La ciudad se despertaba este viernes -de su obligado letargo de dos años- con un volteo de campanas. Los bronces de la torre de San Francisco anunciaban desde bien temprano la festividad de la Virgen de los Dolores. Para entonces, las puertas del templo de los azules ya estaban abiertas, permitiendo un desfile continuo durante todo el día ante la titular de la Hermandad de Labradores, Paso Azul.

Frente a la Dolorosa se vivían escenas llenas de ternura como la de un abuelo que acudía con su nieto de tres años. El hombre se emocionaba al situarse frente al trono de la Virgen de los Dolores. “Creía que no iba a poder verla más. Lo he pasado muy mal durante la pandemia y estar aquí hoy con mi nieto Joaquín me emociona tanto que no puedo evitar las lágrimas”, aseguraba Joaquín Rodríguez.

El pequeño le miraba sorprendido mientras apretaba muy fuerte su mano como queriendo consolarlo. “Es mi primer nieto y me hubiera gustado haber acudido con él en los brazos a la Salve, pero estábamos confinados. Espero hacerlo mañana. Mi mujer, sin embargo, no podrá vernos, porque falleció en la primera ola de la pandemia”. A su lado su hija y su yerno que intentaban animarlo.

En su silla de ruedas y a cierta distancia del trono de la Dolorosa estaba Carmen López. Algunos jóvenes de la cofradía la invitaban a acercarse más si quería. “No, muchas gracias. Es que desde aquí puedo verla mejor”. En sus manos llevaba un rosario que acariciaba con celo y un clavel azul que quería que alguien colocara en el trono para que acompañara a la Dolorosa en su recorrido de esta noche. “Qué guapa es. Qué bonita. Que trono más precioso y que arreglo más maravilloso… Me da mucha alegría ver San Francisco tan precioso. No voy a poder verla salir y quería estar un ratito con ella y rezarle”, contaba.

El tránsito a los pies de la Virgen de los Dolores era continuo hasta el inicio de la misa solemne que presidía el vicario episcopal de la Vicaría de Lorca, Francisco Fructuoso Andrés, al que auxiliaban casi una decena de párrocos de la ciudad. Menciones obligadas a la situación vivida por todos en los últimos años y a la vuelta a la normalidad con la celebración de los Desfiles Bíblico Pasionales, pero también de todos los acontecimientos en torno a la Semana Santa.

Durante la celebración, veinticinco mayordomos que durante la pandemia alcanzaban la mayoría de edad, recibían los emblemas del Paso Azul. Se los imponía el presidente de la Hermandad de Labradores, José María Miñarro González. Los jóvenes eran, Pablo Arias Gutiérrez, Alonso Manuel Comas Pérez, Eugenia Crespo Molina, Javier García Martínez, Irene Gómez Agudo, José Alberto Jódar Soler, Ginés Lidón Santos, Dayana López Asanza, Clara López Periago, Adrián Páez Martínez, Claudia Ruiz Blázquez, Mariola Ruiz Blázquez, Daniel Serrano Domínguez, Francisco Torroglosa Úbeda, Alejandra Llamas Ruiz, Pedro Martínez Comas, Ana Martínez Lajarín, Diego Montero Martínez, Julio Manrique, Lucía de San José García López, Isabel Méndez Fernández, Juan Giménez Hurtado, Antonio Re Miñarro y María Re Miñarro.

Como manda la tradición se interpretaban las coplas a la Virgen de los Dolores de José Pallarés Carrasco, con música de José Alcázar. El presidente de la cofradía aseguraba sentirse emocionado. “Emocionado por la Serenata que vivimos anoche y que será muy difícil olvidar. De hecho, creo que pasará a la historia por muchos motivos, entre ellos, la masiva afluencia de azules. Fue impresionante, difícil, muy difícil de olvidar, repito”.

A unos instantes del inicio de la Semana Santa apuntaba que ya está todo preparado. “Los mejores caballos están llegando desde todos los rincones de España y todo está listo para que las banderas vuelen esta noche y las cuadrigas surquen la carrera en el 75 aniversario de su salida procesional”. Destacaba que “este año, no tengo ninguna duda, vamos a vivir la mejor Semana Santa de nuestras vidas”.

Y recordaba la situación de pandemia que impedía la celebración de los Desfiles Bíblico Pasionales de los dos últimos años. “No puedo olvidar esas calles vacías, no quiero recordar ese doloroso silencio, las pérdidas que todos hemos tenido, por lo que creo que después de tanto dolor nos merecemos una Semana Santa como la que vamos a disfrutar y que pasará a la historia por ser la de la vuelta a la normalidad”.