El presidente Pedro Sánchez anunció hace unos días que España lograría en unas semanas la ansiada inmunidad de rebaño, que se alcanza cuando está vacunada el 70% de la población. En algunas zonas de la Región, sin embargo, esa meta es ya una realidad. Hablamos de casi todas las pedanías del Noroeste de la Región, donde sus habitantes tienen una media de edad muy alta y está prácticamente vacunada toda la población.

Uno de los lugares donde se han conseguido esas cifras de vacunación es la pedanía de Singla en Caravaca, con sus 320 habitantes. Alfonso Giménez (52), vecino de la zona, ya ha recibido la primera dosis de la vacuna, al ser técnico deportivo. Habla de cómo ha vivido la pedanía esta crisis: «Durante toda la pandemia nos hemos sentido un poco tranquilos, hemos mantenido la distancia de seguridad y la gente ha salido muy poco de sus casas». En este sentido explica que «ahora que todo el mundo está vacunado, vemos que la gente empieza a tener más confianza a la hora de salir, se ve más gente por las tardes en la plaza, aunque todavía no se reúnen, siguen manteniendo todas las precauciones». Cuando llegó el momento de la vacunación, Alfonso relata que, al principio, algunos eran reacios a vacunarse porque no se fiaban de que la vacuna funcionara, «pero poco a poco se han ido convenciendo de que es más mejor opción, que yo sepa nadie ha usado a rehusarse».

Alfonso se vacunó hace dos semanas de la primera dosis, «estoy muy contento, no he tenido ningún problema y estoy esperando que me pongan la segunda dosis para el día 6 de junio». Los padres de Alfonso, Manuel (79) y Pilar (78), ya han recibido la segunda dosis. «hemos estado sin apenas salir durante esta pandemia, y ahora que estamos vacunados salimos a andar un rato por las tardes, aunque todavía no hay alborotos en el pueblo. Desde que estamos casi todos vacunados vemos que hay más tranquilidad». Con la pandemia y el confinamiento tuvieron que cambiar todos sus hábitos diarios: «Como tengo que andar todos los días -explica Manuel- desempolvamos una antigua ciclo estática y así hemos pasado todo el confinamiento».

Otra de las pedanías donde prácticamente todos sus habitantes están inoculados es El Calar, en el término municipal de Moratalla. Con 45 habitantes, uno de sus vecinos, Antonio Andréu, explica la tranquilidad que hay ahora mismo entre los vecinos. «Desde que estamos vacunamos nos sentimos mucho más seguros, aquí hemos vivimos momentos malos y, por desgracia, en la última ola se nos murió una vecina». Cuando llegó el momento de la vacunación no hubo reticencias, «todo lo contrario, si había algún vecino que no lo llamaban corriendo iba a ver qué pasaba, todos nos queríamos vacunar cuanto antes», subraya Andreu quien pone de manifiesto que «aunque la gente es muy mayor y sigue saliendo muy poco, ahora lo vemos todo con mayor tranquilidad y sí que vemos algo más de movimiento por las calles».

La historia se repite en Valentín. Uno de sus vecinos, Antonio Marín, incide en que es necesario seguir manteniendo todas las precauciones: «Hemos llevado el tiempo que se podía salir guardando mucho todas las medidas de seguridad, ahora que la gran mayoría de la población está vacunada no bajamos la guardia, aunque lógicamente es una tranquilidad». Con respecto a las vacunas explica que «hubo algunas dudas, sobre todo con las noticias de los síntomas adversos, pero finalmente, que yo conozca, todo el mundo se ha vacunado».

Se trata por desgracia de lugares en muchos casos olvidados, hasta para la Covid. Así, en sitios como en Inazares no se ha dado ningún caso y en otros como Valentín los primeros positivos llegaron en la última ola. Por desgracia, Cañada, El Sabinar, Benizar, Barranda o Archivel han tenido algunos brotes que se han cobrado la vida de varios vecinos. Su baja población y su elevada edad hacen que ahora sean lugares un poco más seguros.