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Las palomas ‘toman’ Lorca

Se intensifican las quejas en el municipio por la masiva presencia de estas aves en el casco antiguo

A través de una ventana, solar con vegetación en el Callejón de los Cambrones.

A través de una ventana, solar con vegetación en el Callejón de los Cambrones. / Pilar Wals

Las palomas parecen estar más presentes que nunca en la Plaza de Calderón de la Barca de Lorca, donde cada día los más pequeños juegan a espantarlas. Sobrevuelan una y otra vez la Plaza de España y la Plaza del Rey Sabio, junto al Santuario Patronal de Santa María la Real de las Huertas. Y se dejan sentir con sus característicos sonidos en la Plaza de la Concordia y las Alamedas. Balcones, persianas y elementos arquitectónicos de las fachadas están plagados de estas aves que dejan sus excrementos por todos lados.

Los vecinos de estas zonas se muestran indignados porque no hay forma de evitar esta interacción entre hombre-ave. “Al lado de mi casa hay una vivienda deshabitada que está plagada de palomas. Entran y salen constantemente y anidan en todos los balcones. Hay excrementos por todos lados que limpiamos cada día, pero es un no parar”, afirma Carmen Morales, que vive en el recinto histórico de la ciudad.

Las palomas llegaron a anidar en su propio balcón. “No sé si eran palomas o tórtolas, pero me encontré una mañana el nido y me dijeron que no podía tocarlo. Allí lo tuve más de tres meses. Cuando se marcharon el balcón estaba repleto de excrementos y basura. Hemos colocada todo tipo de elementos para evitarlas, pero nada logra repelerlas. Estamos desesperados”, ha agregado esta vecina.

En los balcones de muchas viviendas aparecen viejos CD sujetos por hilo de nylon para lograr mayor movilidad, molinillos que no cesan por efecto del viento y hasta búhos de barro perfectamente pintados para lograr la mayor credibilidad posible. Incluso sus cabezas se mueven por efecto de un muelle. Estos pueden verse en la sede de la Confederación Comarcal de Organizaciones Empresariales de Lorca, Ceclor, en la calle Zapatería. La secretaria de la Patronal, María del Mar Peñarrubia Agius, ha reconocido en diversas ocasiones que “no les espanta nada. Al principio sí los evitaban, pero incluso terminaron anidando junto a ellos”.

Otra que padece a estos animales de forma constante es Maribel López Ruiz, que regenta en la calle Corredera una tienda de artículos de electricidad. “Lo tienen todo perdido. La acera, la fachada, los balcones… Parece que cada vez hay más. Y se meten en las casas que hay abandonadas y anidan por decenas”, se ha lamentado. Frente a su establecimiento, al que todos conocen como ‘el de la Pereta’, hay un inmueble en obra con un andamio y una malla que lo cubre. En ella, son visibles los restos que dejan estas aves, como también se pueden contemplar en el suelo, “a pesar de que cada día lo limpiamos todo”, ha reconocido.

En Fernando el Santo y Selgas se cerraron a cal y canto muchas viviendas que resultaron dañadas como consecuencia de los terremotos, para evitar que se adentraran en su interior. Igualmente, en los campanarios de las iglesias se articularon sistemas para evitar su tránsito. Y en monumentos como la Colegiata de San Patricio de colocaron defensas para evitar que se posaran en los recovecos y dañara la piedra porosa. De esta forma, se intenta evitar la corrosión que generan sus excrementos que son visibles en algunas estatuas y elementos arquitectónicos, como escudos heráldicos.

Sanidad ha instalado jaulas en once puntos con el fin de capturar el mayor número posible, que el pasado año fue de 1.395. Estas se sitúan en el Edificio Óvalo Castro Verde, Asociación Alfonso X el Sabio, el colegio de Purias, el Santuario Patronal de la Virgen de las Huertas, el campo de fútbol Francisco Artés Carrasco, los talleres de Empleo, la calle Herrería de La Viña, el antiguo convento de las Clarisas en la calle Lope Gisbert, en el barrio Vista Alegre de La Hoya, la Plaza de la Concordia y la Planta de Residuos de Barranco Hondo.

La población de palomas, ha dicho en declaraciones a LA OPINIÓN el concejal de Sanidad, José Ángel Ponce, “es alta”. Se debe, ha insistido, a que “estamos en un entorno rural, donde tienen comida (granjas, fábricas de piensos…) con muchas viviendas abandonadas que sirven de palomar y fuentes con agua para beber”.

El edil ha ofrecido datos que demuestran que no se ha cesado en la actividad de intentar rebajar el número de ejemplares. “El año pasado se capturaron 1.395, lo que supone un muy leve incremento con respecto al ejercicio anterior que fue de 1.284”. En 2018 se capturaron 818; en 2017 y 2016, 1.624 y 1.347, respectivamente. “Y en años anteriores se capturaban todavía más”, ha explicado.

Puntos negros

Entre los ‘puntos negros’ están el Santuario Patronal de la Virgen de las Huertas, “donde animan en los tejados” y las viviendas tipo dúplex cercanas. “Esta última zona está plagada de palomas, a pesar de que se está actuando con contundencia para recoger el mayor número posible”, ha admitido. Ponce ha anunciado que “vamos a seguir trabajando para reducir en los posible los ejemplares de paloma, pero necesitamos la colaboración ciudadana para seguir manteniendo estable y a la baja la población de estas aves”.

Los vecinos que se enfrenten a este tipo de problemas pueden acudir a la Concejalía de Sanidad y Consumo, solicitando cita previa por teléfono o por internet. También pueden llamar al teléfono de la Concejalía y “allí dar los detalles de su situación”. El teléfono es el 968 46 65 42.