La Unión Europea no prohibirá totalmente el acceso a los visados europeos de los ciudadanos y turistas rusos, porque la medida reclamada por los países bálticos o Polonia no concita la unanimidad de los Veintisiete y hay socios europeos que consideran que podría dar oxígeno a Moscú en su propaganda antieuropea y que es necesario seguir manteniendo las puertas abiertas a determinados colectivos. Pero los ministros de exteriores de la Unión Europea sí han conseguido cerrado un acuerdo político por el que el que se comprometen a suspender plenamente el Acuerdo de Facilitación de Visados firmado con Rusia en 2007, que garantizaba unas condiciones privilegiadas de acceso a territorio comunitario. 

El pacto ya fue parcialmente suspendido el pasado 25 de febrero, en el marco del segundo paquete de sanciones contra Rusia por la invasión de Ucrania. Desde entonces los miembros del gobierno y del parlamento ruso, del tribunal supremo y la corte constitucional, los ciudadanos con pasaporte diplomático, miembros de delegaciones rusas oficiales así como empresarios y representantes de organizaciones empresariales no se beneficiaban del acceso privilegiado que garantizaba el acuerdo y estaban sujetos a condiciones de acceso al territorio comunitario mucho más complicadas y farragosas, con trámites mucho más caros por viajar a la UE y plazos de respuesta de las autoridades más largos. 

“La facilitación de visados se hace para facilitar (el acceso). Si se termina no habrá más facilidad. Los visados serán más difíciles de conseguir. Todavía será posible obtener nuevos visados, pero en un número mucho más reducido”, ha dicho Borrell al término de un consejo informal de dos días celebrado en Praga (República Checa) que se ha centrado sobre todo en la situación en Ucrania. Según ha explicado, desde mediados de julio se ha producido un aumento sustancial en el número de cruce de fronteras entre Rusia y los países vecinos, lo que supone un riesgo para la seguridad. También ha destacado que hay muchos rusos que siguen viajando a la UE por turismo y compras, “como si no hubiera una guerra en Ucrania”, y los Estados miembros consideran que no se pueden continuar así.

Proceso más largo y caro

Pese a la división de opiniones, los Veintisiete tenían clara que había que “hacer algo” y el resultado ha sido la suspensión total del Acuerdo de Facilitación de Visados. “Esto significa que se reducirá significativamente el número de visados nuevos emitidos por los Estados miembros. El proceso será más difícil y más largo y en consecuencia el número de visados se reducirá sustancialmente”, ha añadido sobre un enfoque común que evitará además que los rusos vayan de un país de la UE a otro buscando aquel que ofrece las mejores condiciones de acceso.

El pacto cerrado por los Veintisiete, que todavía tendrá que desarrollarse y acordarse formalmente, también incluye el compromiso a analizar cada solicitud de visado de forma individualizada, particularmente para determinados colectivos. “No queremos separarnos de aquellos rusos que están en contra de la guerra en Ucrania. No queremos cortar (lazos) con la sociedad civil rusa”, ha añadido.

Controles fronterizos

El compromiso también incluye la aceptación de que los países fronterizos con Rusia, que se enfrentan a una situación "difícil", puedan adoptar medidas nacionales para restringir la entrada en su territorio y un encargo a la Comisión Europea para que examine la situación de los millones de visados en vigor y elabore directrices de actuación. "La situación en los países vecinos es desafiante. Reconocemos que estos países pueden tomar medidas a nivel nacional para restringir la entrada a la Unión Europea a través de sus fronteras de conformidad con el código de fronteras Schengen de la Unión Europea", ha anunciado Borrell abriendo la puerta a una solución regional. Del debate en Praga también sale el compromiso a no reconocer los pasaportes emitidos por las autoridades rusas de los territorios ocupados en Ucrania.