"Es la hora de la verdad, con los artículos en mano", ha dicho este lunes el presidente de ChileGabriel Boric, al recibir la nueva Constitución, que será votada en plebiscito el próximo 4 de septiembre. "Será nuevamente el pueblo el que tendrá la última palabra sobre su destino", ha señalado el joven mandatario, de 36 años. "El plebiscito no es ni debe ser un juicio al Gobierno, es el debate sobre el futuro para las próximas décadas: debatamos con esa altura de miras", ha añadido, en clara alusión a las encuestas según las cuales se impondría el 'no' al texto redactado a lo largo de casi un año por los convencionales, y de corte marcadamente progresista. El último sondeo de Pulso Ciudadano informa de que el rechazo a la Carta Magna de 388 artículos y 57 normas transitorias obtendría el 44% de los votos, contra el 25% del 'sí'. Otros estudios de opinión estrechan las diferencias. En pocos días comenzará la campaña electoral, que será decisiva. Boric ha pedido "no descalificar al que piensa distinto".

"Se nos encomendó escribir este texto, y hoy con mucha humildad y satisfacción lo ofrecemos cumpliendo todos los plazos establecidos. Sabemos que es perfectible, y esperamos que sea el piso mínimo de una sociedad con mayor equidad, fundada sobre fuertes bases éticas", ha manifestado María Elisa Quinteros, la principal autoridad de la Convención, al entregarle al borrador al jefe de Estado. Boric ha invitado a la ciudadanía a discutirlo "intensamente", sin "falsedades, distorsiones o interpretaciones catastrofistas ajenas a la realidad". Una reciente encuesta de la Asociación de Municipalidades de Chile (Amuch) dio cuenta de que un 56,4% de los consultados no ha leído el proyecto. Buena parte de la ciudadanía se ha informado por los comentarios en las redes sociales donde imperan las fake news y las descalificaciones que los promotores de los cambios constitucionales atribuyen a usinas de una derecha que no ha tenido capacidad de veto en la Asamblea.

La Carta Magna incluye novedades importantes sobre el funcionamiento del Estado, que se define como un "república democrática" y "plurinacional", incorpora derechos relacionados con el medio ambiente, el uso del agua y la paridad de género. Asegura a su vez las condiciones para la interrupción del embarazo, las pensiones y la salud de los ciudadanos. "Desdramatizando, el texto no es una refundación que liquida a Chile, como algunos lo presentan; tampoco es la creación de un nuevo orden revolucionario, como quizás otros lo pensaron. En síntesis, es una propuesta respecto a los derechos que el Estado debe cautelar, junto a una nueva forma de gobierno", considera el analista Gabriel Gaspar.

La paradoja

Arturo Zuñiga, de la ultraderechista Unión Democrática Independiente (UDI), sostiene que esta constitución "no une al país" porque se trata de "una propuesta radical". Se avecinan días de disputas en el espacio público, los medios y las redes. De imponerse el "Apruebo", comenzará la edificación del sistema político propuesto en la Carta Magna. La transición sería de años. Pero, en caso de suceder lo contrario, como por ahora auguran los sondeos, Chile enfrentaría una situación paradójica: al calor del estallido social de 2019, un 80% de la población aprobó reformar la Constitución en un plebiscito. Una parte de esos chilenos ha decidido en los 359 días de trabajo de la Asamblea darle la espalda a esos cambios y preferir, en los hechos, que se mantenga el texto redactado durante la última dictadura militar. Aquella Carta de 1980 fue enmendada en dos ocasiones, con distinto nivel de profundidad, pero sin modificar la matriz heredada de la era del general Augusto Pinochet.

Peligros en el horizonte

"Más allá de las legítimas diferencias sobre el texto, hay algo en lo que todos tenemos que estar orgullosos. Que en el momento de la crisis más profunda que ha vivido nuestra patria en década, los chilenos optamos por más democracia", ha afirmado Boric sobre el modo en que la sociedad buscó apagar el fuego del estallido sobre la base de la reforma constitucional. "Ha tenido que pasar mucho, muchos sacrificios de vidas para poder discutir una Constitución que nazca de un debate democrático". La popularidad del presidente ha experimentado por primera vez un alza después de meses de deterioro, desde su asunción, el pasado 11 de marzo. La aprobación pasó del 36% al 44%. La mejoría está relacionada con la puesta en marcha de una agenda social que incluye la reforma tributaria, de pensiones y una política habitacional.

Camilo Escalona, el secretario general del Partido Socialista (PS), que forma parte de la coalición de Gobierno, ha advertido del peligro que representa la derrota del "Apruebo". A su criterio, "los sectores más duros de la derecha van a decir que han tenido una victoria política que ratifica la institucionalidad y no va a querer modificarle absolutamente nada". Agustín Squella, un destacado jurista y filósofo que se desempeñó como convencional constituyente, ha puntualizado que, de cumplirse esas temidas predicciones, la iniciativa que fue entregada a Boric este lunes "quedará como otro eslabón, si bien el más importante, de una cadena que no hemos sabido completar exitosamente en un lapso superior a 30 años".