, porque estaba prevista la concentración a las puertas del Colegio de Abogados, y decidí manifestarme quizás con más razón que nunca. Uno de los carteles ponía ‘Dignidad’ y creí que era el que ese día debía alzar lo más alto posible”, explicaba J. M. C.

Y así lo hizo. En la concentración de los letrados a las puertas del Colegio de Abogados en la Plaza del Caño mostraba el cartel con la palabra ‘Dignidad’. Poco después interponía una denuncia en la Comisaría del Cuerpo Nacional de Policía. El hombre era requerido para presentarse en Comisaría, pero no lo hizo. El Colegio de Abogados, afirmaba a esta redacción su decano, Ángel García Aragón, tiene previsto presentarse como acusación particular. "No podemos permitir que se repitan este tipo de situaciones".

J. M. C. reconocía que pasó miedo. “Sí, pasé miedo. Cómo no pasarlo con una persona frente a ti con una navaja que asegura que te quiere matar. He estado en sock. Ahora, algo mejor, pero todavía con preocupación. Recuerdo, sobre todo, mi insistencia de que guardara el arma, que yo era su abogado y que iba a intentar ayudarle. Nueve o diez veces le repetí que guardara el arma, que no era la solución. Espero que le ayuden a resolver sus problemas y que ningún otro abogado tenga que vivir una situación como esta”.

García Aragón señalaba que las cámaras de seguridad del Colegio de Abogados, grababa la entrada y salida de este individuo, pero no el momento en que permanecía reunido con su letrado de oficio, ya que en los despachos por la privacidad entre defensor y defendido no existen cámaras.