La Opinión de Murcia

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Eliodoro Puche: Remembranza y elogio de un poeta

Eliodoro Puche (1917)

Gracias a mi amigo y maestro el catedrático Pedro Guerrero Ruiz, y a las aportaciones técnicas de Alfaqueque ediciones y la colaboración del Ayuntamiento de Lorca, se ha cumplido una meta personal: la publicación de un anexo de mi tesis doctoral, en el que, durante varios años, fui compilando los textos en verso y prosa de Eliodoro Puche Felices, esparcidos en archivos y bibliotecas españolas. 

El primogénito del matrimonio entre Eloy Puche Plá y Soledad Felices López estuvo llamado a ser un destacado miembro del parnaso murciano contemporáneo. Discípulo de los escritores José Mención Sastre y Juan López Barnés en el Colegio de la Purísima Concepción y estudiante de Derecho, por imposición paterna, desarrolló una rica y profunda pasión por la poesía. En sus años de juventud y madurez, en aquella España convulsionada por conflictos sociales y en la cual las vanguardias desplazaban al magisterio de Rubén Darío, Eliodoro respiró los aires políticos, artísticos y literarios de las tertulias de los cafés de la corte. Entre humo y alcohol, risas y riñas, inhaló los nuevos aires europeos debatidos en El Colonial y El Pombo, sin abandonar sus raíces simbolistas. 

Entre 1917 y 1919, publicó Libros de los elogios galantes y de los crepúsculos de otoño, con versos tardorrománticos, fundidos con un modernismo ya epígono; Corazón de la noche, donde captó sus impresiones de la bohemia y Motivos Líricos, que, pese a mantener el corte estético de los anteriores, constituye uno de los inicios del creacionismo, según su fundador, Vicente Huidobro. Durante la belle époque, salvando la censura primorriverista, se mantuvo fiel al género poético en los periódicos y las revistas gráficas. No obstante, ante la negativa de su padre a mantenerle en su ‘conquista de la Puerta del Sol’, se adaptó con facilidad a la narrativa para contar con algunos ingresos. En esta nueva etapa, nació su novela erótica Las Gemelas y sus artículos de crítica literaria sobre autores y obras rusas y francesas. Otra fuente económica fue la traducción, llegando a ser el introductor de Chejov en España, junto al periodista José Ramón Pérez Bances, al traducir una versión francesa de Las Gaviotas. Asimismo, tradujo dos libros de Verlaine en las obras completas financiadas por la editorial Mundo Latino. 

En 1936, publicó Colección de poemas, una antología de composiciones inéditas, que constituye su etapa de transición hacia una estética mucho más refinada y cohesionada que su producción madrileña

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En 1928, a la muerte de su padre, se estableció definitivamente en Lorca. Sufrió un proceso de aburguesamiento y se dio de alta en el Colegio de Abogados. A comienzos de los treinta, se centró en la política, por medio del partido Radical-Socialista. Junto a otros intelectuales, fue uno de los fundadores del Círculo Republicano Instructivo, en cuyo seno se editó el periódico El Pueblo, del que fue su director. Con la proclamación de la República, ocupó el puesto de segundo procurador síndico. Debido a su cargo, realizó algunos viajes a la Madrid para tratar asuntos como el trasvase de los ríos Castril y Guardal, la creación de una escuela de artes y oficios y la implantación del instituto superior. Sin embargo, una inspección del Gobierno Civil en 1934 descubrió irregularidades administrativas en la gestión municipal, por lo que Eliodoro y el resto del equipo de gobierno fueron destituidos. A pesar de todo, tras el triunfo electoral del Frente Popular en 1936, estos políticos fueron restablecidos en sus cargos. 

Ese año, publicó Colección de poemas, una antología de composiciones inéditas, que constituye su etapa de transición hacia una estética mucho más refinada y cohesionada que su producción madrileña. La recepción de esta obra fue eclipsada por el estallido de la guerra civil. En la retaguardia republicana, ocupó diversos cargos jurídicos: notario interino por designación del Frente Popular, tras la redada de falangistas que encarceló al escribano Martín Perea Martínez; oficial habilitado del Juzgado de Primera Instancia de Lorca y juez interino de primera instancia en Mula por orden del Ministerio de Justica. Al acabar la contienda, fue recluido en el cuartel de la Guardia Civil de esa ciudad. Entre 1939 y 1945 pasó por diferentes penitenciarias: la Cárcel del Partido Judicial de Lorca, la Cárcel ‘de las monjas’, la Prisión Provincial y la Prisión Central de Totana. Gracias a la redención por trabajo, contó con papel y tinta para componer su obra de cautiverio: Carceleras, Romances, Las alas en el aire, Ficción poética de el Marinero de Amor y Elegías (un verdadero testimonio lírico de su privación de libertad).

La desidia y el olvido marcaron sus últimos años. Sin embargo, fue arropado por los jóvenes poetas de la tertulia del Café Mayer, quienes le motivaron a publicar, en 1961, Poemas Inéditos, una recopilación de sus escritos carcelarios y de senectud. En 1964, falleció y sus restos descansan en el cementerio de San Clemente, en Lorca. 

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