Elecciones 28M

Un carrito, una escalera y una foto de campaña en Lorca

Contratiempos de toda clase terminaron protagonizando lo que se presentaba en un principio como una sesión de fotos electoral sencilla

Una mujer pasa por delante del posado con su carrito, ante la atenta mirada de los candidatos.

Una mujer pasa por delante del posado con su carrito, ante la atenta mirada de los candidatos. / Pilar Wals

La foto oficial de la candidatura socialista a la Alcaldía de Lorca bien podría formar parte de una comedia surrealista. Cuando los planetas parecían alineados —los veinticinco candidatos y sus suplentes estaban perfectamente colocados en el lugar previsto y la fotógrafa estaba dispuesta a pulsar el botón de su cámara—, hacía aparición una espontánea.

Lo hacía sonriente y desfilando como si de la alfombra roja de un gran estreno se tratara. Nunca antes un carrito de la compra repleto de artículos del supermercado causó tanta expectación. La mujer, portando un rollo de papel de cocina en la mano y empujando su carro, transitaba ante los sorprendidos candidatos que fijaron su vista en cada uno de sus movimientos hasta que desaparecía camino de su hogar.

Pero antes, el ‘making of’ de la foto de familia dejaba muchas otras anécdotas. El escenario no parecía elegido al azar, todo lo contrario. Había sido estudiado hasta el más mínimo de los detalles. Los socialistas debían situarse delante de la fuente de San Antonio, un lugar cargado de simbolismo. «Está recién inaugurada después de muchas vicisitudes. Ha sido una lucha nuestra y de los vecinos», recordaba la edil de Fomento, Isabel Casalduero. Pero el mayor triunfo, advertía el concejal de Seguridad Ciudadana y Tráfico, José Luis Ruiz Guillén, es el paso subterráneo «al que no hace tanto tiempo alguien —en alusión al exalcalde, Francisco Jódar— se refería asegurando que era imposible de construir». Los candidatos, la fuente de San Antonio, el paso subterráneo... Y el monte Peñarrubia, que debía esconder el sol en el preciso instante de la foto para evitar el consabido contraluz, parecían ya dispuestos.

Sin embargo, en el instante en que la fotógrafa María José Ruiz Reverte iba a ‘disparar’, se percataba de que necesitaba de una mayor altura para captar la instantánea en toda su plenitud. La búsqueda de una silla no resolvió el problema, a pesar de que Ruiz se ‘plantaba’ encima de ella de puntillas. Había que encontrar una escalera, que llegaba desde una papelería cercana, cuyo nombre parecía premonitorio ‘Scala’.

A esas alturas de la tarde ya no preocupaba el contraluz, todo lo contrario, se hacía imprescindible agilizar el trabajo antes de que llegara la noche y con ella el encendido de las farolas. Dos tandas de candidatos se colocaron. La primera, a pie de acera, mientras que la segunda lo hacían sobre unos altillos traídos expresamente del gimnasio de un primo del alcalde, Diego José Mateos, que había que devolver a la hora prevista para que la jornada gimnástica de los clientes no se viera interferida.

Y mientras, toda la escena era grabada desde las alturas con un dron que dirigía Clemente López Sánchez. Por momentos estaba en lo más alto y al instante bajaba para situarse frente a los candidatos, que posaban mirando de frente, hacia un lado y hacia el otro. Antes, revisión general de atuendos y colocación por orden de lista, pero también procurando que la paridad fuera visible. Respiraciones que se aguantaban para ‘meter tripa’ y retoque de labios y hasta rabillos en los ojos.

Muchos de los candidatos, los más presumidos, preguntaban a sus compañeras de ‘reparto’ si abrochaban sus chaquetas o las dejaban abiertas, ya es que nada se puede dejar a la improvisación en estas elecciones que se plantean casi como una ‘lucha encarnizada’.

En esta fotografía debería captarse unidad, alegría, ideas, sueños, continuidad e ilusión. Se notaba porque unos y otros hablaban de los proyectos futuros para la zona. «Ahí irá una gran superficie que ya cuenta con licencia de obras. Y detrás la nueva residencia de Apandis...», recordaba Diego José Mateos, que era llamado una y otra vez a posar con unos y otros. Los selfis también tuvieron cierto protagonismo y más tarde se veían reflejados en las actualizaciones de ‘whatsapp’ de cada uno de los integrantes de la lista. Para algunos, la sesión se hizo un tanto larga y aprovecharon el abandono de la silla por parte de la fotógrafa para sentarse y descansar en ella, como era el caso del que fuera alcalde de la ciudad, José Antonio Gallego.

La divertida jornada no concluyó con el último disparo de la cámara, ya que los más jóvenes planearon continuar la celebración en ‘Los Padilla’ con morcillas, lomos, patatas con ajo y salchichas, pero ese ‘making of’ queda para otro día.