REBELDES DE YEMEN

Los ataques a barcos en el Mar Rojo buscan elevar el coste de las mercancías por vía marítima

Los rebeldes hutíes de Yemen, apoyados por Irán, quieren elevar la presión contra los aliados de Israel para que frenen la ofensiva contra Hamás en Gaza

Los rebeldes hutíes de Yemen muestran el vídeo del secuestro de un barco israelí

Agencia ATLAS / Foto: EFE

Mario Saavedra

Las alarmas están encendidas en las grandes navieras y en algunos Gobiernos occidentales. Las milicias rebeldes de Yemen están atacando sistemáticamente a barcos que cruzan el Mar Rojo (entre la Península Arábiga y África) en solidaridad con los palestinos de Gaza. El objetivo es hacer daño a las rutas de mercancías globales; provocar un alza de los precios que haga a algunos gobiernos occidentales, desde Estados Unidos a Reino Unido, pasando por Alemania, replantearse su apoyo a la ofensiva israelí contra Hamás en la Franja, que ha dejado ya más de 15.000 muertos.

La estrategia es golpear con misiles o drones a los barcos que atraviesan ese mar, o secuestrarlos. Aumentar el coste de los seguros, los sueldos de las tripulaciones y, en general, del transporte de mercancías. Unos cuantos golpes certeros en la cadena de valor de productos manufacturados, o del gas y petróleo, podría provocar un alza generalizada de los precios. Algo difícil de encajar para unas economías ya dañadas por la inflación que provocó la guerra energética de Rusia tras la invasión de Ucrania el año pasado.

Solo este domingo, un buque de guerra de Estados Unidos y al menos cuatro barcos comerciales han sido atacados con misiles o drones por rebeldes hutíes. Se trata de una milicia chií de Yemen apoyada por Irán y en guerra civil contra el Gobierno de Saná (la capital), apoyado por Arabia Saudí.

Comenzaron lanzando misiles balísticos antibuque contra el destructor USS Carney, aunque no lo alcanzaron. Luego atacaron el barco comercial Unity Explorer, operado desde Reino Unido. Fue alcanzado por un misil lanzado por los rebeldes yemeníes, aunque solo sufrió "daños menores". Otro misil alcanzó el buque Number Nine, de transporte de grano con bandera panameña pero también gestionado por Reino Unido. Este sí provocó daños sustanciales. El buque panameño Sophie II pidió auxilio a la Armada estadounidense por otro ataque más con misiles. Mientras, los buques de guerra de Estados Unidos tuvieron que derribar varios drones de ataque. Y esto fue solo el domingo. Hace dos semanas, el carguero Unity Explorer, operado por el hijo del magnate comercial israelí Rami Ungar, fue interceptado por las milicias. También secuestraron a otro, el Galaxy Leader, el pasado 20 de noviembre. Pusieron en su cubierta las banderas de Yemen y Palestina.

Los yemenies secuestran el carguero Galaxy Leader.

Los yemenies secuestran el carguero Galaxy Leader. / EPE

"Tanto Hamás como los hutíes son aliados de Irán. Teherán busca elevar los costes de la navegación marítima de las principales rutas navales del mundo para generar una presión adicional sobre los gobiernos occidentales que pueden ver cómo los precios de las mercaderías y, sobre todo, de la energía, aumenta", explica a este diario Yago Rodríguez, doctorando en innovación militar de insurgencias. "Quieren conseguir que ellos presionen sobre el gobierno israelí para que pare la ofensiva en Gaza".

Esto supone un riesgo claro para las navieras y para el comercio internacional. Preguntada por este diario, una de las mayores navieras del mundo reconoce que "ahora mismo la seguridad de nuestros barcos y marineros es nuestra prioridad", pero declina hacer más comentarios por lo delicado de la situación.

Irán puede imponer así tensión tanto en el Mar Rojo, que separa Yemen de África, como en el estrecho inferior, el de Bab el-Mandeb. Si quisiera escalar el conflicto, podría incluso realizar ataques de precisión, puntuales, en infraestructuras energéticas saudíes o kuwaitíes, porque están al alcance de los drones Shahed. Con ello, pondrían nerviosos a los mercados de materias primas y conseguirían elevar el precio del oro líquido. Se teme una represalia similar al que se produjo tras la guerra del Yon Kipur entre Israel y Egipto y Siria. Entonces, los países petroleros árabes provocaron una carestía energética que tumbó a las economías occidentales. Pero esta posibilidad parece algo más lejana, porque Arabia Saudí e Irán se están acercando políticamente y restableciendo relaciones diplomáticas, con la mediación de China.

"No solo es que la situación pueda escalar, es que lo más probable es que lo haga en las próximas semanas, mientras se alcanza el punto álgido de la batalla en Gaza", apunta Rodríguez. Tras bombardear con fuerza el norte de Gaza, hasta dejarla inhabilitable, el Ejército hebreo se dirige ahora hacia el sur de la Franja. Organizaciones humanitarias y líderes mundiales, desde Joe Biden a Pedro Sánchez pasando por António Guterres, están pidiendo a Israel que frene el ritmo de bajas civiles palestinas en los ataques y que se evite una crisis humanitaria de primer nivel, algo que por el momento rechaza el Gobierno de Benjamin Netanyahu.

"A Irán le interesa poner presión y amagar o incluso materializar con una escalada regional para proteger a su aliado, Hamás, porque si resulta eliminado, como pretende Israel, las milicias chiíes libanesas de Hezbolá será el único aliado sustancial del régimen de los ayatolás", concluye el analista.

Se trata de ir aplicando una técnica de graduación de hostilidades que genere costes adicionales tanto para Israel como para su principal aliado, Estados Unidos.

Imagen de un rebelde yemeni hutí.

Imagen de un rebelde yemeni hutí. / EFE

"Las Fuerzas Armadas yemeníes seguirán impidiendo que buques israelíes naveguen por el Mar Rojo y el Mar Arábigo hasta que cese la agresión contra nuestros hermanos de la Franja de Gaza", asegura Yahya Sari Qasim Sar, portavoz de las fuerzas militares de los hutíes, informa Europa Press. Insisten así en su "advertencia" a todos los buques "israelíes o relacionados con israelíes" que son ahora "un objetivo legítimo".

Está por ver la respuesta de Estados Unidos y sus aliados. De momento, el Gobierno del Reino Unido, el país con más buques atacados, ha reforzado su presencia militar en la zona, con el despliegue del HMS Diamond, que se unirá al HMS Lancaster. "Estas aguas son rutas esenciales para el comercio global e incidentes como estos muestran la importancia de que haya una presencia de la Real Marina en la región", se lee en un comunicado de Defensa. Londres quiere reforzar la seguridad en la zona a través del Convenio internacional de seguridad marítima y las Fuerzas marítimas combinadas, dos mecanismos de protección marítima internacional.