Navidad

Ovejas, burros y ponys en el Campamento de los Pajes Reales de Lorca

Cientos de pequeños acuden este miércoles para dejar sus cartas a los emisarios de los Reyes Magos

Una niña charla con el paje de Melchor en presencia de los de Baltasar y Gaspar en el Campamento de los Pajes Reales, este miércoles.

Una niña charla con el paje de Melchor en presencia de los de Baltasar y Gaspar en el Campamento de los Pajes Reales, este miércoles. / Pilar Wals

La Plaza del Rey Sabio, donde cuenta la leyenda que acampó el príncipe Alfonso, quien más tarde sería Alfonso X el Sabio, para preparar el asalto del Castillo, acogía este miércoles el Campamento de los Pajes Reales. Allí los pajes de Melchor, Gaspar y Baltasar instalaban una magnífica jaima a cuyas puertas recibían a los más pequeños.

Cientos de niños llegaban a bordo de Tren de la Navidad que recogían en distintos puntos de la ciudad. La estación de llegada y salida de los trenecitos se situaba en el atrio del Santuario Patronal de Santa María la Real de las Huertas. Desde allí, los más pequeños accedían por las escaleras y rampa hasta la Plaza del Rey Sabio.

Dos pequeños contemplan a uno de los ponys del Campamento de los Pajes Reales.

Dos pequeños contemplan a uno de los ponys del Campamento de los Pajes Reales. / Pilar Wals

Tenían la oportunidad de charlar con los pajes de Sus Majestades los Reyes Magos, pero también visitaban el pequeño cercado con ovejas, ponys y burros. Los más pequeños podían acercarse hasta el paje de su rey favorito y hacerle llegar sus peticiones para la Noche de Reyes. Y junto a los pajes de Sus Majestades, un gran buzón para depositar las cartas.

El atrio del Santuario Patronal de Santa María la Real de las Huertas se convertía en la estación de llegada y salida de los trenes de la Navidad.

El atrio del Santuario Patronal de Santa María la Real de las Huertas se convertía en la estación de llegada y salida de los trenes de la Navidad. / Pilar Wals

La sorpresa era mayúscula para los más pequeños al encontrarse a los animales de granja. Intentaban darles de comer heno de las balas de paja que se acumulaban junto al cercado. María del Carmen Jiménez se mostraba encantada con sus dos nietos, Eduardo y Carlos. “Aquí llevamos un buen rato intentando que se acerquen a los pajes, pero parece que les han gustado mucho más las ovejas. Es la primera vez que veían animales tan cerca. Están disfrutando mucho”.

Unos instantes antes habían llegado en el Tren de la Navidad. “Íbamos a venir andando, porque no está demasiado lejos del centro, pero una amiga nos dijo que se podía en tren y hemos aprovechado para que también se monten en él, porque nunca lo habían hecho”, contaba.