A la Virgen de la Huerta, a la Virgen de la Huerta, que es la Patrona de Lorca. Yo le doy mi corazón yo le cantaré una jota…’. Suena la ‘Jota Lorquina’ y lo hace en Orlando, en Florida, en el destino del planeta con más parques temáticos. En Walt Disney World Resort, Coros y Danzas de Lorca actuaba cada día llevando el folclore de la ciudad a todos los que lo visitaban. “Es uno de los viajes más impresionantes que hemos realizado. Estuvimos veinte días actuando dentro del mismo parque, con motivo de la celebración del nuevo milenio. Disfrutamos en la trastienda con Cenicienta, Blancanieves, la Bella Durmiente… Y teníamos acceso ilimitado para visitar todos los parques que lo integran”, afirmaba Antonia Martínez Asensio, presidenta de Coros y Danzas de Lorca.

Refajos y postizas viajaron a la ciudad de Orlando, en Florida, al sudeste de Estados Unidos, pero también han estado en Finlandia, Argentina, México, Puerto Rico, Polonia, Marruecos, Rumanía… Lo hacen en verano, cuando la mayoría de los integrantes del grupo están de vacaciones. A viajar representando a Lorca dedican el veraneo. “Hemos viajado a Asia, América, África y Europa. El único continente que nos queda por visitar es Oceanía, pero todo se verá. Se puede decir que he recorrido el mundo con un refajo al hombro”, aseguraba.

Aún no han deshecho las maletas. “Acabamos de llegar de Viveiro en Galicia, donde el grupo infantil y el Coro y Rondalla, hemos participado en su festival internacional”. Para Antonia este no ha sido un viaje más. “Para mí, ha sido especialmente emotivo, porque era el primer viaje que compartía con mi hija, Lucía, que está en la sección infantil. Recordaba mi primera participación en un festival que fue en Luxemburgo, a la misma edad que tiene mi hija. Hemos visitado Astorga y Santiago de Compostela, en un año muy especial”, relataba.

Y a punto han estado de no poder actuar. “Es una anécdota más de las, cientos, miles, que acumulamos de todos nuestros viajes alrededor del mundo. Estos días se levantó un fuerte temporal de lluvia y viento y suspendieron la jornada en que estaba previsto que actuásemos. Pero los organizadores del festival nos dieron la opción de quedarnos un día más y poder hacerlo. Hubo que mover muchas agendas, porque viajábamos treinta personas y había que ajustarlo todo, hablar con los padres… Pero finalmente pudimos quedarnos y actuar”, relataba.

Su llegada a Coros y Danzas de Lorca fue temprana. “A los cinco años ya estaba bailando”. Y a los trece años, la misma edad que tiene ahora su hija Lucía Martínez Martínez, viajaba a Luxemburgo. “Recuerdo cómo preparé la maleta con mi madre para que no se me olvidara nada. Llevaba muchísimo equipaje, porque a los trajes, que ya de por sí son pesados y abultan mucho, hay que sumar el tuyo personal”.

La forma de viajar, contaba, ha cambiado mucho. “Ahora prácticamente se viaja en avión, pero antes íbamos en autobús al fin del mundo”, reía. Recuerda esas jornadas eternas en bus que le llevaban a Eslovenia, Hungría, Rumanía, Italia… “Viajábamos dos y tres días hasta llegar a nuestro destino, pero era muy divertido, porque estaba todo muy bien organizado. Teníamos turnos para limpiar, desayunar, comer… Había sesión de cine, de juegos de mesa… Hacíamos una noche en autobús y otra en un hotel, pero lo hacíamos felices porque era un auténtico lujo poder conocer cada año al menos un país distinto”.

Sus viajes están llenos de maletas, bultos… cestones. “Cada vez se complica más poder viajar en avión, porque está muy restringido el número de bultos, el peso… Antes llevábamos cestones donde iban los trajes para evitar que se arrugaran. Ahora, no está permitido. Todo tiene que ir en maletas y con un peso máximo de 20 kilos. Cuando metes un refajo de lana, poco más te queda para el resto de las vestimentas y tu ropa personal”, explicaba.

A veces, ocurre que viajas hacia un país y tu equipaje lo hace al otro lado del mundo. “Llegamos a Rumanía y cuando fuimos a recoger los cestones de acero con toda la ropa no estaban en la bodega del avión. Los habían mandado a otro país. Solo teníamos lo poco que habíamos metido en cabina, las postizas y los instrumentos. El primer día tuvimos que participar en el festival con el uniforme que habitualmente llevamos en nuestros viajes”, recordaba.

Sus indumentarias también les han llevado a que les confundan más de una vez. “Como llevamos los colores o la bandera de España en la ropa, en alguna ocasión han creído que éramos del equipo olímpico español”. Su primer viaje trasatlántico fue a Argentina. “Nos invitó el Centro Murciano de Córdoba en ese país. Recuerdo especialmente que cogimos el vuelo en Madrid con 38 grados y cuando llegamos a Buenos Aires había solo 2. Pasamos del calor sofocante del verano en España al más crudo invierno argentino”.

La ‘Jota Lorquina’ y las Parrandas están presentes en cada una de las actuaciones que realizan. “Son muy vistosas y llaman la atención por todo el mundo”. Pero también llevan folclore de otras regiones cuando representan a España en festivales internacionales. “De Andalucía, las sevillanas, la reja, el vito… Las sevillanas son muy populares a nivel mundial”.

Acuden a festivales, pero también organizan uno de los más importantes que se celebran en el mundo, el Festival Internacional de Folclore Ciudad de Lorca, que tiene lugar el último fin de semana del mes de junio con una duración de cinco días. Desde su institución en 1990 han participado grupos de más de cien países.

Y entre los festivales más inmediatos en los que han tomado parte está la Folkloriada Mundial de Cioff junto a 2.000 bailarines de 50 países. Viajaron a la República de Bashkortostán en Rusia. Allí participaron en la sexta edición de la Folkloriada Mundial del Consejo Internacional de Organizaciones de Festivales de Folklore y de las Artes Tradicionales, Cioff. “Bailamos el mayor khorovod (baile circular) con representantes de más de 200 nacionalidades, dejando una huella en la historia mundial, al conseguir que se inscribiese en el Libro de los Récords por el número de nacionalidades”. A ellos, se han referido muchos como ‘los grandes embajadores de la ciudad’. “En cierto modo, lo somos, porque llevamos nuestro folclore, pero también nuestras costumbres, tradiciones, gastronomía… y mostramos durante esos días las potencialidades de nuestra ciudad, nuestra Región y nuestro país”, recalcaba Antonia.

En 2020 celebraron su 75 aniversario. La conmemoración fue distinta, algo peculiar, por la situación de pandemia, aunque no estuvo exenta de actos conmemorativos. Afirmaba tajante que “nos sentimos profetas en nuestra tierra”. Este año recibían la Medalla de Oro de la Región de Murcia y frente al Conservatorio de Música Narciso Yepes una plaza lleva el nombre del grupo. “Nos sentimos muy apoyados por los lorquinos, por Lorca, por el Ayuntamiento y el gobierno regional. No podemos pedir más”.

Tras deshacer las maletas y ponerlo todo a punto descansarán unos días, pero con la vista puesta en septiembre. “Hay que recuperar fuerzas, porque septiembre está a la vuelta de la esquina y hay que preparar el chiringuito de la feria”. Sobre su próximo destino poco puede contar, aunque quién sabe si muy pronto ese sueño de viajar a Nueva Zelanda, Fiyi, Australia, Papúa, Nueva Guinea, Tonga… se hace realidad.