Los balcones desvencijados de la Casa de Guevara, la columna miliaria de San Vicente Ferrer, la fuente de los patos, la última hoja que quedaba en una de las moreras… Eran plasmados en blancos papeles y lienzos por los casi medio centenar de pintores que este domingo participaban en la convivencia pictórica organizada por el Centro Cultural Fondo Espín.

Artistas noveles lorquinos, pero también muchos llegados desde distintas poblaciones de la Región que acudían acompañados por sus familias a disfrutar de la clase magistral del artista internacional José Miguel Muñoz. La glorieta de San Vicente se convertía así en un improvisado taller de pintura con niños, jóvenes y mayores pintando sentados o tumbados en el suelo, apoyados en los bancos y de pie frente a sus caballetes. Y seguidos muy de cerca por el autor de ‘La huerta de Europa’, cuyos trabajos ocupan estos días las salas del Espín.

Antes de comenzar a pintar los participantes recorrían las últimas creaciones de Muñoz. El artista explicaba detalles sobre su obra en la que se dan cita naranjos, limoneros, chumberas, higueras, tomates, espárragos y granadas. Estas últimas las pintaba mientras todos seguían con atención sus trazos. Y poco después invitaba a los asistentes a dejar volar su imaginación y llenar sus lienzos y papeles en blanco con las historias que les rodeaban. Pocas veces se puede disfrutar de pintar al aire libre con la luz que ofrece Lorca, señalaba el artista que a media tarde entregaba un diploma a cada uno de los asistentes y sorteaba entre todos ellos tres de sus acuarelas.

Junto a él, estaba la concejal de Cultura, María Ángeles Mazuecos, que aseguraba que la experiencia había sido única y que tras la amplia participación propondrán nuevas sesiones para que los artistas puedan seguir pintando la Lorca monumental. El comisario de la exposición ‘La huerta de Europa’, Javier Pinilla Peñarrubia, apoyaba la propuesta de Mazuecos y apuntaba que la convivencia pictórica había logrado aunar “participantes muy jóvenes, de apenas ocho años, con otros más veteranos, pero con el mismo interés por este arte”. Entre los asistentes destacaba una mujer de 80 años que captó la atención de todos por su dominio con los pinceles.