“No voy a dar fechas. No voy a dar fechas porque no soy técnico y porque cualquier inconveniente que pueda surgir en las obras puede dar al traste con ellas, pero sí diré que no solo se están cumpliendo los plazos, sino que las obras van por delante de los plazos”. Así de cauto se mostraba este viernes el delegado del Gobierno en la Región de Murcia, José Vélez, que supervisaba en compañía del alcalde, Diego José Mateos, las obras de construcción del viaducto de Tercia que salvará carreteras y caminos con amplia densidad de tráfico pesado en dirección a Europa.

Las obras del AVE en el tramo de Tercia son imponentes. El viaducto, de 2,16 kilómetros de longitud, comienza a ser visible en un amplio pasillo que al fondo deja ver la ciudad. Los vecinos de esta pedanía asistían satisfechos a la visita de las obras tras haber logrado que el AVE no pase en superficie, lo que hubiera ocasionado la demolición de varias viviendas y almacenes y la construcción de cinco grandes puentes para salvar la línea férrea.

Precisamente, el alcalde se refería a la modificación y señalaba que “la sensibilidad de Adif y el Ministerio de Fomento llevaron a que el pasado mes de junio se consiguiera modificar el proyecto y sustituir la construcción de cinco grandes puentes por un viaducto de 2,16 Kilómetros de longitud que comenzará en el cruce con la carretera autonómica RM-D3, pasando por el Camino Villaespesa y terminando en el camino de Enmedio”.

El AVE atravesará Tercia sobre pilares. Y, por debajo, se mantendrán los pasos actuales que “soportan una alta densidad de tráfico pesado. Con ello, se evitará la división de una pedanía muy poblada y transitada por vehículos de empresas agroalimentarias”, insistía Mateos.

Durante la visita un grupo de vecinos de la diputación de Torrecilla mostraban al delegado del Gobierno y al alcalde su preocupación por los pasos de agua que deberán construirse en esa zona. Pedro Coronel, vicepresidente de la Federación de Asociaciones de Vecinos y afectado por las obras del AVE en Campillo y Torrecilla señalaba en declaraciones a LA OPINIÓN que “estamos preocupados por una zona de unos tres o cuatro kilómetros de anchura por donde el agua baja a manta. Hay mucha pendiente y el agua pasa por allí a gran velocidad. Con la vía se frenaría y se crearía una presa. Se trata de una zona muy peligrosa entre la rambla de Torrecilla y la rambla de Béjar, donde en 2012 se rompieron las vías”.

El delegado del Gobierno tras escuchar sus reivindicaciones anunciaba una reunión inminente con técnicos de Adif. El alcalde señalaba que “para el correcto desarrollo de ese tramo vamos a estar muy atentos a las soluciones planteadas para el paso de las aguas de las ramblas de Torrecilla, Béjar y Nogalte, así como de los procedimientos de expropiación que se están dando actualmente para la construcción de esta línea”.

Trama urbana

En cuanto a la integración urbana y el soterramiento del ferrocarril a su paso por el casco urbano el alcalde insistía en que “contamos con la aprobación del estudio informativo y está en proceso de redacción el proyecto”. Y destacaba que se ha conseguido aumentar “en un 20 por ciento la longitud de soterramiento proyectada inicialmente y estamos a la espera de la finalización del nuevo proyecto para conocer el resultado de forma que, además de la integración urbana del trazado férreo se consigan también nuevos espacios de ocio”.

Ambos hablaron de los dos tramos adjudicados recientemente, el Lorca-Pulpí, dotado con más de 207 millones de euros y que “supondrá enlazar con Andalucía”, y el de Lorca-Guadix, cuyo estudio informativo para recuperar la línea tiene un montante de 880.000 euros.