Informe

La UE y la OTAN ven necesario mayor compromiso para proteger las infraestructuras críticas

A lo largo del informe, el grupo de trabajo alerta de las “vulnerabilidades” de las infraestructuras energéticas, de transportes, digitales y espaciales

Imagen de archivo del secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg.

Imagen de archivo del secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg. / Kay Nietfeld/Dpa

EFE

La Unión Europea (UE) y la OTANse comprometieron este jueves a incrementar su cooperación para proteger infraestructuras críticas de energía, transporte, digitales o espaciales que han identificado como “vulnerables” ante posibles ataques.

Así se desprende del informe publicado este jueves por el grupo de trabajo creado por las dos instituciones sobre la resiliencia de infraestructuras críticas, a raíz especialmente del sabotaje sufrido por los gasoductos Nord Stream.

El estudio defiende que es necesario “aumentar el compromiso” entre la UE y la OTAN en caso, especialmente, de “peligro grave o de cambio significativo en el contexto de la seguridad”, y promover la cooperación entre los aliados, los Estados miembros y también el sector privado.

Para ello, sugiere el apoyo del centro europeo de excelencia para la lucha contra las amenazas híbridas.

Igualmente, el informe pide reforzar los diálogos estructurados sobre resiliencia y movilidad militar entre las dos partes, y ampliar los contactos sobre ciberespacio, transporte marítimo y energía, así como entre el Estado Mayor Internacional de la OTAN y el Estado Mayor de la UE.

Además, pide aumentar la concienciación sobre las implicaciones para la seguridad de la participación o el control de infraestructuras críticas por parte de entidades de “competidores estratégicos”, así como de los riesgos potenciales relacionados con los proveedores de esos países en, por ejemplo, las redes 5G.

Por último, insta a promover “las mejores prácticas y evaluaciones” y mejorar la supervisión de la implicación y la cooperación en materia de seguridad, también entre actores civiles y militares, así como realizar periódicamente evaluaciones paralelas y coordinadas de las amenazas a las infraestructuras críticas.

A lo largo del informe, el grupo de trabajo de la UE y la OTAN alerta de las “vulnerabilidades” de las infraestructuras energéticas, de transportes, digitales y espaciales.

Reconoce que “la seguridad energética es más difícil en el actual entorno geopolítico” y que, al estar las infraestructuras energéticas interconectadas, una perturbación en un lugar concreto “puede tener repercusiones más amplias”.

Pese a haber reducido la dependencia energética de Rusia, alerta a los aliados y países de la UE de que “las nuevas infraestructuras y conexiones también plantean nuevos retos” en cuanto a su protección.

“La mayor dependencia de las energías renovables también conlleva posibles vulnerabilidades en la cadena de suministro, ya que muchos de sus componentes críticos siguen concentrándose en gran medida fuera de la OTAN y la UE”, subraya.

Por lo que respecta al transporte, aeropuertos y puertos marítimos entre otras infraestructuras también son vulnerables a los ciberataques, que pueden infligir importantes daños económicos y posiblemente causar interrupciones para su uso por parte de los militares, señala el estudio.

Destaca en especial que son infraestructuras cada vez más dependientes de la red eléctrica y que cada vez están más digitalizadas.

Por lo que se refiere a la infraestructura digital, indica que la dependencia de los cables submarinos y las redes 5G “plantea riesgos” debido a las “limitadas capacidades de reparación y al aumento de la vulnerabilidad”.

Además, la infraestructura digital depende de cadenas de suministro mundiales que son “vulnerables a interrupciones accidentales e intencionadas”.

Sobre la infraestructura espacial señala que tanto los activos basados en el espacio como los sistemas terrestres pueden ser “vulnerables a diversos riesgos naturales y provocados por el hombre”.

Indica que los activos espaciales pueden ser propiedad y estar gestionados por la UE (como los sistemas Galileo o Copernicus), los Estados miembros, los aliados y, cada vez más, por entidades comerciales.

En ese contexto, “los competidores estratégicos y los adversarios potenciales están desarrollando capacidades contraespaciales que podrían amenazar el acceso de la OTAN y la UE al espacio y su libertad de operación en él”, lo que a su vez “podría perturbar infraestructuras críticas”.