Los ciudadanos rusos que quieran entrar en la Unión Europea tendrán que pagar en breve mucho más por el visado y superar un procedimiento mucho más complicado, cambios que acabarán con el acceso privilegiado al espacio de libre circulación de Schengen del que han disfrutado hasta ahora. La Comisión Europea ha formalizado este martes la propuesta de suspensión del Acuerdo de Facilitación de Visados entre la UE y Rusia, tal y como acordaron hace una semana los ministros de exteriores de la UE en Praga, y confía en que se haga realidad en cuestión de días. “Confío en que el Consejo adoptará la propuesta con rapidez, esta misma semana, y en que el lunes tengamos un nuevo régimen de visados con Rusia”, ha dicho este martes la comisaria de interior, Ylva Johansson, durante la presentación de la propuesta. 

La propuesta eleva la tasa a pagar por obtener un visado de 35 a 80 euros por persona y amplía el plazo de procesamiento en los consulados, que pasará de los 10 días actuales hasta los 15 días aunque podría llegar hasta el mes y medio si las autoridades consideran necesario un escrutinio a fondo. “Rusia sigue violando el derecho internacional con sus acciones militares ilegales, cometiendo atrocidades contra los ucranianos y socavando la seguridad y estabilidad europea y mundial. Estas acciones violan los principios fundamentales sobre los que se celebró el Acuerdo de Facilitación de Visados y van en contra de los intereses de la UE y de sus Estados miembros. La propuesta muestra una respuesta firme y unida de la UE”, ha indicado Johansson. 

El plan, que ahora deberá ser aprobado formalmente por el Consejo (los gobiernos de los Veintisiete), también contempla endurecer las reglas de los visados válidos para múltiples entradas y una ampliación de la documentación requerida. “Los ciudadanos rusos no pueden tener un acceso fácil a la UE. Ser un turista en Europa no es un derecho fundamental” y “por el momento no hay base para la confianza ni para una relación privilegiada”, ha dicho la socialista sueca, quien ha recordado también la expulsión por parte del Kremlin de decenas de diplomáticos de los consulados y embajadas europeas. Un hecho que ha aumentando la desconfianza y reducido la capacidad de los Estados miembros para examinar solicitudes de visados. 

Territorios ocupados

Paralelamente, la Comisión Europea también ha propuesto, tal y como acordaron también los Veintisiete, no reconocer los documentos de viaje emitidos por las autoridades de los territorios ocupados de Ucrania. Rusia sigue emitiendo pasaportes en las regiones de Jersón y Zaporiyia. Bruselas deja claro en su propuesta legislativa que los Estados miembros no deberán reconocer estos documentos como documentos válidos de viaje que den acceso al espacio de libre circulación de Schengen. 

La medida busca evitar respuestas dispares de los distintos países y, según el Ejecutivo comunitario, no penalizará a los ucranianos que viven en las zonas ocupadas por las tropas rusas. Es decir, aquellos ucranianos bajo ocupación que solo disponen de pasaporte ruso, podrían entrar en la UE en determinadas situaciones. “Las autoridades fronterizas y los consulados tienen un amplio margen de apreciación a la hora de expedir visados y permitir la entrada en la UE a personas que no cumplen todas las condiciones, incluso si la persona no tiene un pasaporte válido”, sostiene la Comisión, que subraya que las autoridades fronterizas nacionales deberán tener en cuenta los motivos humanitarios, las razones de interés nacional y las obligaciones internacionales y respetar siempre el interés superior del menor y el principio de “no devolución”. 

En caso de que se suspenda el acuerdo sobre los visados, la propuesta entrará en vigor dos días después de su publicación en el diario oficial. En el caso de la propuesta sobre el no reconocimiento de los pasaportes emitidos en los territorios ocupados, Parlamento y Consejo tendrán que ponerse de acuerdo primero. El acuerdo de facilitación de visados, que ya fue parcialmente suspendido a finales de febrero tras la invasión rusa de Ucrania, entró en vigor en junio de 2007 y facilita la emisión de visados para estancias de 90 días como máximo en un período de 180 días. Hasta el 1 de septiembre de este año, unos 963.000 rusos disponían de visado para el espacio de libre circulación de Schengen. Bruselas también emitirá directrices para permitir a los Veintisiete reevaluar la situación en estos casos.