"La muerte se va a Granada", dirigida por Daniel Constantini, consiste en un "poema dramático", afirmó Del Paso, donde se cuentan los últimos días en la vida de Lorca, descubierto por Ramón Ruiz Alonso y fusilado al comienzo de la Guerra Civil española (1936-39).

"Quería celebrar su vida (de Lorca) en la obra y condenar la imperdonable infamia de que fue víctima", dijo el escritor mexicano.

El montaje, que dura algo más de dos horas y que se presentó en el Teatro Diana de la capital de Jalisco, se divide en dos actos: la visita de Lorca a la casa de campo de su amigo Luis Rosales, falangista, el 17 de julio de 1936, y el segundo sobre la detención en ese lugar días más tarde y su posterior fusilamiento.

El narrador y ensayista Fernando del Paso, que no suele dedicarse al teatro, eligió contar los últimos días del poeta de Fuentevaqueros (Granada), a quien los franquistas mataron porque le consideraban un "comunista peligroso".

Entre las singularidades de la puesta en escena destaca que en la obra todos los versos son octosílabos, endecasílabos y alejandrinos, y entre ellos solo aparece uno escrito por Lorca en "Oda a Walt Whitman": "Y la vida no es noble, ni buena ni sagrada".

La historia incluye personajes y hechos reales con los que se entrelazan partes de ficción, como algunas basadas en supuestas pesadillas de escritor andaluz en los últimos días de su vida.

Antes del final de la obra los personajes y Lorca salen al escenario para recordar a modo de moraleja que la memoria del dramaturgo y poeta permanecerá siempre en sus obras, algunas de ellas tan conocidas como "Bodas de sangre" o "Yerma".

A la actuación asistieron cientos de personas entre quienes estaban el propio Del Paso, el escritor Vicente Leñero y el presidente de la FIL, Raúl Padilla.