El segundo día de la cumbre del G7 en Elmau, Baviera, estuvo marcado por la comparecencia a través de videoconferencia de Volodímir ZelenskiEl presidente ucraniano volvió a pedir ayuda militar a las siete potencias económicas en su batalla ante la invasión rusa. Los líderes de EEUU, Reino Unido, Canadá, Japón, Francia, Italia y Alemania respondieron con una declaración conjunta en la que se comprometen a apoyar al ejército ucraniano “tanto tiempo como sea necesario”. También se comprometen a invertir cerca de 30 mil millones de euros para garantizar los servicios básicos de la población ucraniana.

La intervención de Zelenski fue a puerta cerrada y la organización de la cumbre apenas cedió treinta segundos de imágenes sin sonido del encuentro con los líderes de las siete potencias. La petición del presidente ucraniano llega en un momento en el que Rusia consolida sus avances militares en el este del país y cuando en Kiev cunde el miedo de que en Occidente comience a instalarse una cierta fatiga respecto a una guerra con visos de cronificarse y que, además, ya tiene un claro impacto económico en los países occidentales. La inflación y una recesión aparentemente inevitable son sólo algunas de esas consecuencias.

Medidas adicionales

Al rechazo cerrado a la invasión rusa le siguió el compromiso de todos los países del G7 de aplicar nuevas sanciones contra la economía rusa y la bielorrusa. Los integrantes del bloque consideran que al régimen de Alexander Lukashenko un apoyo fundamental para el Kremlin su “guerra de agresión”. La declaración conjunta es, sin embargo, bastante vaga y no explicita cuáles podría ser las medidas concretas – y adicionales a las sanciones ya en vigor – contra Moscú y Minsk.

“Equilibraremos y ampliaremos las sanciones específicas para restringir aún más el acceso de Rusia a insumos, servicios y tecnologías industriales clave producidos por nuestras economías, en particular aquellos que respaldan la base industrial de defensa y el sector tecnológico de Rusia”, apunta la declaración conjunta que menciona, además, el posible bloqueo al oro ruso en los mercados occidentales y la reducción de los ingresos del Kremlin por la venta de petróleo. Otro objetivo expreso del G7 es eliminar lo antes posible la dependencia energética generada por las exportaciones fósiles rusas y la transición hacia un modelo de neutralidad climática.

Gas licuado

En este nuevo contexto, en el que Putin está cerrando a cámara lenta el suministro de gas a Europa y muy especialmente a Alemania – su principal cliente mundial –, EE.UU. emerge como uno de los ganadores como exportador de gas licuado, la alternativa al gas ruso que llega a la Unión Europea a través de gasoductos.

La omnipresencia de la guerra en Ucrania y su consecuencias dejó en un segundo plano los dos otros dos puntos destacados de la segunda jornada de la cumbre: el cambio climático y la seguridad alimentaria, dos asuntos que exigen respuestas urgentes, según las voces críticas con la cumbre organizada por Alemania.