La soledad que provoca la incomprensión puede hacer más daño que un golpe. Para combatir esta situación nació en noviembre Mujeres con Nombre en Molina de Segura. «El objetivo principal es que ninguna mujer que toca la puerta de la asociación llegue a sentirse tan sola como nos hemos sentido algunas de nosotras», así de tajante resume Fabiola Conesa, presidenta de Mujeres con Nombre y usuaria de un CAVI, el propósito con el que surgió esta iniciativa. 

«La situación de la víctima no es algo pasajero, quedan secuelas y se necesita atención a largo plazo»

Actualmente hay cerca de 20 mujeres de la localidad y alrededores que han sufrido en su piel la violencia machista y que encuentran en el grupo la comprensión y la mano tendida que la sociedad no siempre les ofrece. «Es habitual que quienes llegan no sepan qué les pasa, no le ponen nombre. Fue mi caso. Yo creía que estaba enferma, pero una amiga identificó lo que me sucedía y me ayudó. Quienes lo sufren es muy difícil que se den cuenta». Por eso trabajamos para que no estén solas y entiendan que lo que les ocurre no es culpa suya», explica Raquel Esteve, vocal de Mujeres sin Nombre. 

El segundo objetivo de esta asociación es consolidar lo que se ha conseguido y que no desaparezcan servicios esenciales para las víctimas. «Quienes sufren violencia de género no buscan recursos económicos, como algunas personas intentan hacer creer, sino servicios que les ayuden a salir de la situación, y los que hay muchas veces se quedan cortos», explica Jessica Millán, secretaria de la asociación. «La situación de víctima no es algo pasajero, te separas y listo; es un proceso que evoluciona y se alarga y quedan secuelas y necesitamos asistencia a largo plazo», destaca Conesa.

Al hablar de víctimas de maltrato lamentan que los hijos sean siempre los grandes olvidados, ya que suelen precisar una ayuda psicológica y psiquiátrica que no se les brinda. «La mayoría no se siente víctima, no entiende lo que le ha pasado y eso le pasa factura», advierte Conesa, que exige a las administraciones asistencia para los menores desde el primer momento y de forma continuada. 

«Nos sentimos cuestionadas»

Desde Mujeres con Nombre denuncian que hay sectores de la sociedad que se levantan contra las víctimas. «Antes nos ignoraban y nos marginaban, y ahora además nos atacan, nos cuestionan a nosotras en lugar de al agresor», critica Esteve.

Avisan de que el repunte de denuncias de adolescentes no solo se debe a la mayor concienciación: «También ha aumentado la violencia de género entre jóvenes». Por ello piden que se profundice en la formación en edades tempranas: «Nosotras estamos preparando talleres y recursos para institutos porque creemos que es fundamental que sean las víctimas las que den su testimonio y expliquen por lo que han pasado», señala Millán.

Piden más recursos tanto para las mujeres como para sus hijos, que también sufren la violencia de género

Insisten en la importancia de que se conozcan cuáles son los signos de alarma. «El control sobre la pareja o que se intente cambiar el aspecto, la personalidad o las amistades de la mujer» son señales inequívocas «para salir corriendo».

Caminar acompañadas

Desde Mujeres con Nombre recalcan que las víctimas atraviesan un proceso muy largo, con recaídas y altibajos y que requiere de esfuerzo diario. «Somos claras: no se le puede decir a una mujer que va a estar bien enseguida y que no pasa nada. Sí pasa y el primer paso es aceptar que quizá nunca se termine el proceso pero más vale aprender a vivir con ello», sostiene Esteve. «No es un mensaje negativo, sino de fortaleza».

Alertan del repunte de casos en adolescentes y exigen formación para que identifiquen los signos de alarma

Explican que, pese a las campañas de concienciación y lo que se ha avanzado en las últimas décadas, no pueden aconsejarle a quienes llegan a la asociación que vivan con normalidad su situación «porque la sociedad no lo hace».

«Estamos muy lejos. Cada vez que se pone el tema sobre la mesa sale a relucir la incomodidad del que escucha, o te miran con pena o insisten en que vas a estar mejor, incluso hay quien nos juzga si sabe por lo que hemos pasado y nos ve reírnos con nuestros hijos o salir con amigas», se queja Conesa.

Un espacio seguro

Aunque la asociación acaba de nacer, ya cuentan con un grupo importante de mujeres que se reúne una vez por semana para buscar y ofrecer apoyo al resto. «Es importante que todas sepan que hagan lo que hagan y decidan lo que decidan, estará bien. No están solas y vamos a acompañarlas en el proceso siempre que lo necesiten», explica Conesa. 

Son conscientes de que no hay una solución infalible y auguran muchos años de trabajo, pero tienen claro que es necesario dar un paso al frente, visibilizar su situación y, sobre todo, hacerlo de la mano.