El presidente francés, Emmanuel Macron, puso hoy fecha a la salida de la crisis de la covid, el 30 de junio, cuando tiene previsto acabar con las últimas restricciones, que se irán levantando de forma paulatina a partir del próximo 3 de mayo.

En una entrevista a diversos diarios regionales franceses, publicada en sus páginas de internet, Macron se mostró confiado en que toda Francia podrá avanzar al mismo ritmo en la desescalada, aunque no descartó mantener las restricciones en regiones más afectadas. "Las medidas serán nacionales, pero podremos activar 'frenos de emergencia' sanitarios si el virus circula demasiado", indicó el presidente francés, que fijó en 400 casos por 100.000 habitantes el límite de alerta, o si hay una explosión de casos en un territorio determinado que amenace con saturar los servicios de cuidados intensivos.

A un año de las elecciones presidenciales, en las que todo apunta a que optará a la reelección aunque oficialmente no lo ha desvelado, Macron quiso dar un calendario de salida de la crisis. La desescalada comenzará el próximo 3 de mayo con la apertura de todos los centros de enseñanza -las escuelas reabrieron el pasado día 26- y el fin del confinamiento perimetral que impide los desplazamientos más allá de 10 kilómetros del domicilio.

Reabren ocio y cultura

El 19 de mayo se retrasará el toque de queda a las 21.00 horas, dos más que en la actualidad, y se reabrirán comercios, museos, monumentos, cines, teatros, actividades deportivas al aire libre y terrazas. Todos esos lugares, que permanecen cerrados en Francia desde hace ya seis meses, tendrán aforos limitados y en el caso de las terrazas no se permitirán más de seis personas en la misma mesa. En todo caso, se mantiene la prohibición de reuniones de más de 10 personas.

La penúltima etapa de la desescalada será el 9 de junio, cuando el toque de queda se retrasará a las 23.00 se abrirá el interior de bares y restaurantes, con un máximo de 6 personas en cada mesa, y se autorizará la entrada de 5.000 espectadores en lugares culturales y deportivos. Además, los turistas podrán regresar al país siempre que tengan el pasaporte sanitario, se suavizará la obligación de teletrabajar y se reabrirán gimnasios, salones y ferias.

El 30 de junio se pondrá fin al toque de queda, que habrá estado ocho meses en vigor, y las limitaciones de aforo en establecimientos públicos, siempre que la situación sanitaria lo autorice. Los últimos resquicios de la crisis serán las medidas de protección personal, como mascarillas o distancia de seguridad, indicó el presidente, que no descartó que los ya vacunados tengan que volver a pincharse una vez al año. Macron mostró su confianza en poder mantener este calendario porque, aseguró, "existe una vacuna que da una perspectiva duradera de salida de la crisis". Pero matizó que no se puede garantizar que el país no se vea de nuevo "desbordado por el virus", sobre todo por la aparición de nuevas variantes.

Vacunas y ayudas

El presidente francés se mostró satisfecho del avance de la campaña de vacunación (un 22 % de la población francesa ha recibido ya al menos una dosis), y consideró que "Europa está recuperando el retraso con respecto a Estados Unidos". También anunció que este fin de semana comenzará la inmunización de los adultos con problemas graves de sobrepeso.

En paralelo, defendió las ayudas económicas de su Gobierno, que a su juicio han minimizado la incidencia de la crisis, a diferencia de lo que sucedió en 2008. Esas ayudas han hecho que la deuda pública francesa se disparara al 115,7 % del PIB en 2020, año en el que el déficit público subió al 9,2 % del PIB. "Hemos protegido los empleos existentes. El paro no ha explotado, ni las quiebras" de empresas, subrayó.

Macron aseguró que aprovechará la presidencia francesa de la Unión Europea, en el primer semestre de 2022, para acelerar la toma de decisiones, en particular con respecto al plan de recuperación de 750.000 millones de euros. En ese sentido, se expresó en la misma línea que lo hicieron ayer, miércoles, los ministros de Economía de Francia, Alemania, España e Italia, que pidieron a Bruselas acelerar la aprobación de los programas de recuperación nacionales.

"Nuestros procedimientos son demasiado lentos y burocráticos. La presidencia francesa tendrá la voluntad de reformar las instituciones para hacerlos lo más eficientes posible", afirmó Macron, que consideró que también debe "simplificar los procedimientos en Francia". Además, consideró inapropiada la comparación del plan de rescate europeo con el anunciado por su homólogo estadounidense, Joe Biden, de 1 billón de dólares. "Hay que tener en cuenta nuestro modelo social (...) Francia dedica el 20 % de su PIB a la crisis. La misma proporción que Estados Unidos, que no tiene nuestro sistema de solidaridad", señaló