Tensión fronteriza

Rusia presiona a Estonia y Finlandia con migrantes en su frontera

Esta medida de presión no es la primera vez que se usa en el este de Europa. En 2021, Bielorrusia trajo a miles de migrantes de África, Oriente Próximo e incluso América Latina con la promesa de que podrían cruzar

Soldado ruso en la frontera con Estonia.

Soldado ruso en la frontera con Estonia. / EFE

Àlex Bustos

El pasado lunes por la noche salieron a la luz vídeos de cómo la policia fronteriza estonia echaba a migrantes de África y Oriente Próximo para que pudieran regresaran a Rusia después de que Moscú los enviara para presionar a Estonia. Los agentes argumentaron que debían volver al país euroasiático porque no tenían la documentación necesaria para entrar en territorio Schengen. Según apuntan algunos medios de la oposición bielorrusa, los servicios secretos rusos los habrían traído desde sus países de origen. En la frontera finesa también se han visto grupos de migrantes intentando cruzar los pasos fronterizos.

Según han podido saber algunos medios rusos como 'Fontanka', los migrantes son llevados hasta algún punto cercano a la frontera rusa con Finlandia en vehículos con matrícula rusa, donde reciben una bicicleta con la que supuestamente podrían cruzar al otro lado. Los medios locales han tenido acceso a chats donde ciudadanos de Yemen, Irak, Siria y Marruecos preguntan sus dudas sobre el viaje, y muchos de ellos se sienten "perdidos", según Fontanka. Para poder llegar hasta allí habrían pagado precios de entre 1.000 y 3.000 euros al cambio, que incluyen una invitación a Rusia, bilelte de avión, viaje a San Petersburgo y transporte hasta la frontera. La sede de muchas de estas compañías de intermediarios se encontraría en Turquía.

Antecedentes bielorrusos

Esta medida de presión no es la primera vez que se usa en el este de Europa. Ya en 2021, Bielorrusia trajo a miles de migrantes de África, Oriente Próximo e incluso América Latina con la promesa de que podrían cruzar sin problemas a través de intermediarios. Polonia no les dejó pasar y Minsk no les dejó regresar a su territorio y decenas de ellos tuvieron que dormir a temperaturas bajo cero en el bosque bielorruso.

Ya en su llegada las condiciones que vivieron fueron duras, llegando a tener que dormir en la calle incluso en la misma capital bielorrusa por falta de plazas hoteleras antes de su partida a la frontera. Aunque en un primer momento todo fueron facilidades para llegar hasta la frontera polaca, cuando intentaron regresar a Bielorrusia las patrullas fronterizas bielorrusas hicieron ademán de cargar sus armas y disparar para intimidarles. Debido a la dependencia política y económica de Minsk respecto a Moscú, es conocido que dichas presiones contaron con el apoyo tácito des Rusia, ya que Vladímir Putin no ha tenido problemas en advertir a Aleksander Lukashenko, su homólogo, cuando ha intentado tomar medidas que no son del agrado del líder ruso.