En las vacaciones de Navidad volvieron a la ribera del río Segura zorros, ginetas y nutrias, pero por poco tiempo. Desde octubre del pasado año la asociación Thader Lutra no registra con regularidad a una especie por la que lucha para que su población se recupere en el bosque de ribera en el Segura, concretamente en Ceutí, y más concretamente en la pedanía de Los Torraos. Allí, uno de los tramos de las obras de construcción del Arco Noroeste de Murcia tiene proyectada la edificación de un viaducto casi paralelo al río, sobre un entorno en el que la asociación había comenzado el pasado año a luchar por recuperar la biodiversidad de la zona.

El impacto que están suponiendo las obras de la nueva autovía que conectaría la A-30 y A-7 esquivando la Ronda Oeste de Murcia ha dejado sin apenas fauna a un entorno que estaba entre los proyectos ecológicos más prometedores de los últimos años, y llevado a cabo practicamente por particulares, vecinos de la zona junto al apoyo de organizaciones como Asociación de Naturalistas del Sureste (ANSE) y junto con financiación de la Confederación Hidrográfica del Segura.

«El impacto que tiene la obra sobre la fauna del río es muy grande», señala el presidente de la asociación Thader Lutra, Pedro Manuel Pérez Hernández, quien remarca que la preparación del terreno y la cimentación del viaducto que llevaría por carretera desde Los Torraos hasta la pedanía archenera de La Algaida ha dejado sin tejones, zorros, jinetas o garduñas, además del animal estrella de la zona, la nutria, a un tramo del río donde se divide la Acequia Mayor de Alguazas y donde se pretende recuperar especies que encontrarían un habitat adecuado en el bosque de ribera.

Entienden que las obras tengan un efecto negativo sobre la presencia de animales tan importantes para la zona, pero preocupa la posterior recuperación de estas especies. En concreto, la nutria, la asociación había logrado ´acomodar' ciertas partes del río y de la acequia para que pudieran criar las parejas, algo que habían logrado a mediados del pasado año. «Las obras no cortan el río perpendicularmente sino que lo hacen en paralelo», durante un tramo de kilómetro y medio hasta llegar a La Algaida. Este sería el tramo A del Arco Noroeste, y por el que piden al Ministerio de Movilidad que vigile el impacto medioambiental que causan las obras en el entorno. Estas, que durarían meses, si no años, esperan que no logre espantar definitivamente a una fauna que pelea por quedarse en el Segura.