La mayoría de conductores sabemos como alargar al máximo la autonomía de los coches de combustión. Sobre todo durante los últimos meses, el precio de la gasolina nos ha obligado a ser prácticos y apostar por las técnicas clásicas para ahorrar combustible, como el uso de las marchas largas o un uso responsable del climatizador. Sin embargo, no todos sabemos cómo alargar el alcance de un coche eléctrico, algo indispensable sobre todo si nos vamos de viaje y no tenemos claro dónde podremos cargarlo.

Los factores que intervienen en el nivel de carga de una batería no son los mismos, aunque algunos son parecidos, a los que afectan al consumo de gasolina, y es importante conocerlos para alargar la autonomía de nuestro coche eléctrico. Cabe destacar que no todos los factores son controlables, por lo que a veces dependerá de las condiciones climáticas o de la antigüedad de la batería el máximo de kilómetros que le podamos sacar. Estos son los factores más importantes que afectan a la autonomía de un automóvil eléctrico.

El clima

La temperatura es muy importante para la batería, que siempre agradecerá trabajar en climas suaves y temperaturas estables. Según Hyundai, el rango de temperaturas óptimo estaría entre los 15 y los 40 grados y según Electric Vehicle Database la temperatura perfecta son los 23 grados. Por encima de los 40 y en temperaturas muy frías, la autonomía se resentirá significativamente.

Por ejemplo, un Dacia Spring declara 225 kilómetros de autonomía. Según las estimaciones de Electric Vehicle Database, en situaciones de conducción por debajo de -10 grados, la autonomía puede caer hasta los 140 kilómetros o menos, mientras que a 23 grados y sin climatización se quedaría en los 195 kilómetros, hasta 265 kilómetros en entorno urbano.

Antigüedad y mantenimiento de la batería

Las baterías de iones de litio pierden capacidad útil conforme cumplen años y ciclos. Un cliclo es cada vez que la batería carga y descarga el total de su capacidad, independientemente de si el coche nunca alcanza el 100% o nunca se descarga al 0%. Según estimaciones de Volkswagen, como mínimo, una batería debe ofrecer un buen rendimiento durante ocho años o 150.000 kilómetros, lo que equivaldría a unos 3.000 ciclos de carga. Cuanto más nos acerquemos a estas cifras, más se reducirá la capacidad de la batería y la autonomía menguará.

Cabe recordar que una batería que haya gozado de unas condiciones climatológicas adecuadas y que se haya recargado en su mayoría de veces en cargadores domésticos lentos, llegará a los 150.000 kilómetros en mejores condiciones que otra que se haya recargado siempre en puntos rápidos -más agresivos con la batería- y haya circulado en países com climas muy fríos o cálidos.

Neumáticos y llantas

Tras dos aspectos incontrolables, toca hablar de los que sí controlamos. Los neumáticos son parte vital en la autonomía del vehículo. De hecho, según Continental, el alcance de un automóvil eléctrico puede incrementarse en hasta un 12%, lo que equivaldría a 50 kilómetros en un coche con 400 kilómetros de autonomía. Marcas como la misma Continental, Michelin, Pirelli, Bridgestone o Goodyear, entre otros, ofrecen neumáticos específicos para ofrecer una resistencia baja resistencia para eléctricos.

Otra parte vital es la llanta y es importante saber que cuanto más pequeña, mejor. Según un estudio de la EPA, la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, un Tesla Model S consume un 5,2% más con llantas de 21 pulgadas que con otras de 19. Asimismo, los diseños aerodinámicos contribuyen a prolongar la autonomía. Tesla dice, aunque sin estudios que lo demuestren, que un Model 3 con llantas aerodinámicas puede ganar hasta un 10% de autonomía.

La climatización

La climatización afecta más a los coches eléctricos que a los de combustión porque todo el peso del sistema recae sobre la batería que alimenta los motores eléctricos, mientras que en un coche tradicional se vale del motor térmico para calentar el habitáculo o para accionar el compresor del aire acondicionado.

Poco podemos hacer para minimizar su impacto, más allá de optar por temperaturas suaves, en torno a los 21 grados, y una intensidad baja del ventilador. Al contrario que con los de combustión, calentar consume más que enfriar. En una prueba del Tesla Model Y Performance realizada por Neomotor, pusimos en remoto el climatizador a 20 grados 10 minutos antes de emprender la marcha para enfriar el habitáculo, que se encontraba por encima de los 50 grados al estar expuesto al sol, en esos 10 minutos, su batería perdió un 10% de la carga.

El estilo de conducción

Este punto tiene similitudes con los coches de combustión, pero de nuevo las características de los eléctricos hacen que la conducción para maximizar la autonomía sea distinta a la conducción para ahorrar combustible. En el caso de los eléctricos es importante tener claro que son capaces de recuperar energía a través del freno regenerativo y que aprovecharse de este componente en ciudades y carreteras con tráfico será vital para ganar kilómetros. Es por eso que los eléctricos ofrecen más autonomía en ciudad que en vía rápida. Por ejemplo, el MG ZS EV Long Range declara 365 kilómetros de autonomía, pero según Electric Vehicle Database puede alcanzar los 550 kilómetros en ciudad.

Fuera de las ciudades, evitar acelerones hará que la carga baje mucho más despacio y usar sistemas como el control de crucero adaptativo en autopistas y autovías será garantía de éxito, ya que mantendrá la velocidad estable -evitando aceleraciones innecesarias- y aprovechará la marcha del resto de coches para recuperar energía en el caso de tener que frenar para mantener a distancia de seguridad.