Infraestructuras

Un gran barco que atraviesa el cauce del río Guadalentín de Lorca uniendo sus dos orillas

La Pasarela cumple veinte años recordando que fue la primera que se construyó en España con una doble planta curva

La Pasarela Alcalde Miguel Navarro Molina ‘vestida de violeta’ desde el balcón de uno de los edificios que la circundan. | L.O.

La Pasarela Alcalde Miguel Navarro Molina ‘vestida de violeta’ desde el balcón de uno de los edificios que la circundan. | L.O.

Un barco que atraviesa el cauce del Guadalentín uniendo sus dos orillas. La goleta más exuberante capaz de navegar como una silueta sobre el mayor afluente del río Segura en su margen derecho. Un velero que se muestra, por momentos, varado por la sequedad extrema del lecho, pero que en un instante puede ser mecido por grandes olas al tornarse durante sus crecidas en apenas cuestión de horas en lo que algunos calificaron como ‘el río más salvaje de Europa’.

La Pasarela Alcalde Miguel Navarro Molina cumple este miércoles veinte años. Dos décadas después de su inauguración se ha convertido en uno de los principales emblemas de la ciudad. Desde hace apenas unos meses se ‘viste’ al caer la tarde de todos los colores posibles en consonancia con la celebración. La última remodelación del puente y los paseos volados han permitido recuperar un espacio desde donde la ‘vieja ciudad’ es un espectáculo cuando el astro rey deja paso a la luna.

El ingeniero Javier Manterola diseñaba el puente que se ha convertido en uno de los emblemas de la ciudad

El puente fue diseñado y ejecutado por el ingeniero Javier Manterola que contó en las obras con los técnicos Javier Fernández Revenga y Javier Muñoz. El entonces alcalde, Miguel Navarro Molina lo calificaba como «la obra urbanística de mayor envergadura desarrollada en los últimos años en la ciudad». Con su ejecución lograba dar protagonismo al cauce del río Guadalentín. En poco tiempo se proyectaban distintas construcciones que, por primera vez, situaban sus elementos principales con vistas a la pasarela y al paseo volado sobre el cauce.

Muy cerca de donde estaba ‘la tablica’

Este singular puente se construía en un lugar donde hasta las inundaciones de 1973 había una pasarela de madera que permitía a muchos llegar de una a otra orilla. La conocida como ‘tablica’ se situaba entre el Puente Nuevo y el Puente Viejo, muy cerca de la Fuente del Oro. Por aquel entonces, éste último puente aún no existía, por lo que los vecinos de San Diego hacían frecuentemente uso de esta rudimentaria pasarela para cruzar de la ciudad a esta zona del Barrio. El alcalde que proyectó su construcción, Miguel Navarro, intentaba rememorar la simbología que para muchos vecinos de San Cristóbal y San Diego tenía aquella ‘tablica’, que desaparecía tras un trágico suceso, las inundaciones de 1973. Ese día, un pequeño del colegio Sagrado Corazón de Jesús, la cruzaba cuando las aguas estaban más bravas en el Guadalentín, arrancándole la vida en un instante.

Se regeneraba la calle San Fernando y por primera vez la ciudad y el Barrio miraban al río, otro de los objetivos perseguidos por Navarro en la consecución del proyecto. «Hemos vivido durante mucho tiempo de espaldas a nuestro río, y eso va a cambiar con la pasarela y la regeneración del entorno», contaba entonces. Pero la Pasarela Manterola, como se le llamó hasta hace siete años, cuando cambió su denominación popular por la de Alcalde Miguel Navarro Molina, era mucho más que un puente que permitía cruzar de una a otra orilla. Se trataba del puente volado, el único que existía en nuestro país, con doble curvatura.

Recientemente era remodelada aplicándosele un sistema de iluminación que permite ‘vestirla’ de todas las tonalidades posibles

La doble planta curva está sustentada por un arco sin pilares con 85 metros de luz y 16 de flecha. Y sustentado con 33 parejas de tirantes de acero. Cuenta con 426 metros de largo por 6,5 metros de ancho y barandillas con cierre de vidrio de seguridad. Su acceso, por escaleras y rampas, se lleva a cabo por la avenida de Santa Clara y la calle San Fernando.

Fernández de Revenga fue el primero que lo asemejó con un barco que atravesaba el cauce del Guadalentín para unir sus dos orillas. Lo hacía con motivo de su inauguración aquel 26 de abril de hace veinte años. Dos estribos recogen la carga y permiten el enlace con el paseo volado sobre el cauce del río. Un brazo en forma de peineta sustenta con tirantes metálicos la estructura. El técnico de la obra destacaba la complejidad del proyecto por la doble curva de la pasarela en el diseño y el cálculo.

LA PASARELA

  • Situación. Entre el Puente Nuevo y el Puente Viejo del Barrio.
  • Medidas. 426 metros de largo por 6,5 metros de ancho.
  • Acceso. A través de escaleras y rampas desde la calle San Fernando y la avenida de Santa Clara.
  • Características. Planta de doble curva con 85 metros de luz y 16 metros de flecha.
  • Sustentación. 33 parejas de tirantes de acero.
  • Barandilla. Con cierre de vidrio de seguridad.
  • Diseño. Javier Manterola.
  • Técnicos de la obra. Javier Fernández Revenga y Javier Muñoz.
  • Inauguración. 26 de abril de 2003.
  • Singularidad. Primera pasarela de España con doble curvatura.

El complemento a la pasarela fue el paseo volado sobre el Guadalentín que une –en su margen del barrio de San Diego y San Cristóbal- el puente con la Peñica. Casi medio kilómetro con una anchura de seis metros y medio plagados de espacios verdes que se remodelaban recientemente para convertirlos en una especie de jardines japoneses con nuevas especies adaptadas a la climatología. En su recorrido se incluyen tres ensanchamientos. Miradores desde los que no solo hay una vista privilegiada del Puente Viejo y la pasarela, sino también del cauce del río, el antiguo convento de la Merced, la muralla medieval, el barrio de San Juan y el Castillo.