Derechos humanos

Muere Sara Rus, superviviente de Auschwitz y madre de Plaza de Mayo en Argentina

Schejne María Laskier de Rus, fallecida a los 97 años, huyó del nazismo y abandonó Europa para llegar ilegalmente a Argentina 

La madre de Plaza de Mayo y superviviente del Holocausto Sara Rus.

La madre de Plaza de Mayo y superviviente del Holocausto Sara Rus. / SITIO DE MEMORIA ESMA

Abel Gilbert

Schejne María Laskier de Rus, la mujer que había aprendido a contener sus lágrimas, murió este miércoles en la ciudad de Buenos Aires a pocas horas de cumplir 97 años. Conocida como Sara Rus, a lo largo de su vida había atravesado tantas situaciones límite que se acostumbró a encontrar coraje y no ceder al llanto. Había nacido en Lodz, Polonia, en 1927. Había sido cautiva en Auschwitz y Birkenau. Huyó de Europa y entró ilegalmente a Argentina procedente de Paraguay. Treinta y un años después de haber sobrevivido al nazismo, su hijo mayor, Daniel, fue víctima de una dictadura militar. Ella se incorporó en 1977 a las Madres de Plaza de Mayo. Nunca bajó los brazos ni se sacó su pañuelo blanco de la cabeza. "Lucho por no olvidar. Para que los nazis de Alemania y los que estuvieron acá nunca más tengan la fuerza que tuvieron", dijo. 

Lodz recibió atónita la llegada del ejército hitleriano en 1939. Su padre, Jacobo, era sastre. Su madre, Carola, la cuidaba con devoción. La había iniciado el estudio del violín. Un soldado nazi lo destruyó en su cara. Sara aprendió pronto a eludir las fauces de la barbarie en Auschwitz. Llegó a salvar a su madre de la cámara de gas. A su padre nunca más lo vio. Después de estar dos meses en ese campo de concentración la enviaron a una fábrica de aviones en Alemania. Era obligada a remachar las chapas de las alas con una pistola de aire comprimido. El avance de los aliados la llevó a otro laboratorio de la muerte, Mauthausen, en Austria. "El mismo día que llegamos, la Cruz Roja ocupó el campo". En sus años de cautiverio había conocido a Bernardo. Juntos abandonaron el continente europeo. Argentina les prometía un mundo lejos del horror y la posibilidad de recomenzar. Tuvieron dos hijos, Daniel y Natalia.

Los años de la dictadura argentina

La ola de violencia política de comienzos de la década de los 70 se convirtió en tsunami con la caída de Isabel Perón, el 24 de marzo de 1976. En Argentina se levantaron campos de concentración que se nutrían de las experiencias del nazismo. No faltaron victimarios que hacían sonar canciones nazis o pintaban esvásticas en una pared. La represión se ensañó con Daniel, quien trabajaba en la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNA). "Era un chico hermoso. Brillante en todo: se recibió de físico nuclear". El 15 de julio de 1977 fue secuestrado en la puerta de su trabajo. La CNA fue un blanco especial de los militares. Su celo anticomunista los llevó a prohibir el libro 'La cuba electrolítica' pensando de que se trataba de castrismo encubierto y no de un recipiente utilizado para la descomposición de sustancias ionizadas. Daniel fue blanco de ese celo paranoico. Aquella tarde lo subieron a una camioneta. Nunca más lo vieron. Sara cree que estuvo en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), el principal centro clandestino, levantado justo frente a las instalaciones de la CNEA.

La historia se repetía, pero no como farsa. El drama familiar encontraba su segundo capítulo. Sara presentó recursos de hábeas corpus, junto con su esposo escribieron cartas a todo el mundo, hasta al Papa. Ella se incorporó a las Madres de Plaza de Mayo. Fue parte del núcleo inicial que giraba alrededor de la pirámide de esa plaza porque la policía las obligaba a moverse. Esos giros fueron un ritual de resistencia al Gobierno de facto, que no dudó de calificarlas de locas. Sara fue una de esas locas de amor a los hijos capturados y que se negaba a aceptar la racionalidad del terrorismo de Estado ni el sentido común que intentaba imponer el régimen. En Buenos Aires, Rus había formado parte de una agrupación de sobrevivientes de la guerra. "Lo más triste fue que cuando desapareció Daniel esa gente, hasta los mismos sobrevivientes, empezaron a alejarse de nosotros por el miedo que había en el país".

Los años democrátivos

La derrota de la dictadura en la guerra por la posesión de las islas Malvinas, en el otoño de 1982, aceleró el retorno a la democracia. A su esposo se le agotaban las esperanzas. Creía que si Daniel no reaparecía en unos meses, no tenía más un lugar en el mundo. "Se enfermó de un tumor y falleció el 2 de mayo de 1984".

El Gobierno de Raúl Alfonsín no había cumplido seis meses cuando enviudó. Nunca dejó de ser una de las referentes de las Madres. Cuando se dividieron, en la década de los 90, participó en la llamada Línea Fundadora. Su hija le dio cuatro nietos. La reapertura de los juicios contra los uniformados que violaron los derechos humanos le abrió un resquicio de esperanza. Fueron abiertos más de 300 juicios y procesados centenares de represores. El exdictador Jorge Videla murió en una cárcel común. "La vida me está devolviendo todo. Termino siempre agradeciendo a la vida". Tenía 90 años y seguía bailando. Los que estuvieron cerca suyo hasta los últimos días dicen que no podía dar crédito a lo que sucedía en el país que la había adoptado: los discursos de los verdugos estaban otra vez en el espacio público.