La variación global del clima de la Tierra, el cambio climático, es el argumento elegido este año por los vecinos del barrio de San José para su tradicional falla. El monumento se colocaba este sábado en el Parque Pepe Plazas y María Carrillo. Durante gran parte de la jornada una decena de vecinos se afanaban en dar los últimos retoques a la falla, una de las de mayores dimensiones de los últimos años.
Está protagonizada por un gigantesco barco vikingo de guerra, conocidos como Drakkar, ya que su nombre proviene de su mascarón de proa en forma de dragón, y que sembraron el terror en el Atlántico durante siglos. A bordo, su tripulación, media docena de hombres tocados con los clásicos cascos vikingos con cuernos. Largas cabelleras con trenzas, bigotes y barbas. Y en lo más alto, en el carajo, otro vikingo que hacía las veces de vigía. No faltan las gaviotas, en uno de los palos de las velas.
El barco navega con otros dos a sus lados y sobre un mar cuajado de delfines. La base se utilizaba para las habituales reivindicaciones que este año giran en torno al cambio climático y la explicación del monumento. Dos marineros buscan en su barco el Polo Norte. Durante su navegación se encuentran una señal que indica precisamente ese lugar. Apenas se puede contemplar el cartel indicativo, ya que varios animales, entre los que hay un oso, y un esquimal aparecen agarrados a él.
Más adelante, nieve y fuerte lluvia en islas con palmeras, mientras se llama a la reflexión para que cuidemos el planeta: “Cuidemos cada gota de agua, aprovecha la luz natural, usa el transporte público y recicla”. No falta una reivindicativa Mafalda: “Si los cobardes que deciden las guerras tuvieran que ir a pelearlas, viviríamos todos en paz”.