La Opinión de Murcia

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Lorca

Las goteras de San Patricio ponen en riesgo la tabla de Santa Catalina

Una de las dos pinturas de los extremos del retablo de la Virgen del Alcázar, del siglo XVII y vinculadas a Gilarte, presenta daños por la entrada de agua

Parte alta del retablo de la Virgen del Alcázar: se ven los efectos de las goteras. | P.WALS

El agua se cuela en la antigua colegiata de San Patricio. Las goteras han dejado huella en el retablo de la capilla de Nuestra Señora del Alcázar, primitiva patrona de la ciudad. El recorrido de la filtración es visible por la pérdida de pigmentación que ha sufrido la parte más alta del retablo que alberga un Cristo Crucificado. Pero mucho más arriba, en el frontón circular partido que lo remata, en cuyo interior se sitúa el Espíritu Santo, también son visibles los daños causados por el continuo goteo, más incesante estos días.

El recorrido de las filtraciones son perceptibles en el entablamento y las columnas de capitel corintio. Pero lo que más preocupa es el daño que podría estar causando, hasta el punto de poner en riesgo, a la tabla de Santa Catalina de Alejandría de mediados del siglo XVII. La pintura, junto con la de San José (ambas en las calles laterales de la pieza) proceden del retablo de la arruinada ermita de San Lázaro. «Sus colores pardos, ocres y violáceos, unidos a la caída de los pliegues de sus vestiduras, llevan a relacionarlas con el ambiente de la pintura valenciana de la segunda mitad del siglo XVII y a establecer un hipotético vínculo con los Gilarte», afirmaba el licenciado en Historia del Arte, Luis Caro González, en el artículo ‘La restauración y reposición artística en la excolegiata de San Patricio de Lorca tras la Guerra Civil (1936-1939)’, de la Revista Clavis.

Los Gilarte eran una familia valenciana de artistas. Francisco y Mateo se establecieron en Murcia y aquí trabajaron en los numerosos encargos que recibieron en su taller. Tanto Mateo como su hermano Francisco se formaron junto a otros compañeros con maestros como Orrente.

La obra de los Gilarte llegó a una etapa de inflexión, en torno a 1656, momento en el que se aprecia un cambio muy bien definido en las composiciones y estilo de los pintores. Se atribuye este giro de estilo a la estancia de los hermanos en Toledo.

La preocupación es importante porque las goteras podrían dañar los murales del siglo XVI que salieron a la luz con motivo de la rehabilitación del templo tras los terremotos de mayo de 2011. Entonces, los expertos aseguraron que se trataba de un repertorio iconográfico documental de «primer orden y muy alta calidad». Las pinturas murales estaban escondidas bajo capas de cal. «Son inéditas. Su existencia no estaba documentada, por lo que han supuesto un gran hallazgo. El más importante en su género de pintura al fresco de la Región de Murcia», alertaba entonces el arquitecto director de la rehabilitación de San Patricio, Juan de Dios de la Hoz.

En la capilla del Sacramento y Virgen del Alcázar, donde se sitúan las goteras, fueron halladas las pinturas murales más significativas, fechadas en 1713. Corresponden a las del altar, bóvedas y paramentos de la capilla. Se trata de una decoración en vivos colores azules, dorados y rojos, principalmente, que decoran todos los paramentos desde el nivel de cornisas hacia abajo.

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