El poeta lorquino Eliodoro Puche se cruzó un día en la vida del doctor en Literatura y profesor Juan Antonio Fernández. Imposible que se conocieran, porque cuando el joven Juan Antonio Fernández nació, hacía ya largo tiempo que Eliodoro Puche había dejado vacía su casa de Las Barandillas, el que fue su último hogar.

Quién sabe si fueron sus poemas, la mayor parte de ellos inéditos, o el interés por devolver al universo de la poesía española a uno de sus hijos ilustres menos conocidos, lo que llevó a establecer entre el poeta y el investigador una especie de flirteo literario del que este viernes hacía partícipes a todos a través de la publicación de las Obras Completas del poeta lorquino. Podría haberlas guardado para sí, pero ha querido compartirlas para que todos conozcan a una de las personalidades literarias más importantes no solo de la ciudad.

Cuantas veces Fernández ha añorado haber podido conocer a Puche en pleno apogeo. Aquel que compartió amistad con personajes literarios tan relevantes como Valle Inclán, Machado o Juan Ramón Jiménez. Y de sus hallazgos hacía partícipes a todos con una emoción desbordada. Cada nueva pista sobre su vida ha sido incorporada a su minucioso estudio que poco a poco se convertía en todo un compendio sobre la vida y obra de Eliodoro Puche.

Una tesis doctoral, una inquietud inusitada por la literatura, un interés por dar a conocer a una persona que sufrió mucho y de forma injusta -siendo víctima de la situación política que le tocó vivir- y una búsqueda en los archivos de la Biblioteca Nacional, en trabajos anteriores, en libros heredados de su tío Lázaro –al que la hermana de Eliodoro, Estrella, regaló parte de su biblioteca-, llevó a Fernández a convertirse en el mejor estudioso de la figura del poeta lorquino.

Pero el final de esta historia no está escrito con las Obras Completas de Puche, ya que la perspicacia de Juan Antonio Fernández ha logrado arrastrar hacía su proyecto a muchos que silenciaban poemas del poeta. Estos textos, algunos inacabados, están siendo recopilados y, más pronto que tarde, verán la luz en un nuevo proyecto en el que ya trabaja Fernández con ayuda de su inseparable Pedro Guerrero.

En cada uno de los recorridos que los Amigos de la Cultura realizan para que nadie se olvide de Puche, Juan Antonio Fernández cuenta detalles sobre su nacimiento el 5 de abril de 1885 en Lorca, y de su fallecimiento el 13 de junio de 1964, a los 79 años, en su vivienda situada en el número uno de la calle de Las Barandillas, donde una placa colocada por el Ayuntamiento lo recuerda. Justo en frente, una escultura da fe de cómo era el poeta. Y a lo lejos, la cárcel donde cuentan escribió sus mejores versos.

Juan Antonio Fernández rememora en cada edición de la ruta detalles de la vida de Eliodoro Puche como si los hubiese compartido con él. En Madrid pudo conocer a personajes de la Generación del 98. Valle-Inclán, Machado y Juan Ramón Jiménez, fueron amigos personales. De vuelta a Lorca convivió con la intelectualidad lorquina y publicó en revistas locales como Tontolín, llegando a ser director del periódico radical socialista Pueblo y más tarde de República.

Entre sus obras, El libro de los elogios galantes y los crespúsculos del otoño, de 1917; Corazón de la noche, 1918; Motivos líricos, 1919; Colección de poemas, 1936; Poemas inéditos, 1961; Marinero de amor, 1980; y Las alas en el aire. Ficción poética de marinero de amor. Otros poemas, 1989. También publicó poemas y artículos en la revista Norte en México, de la mano de su amigo Alfonso Camín, fue juez de paz en Mula y custodio del Palacio de Guevara de Lorca.

La publicación, editada por Alfaqueque & Gollarín, junto al Ayuntamiento de Lorca, a través de la Concejalía de Cultura, está prologada por el escritor Juan Bonilla. Y contiene una edición comentada por Pedro Guerrero Ruiz y Juan Antonio Fernández Rubio. La presentación se celebró en la noche de este viernes a cargo de los protagonistas de las Obras Completas y la edil de Cultura, María Ángeles Mazuecos.