ALBERT CAMPABADAL

Presidente de Grupo Sifu

"4.500 personas con discapacidad trabajan en Sifu en 2.000 empresas"

POR ARMANDO HUERTA

Un día decidió dar empleo en sus gasolineras a personas con discapacidad. Esta enriquecedora experiencia fue el embrión de Grupo Sifu, la empresa que él mismo fundó en 1993 para favorecer la inserción laboral de este colectivo. Brindarles el apoyo social y cultural que, por sus singularidades, requieren fue un objetivo desde el principio. Campabadal nos recibe con hospitalidad en la delegación que la compañía tiene en el barrio madrileño de Vallecas.

Campabadal recuerda que en España hay cuatro millones de personas con discapacidad y que encontrar un empleo es esencial para su desarrollo como personas
ARMANDO HUERTA. MADRID. – Usted fundó el Grupo Sifu para dar empleo al colectivo de personas con discapacidad, cuya inserción laboral no es fácil. ¿Cómo surgió la idea?¿cómo empezó todo?

– En mi familia hemos tenido varias personas con discapacidad y hemos aprendido a convivir con ello como algo absolutamente normalizado. En 1990 tenía, junto a un socio, 16 estaciones de servicio en Cataluña y empezamos a dar empleo a personas con discapacidad en las gasolineras. Llegamos a tener más de cien personas con discapacidad trabajando. Teníamos estaciones de servicio en las que todo el personal de pista tenía algún tipo de discapacidad. Y en 1993 me decidí a fundar Sifu.

– ¡Qué importante es para todas las personas sentir que pueden desarrollar un trabajo!

– Esencial. La inclusión laboral es lo mejor que existe para una persona con discapacidad. Le proporciona autoestima, le permite un proyecto de vida, le da una independencia económica y, además, le facilita una serie de relaciones sociales. Salen de casa, trabajan y eso les permite conocer gente, interactuar con otras personas.

– Les abre posibilidades. Y tener obligaciones les ayuda también a llevar una vida ordenada y con objetivos...

– Todos necesitamos por la mañana levantarnos, asearnos y ponernos a funcionar. Y, al cabo de unas horas, llegar a casa cansados, comer y descansar. Cuando este ciclo no se cumple, la personalidad a menudo se pervierte. ¿Qué haces cuando no adquieres estos hábitos? Terminas viendo la televisión todo el día o fumando más de lo que deberías fumar. El trabajo es importante para tener un orden, una disciplina, unas obligaciones.

"Una de cada tres familias en España tiene una persona con discapacidad"

– Estas personas, trabajando, mejoran además sus capacidades.

– Por supuesto. El empleo les ayuda a menudo a superarse. En Sifu hacemos un seguimiento a la trayectoria personal y profesional de cada empleado. Monitorizamos qué potencial tiene cada uno y si va escalando posiciones para valorar si puede desarrollar otra función profesional más avanzada transcurrido un tiempo. Ofrecemos una formación a la persona con discapacidad cuando entra en la empresa y apostamos después por su formación continua para que vaya actualizando habilidades y conocimientos en su puesto de trabajo.

– Las personas con alguna discapacidad son más de las que a menudo pensamos.

– Sí. En España, por ejemplo, se calcula que hay entre un 8% y un 10% de personas con discapacidad. Una de cada tres familias tiene algún miembro con algún tipo de discapacidad. Hablamos de cuatro millones de personas en nuestro país.

– La empresa tiene su origen en las estaciones de servicio, pero se llama SIFU, Servicios Integrales de Fincas Urbanas, ¿por qué?

– Llegó un momento en que ya no podía emplear a más en las estaciones de servicio y entendí, además, que quizá no era el tipo de empresa que más puestos de trabajo permite crear para estas personas. Fue entonces cuando me puse a pensar en qué tipo de trabajo podía ser apto para este colectivo e intensivo, a la vez, en mano de obra. Y llegué a la conclusión de que los servicios de jardinería, las labores de limpieza y los controles de acceso a los edificios podían ser quizá una buena opción.

– Pensando en las comunidades de vecinos...

– Sí. Pensé en comunidades de vecinos de determinados barrios en las ciudades que tienen conserje y personas que cuidan el jardín, limpian los portales, vigilan el garaje o atienden la piscina. Pensé que este tipo de servicios no son fácilmente automatizables y podían ser realizados por personas con discapacidad...

"La inclusión laboral es lo mejor que existe para una persona con discapacidad, le ayuda a superarse"

– Los seres humanos necesitamos un "buenos días" de otro ser humano por las mañanas...

– Exactamente. Alguien que salude en la entrada, que guarde las llaves, que recoja los paquetes que llegan, etc. Entonces la primera idea no fue crear Sifu tal y como hoy está concebido sino poner en marcha una empresa especializada en servicios para las comunidades de propietarios.

– ¿Y funcionó?

– Funcionó. Y pronto te das cuenta de que lo que haces en las comunidades de vecinos lo puedes llevar también a edificios de oficinas, a naves y a los almacenes de las empresas.

Albert Campabadal, en las instalaciones de Grupo Sifu en Madrid
Fotografía: José Luis Roca

– Ustedes emplean y ofrecen servicios. Ese es el modelo, ¿correcto?

– Todo el personal con discapacidad está en nuestra nómina, efectivamente. Es decir, nuestro cliente nos dice “mantenme los parques y jardines de mi ciudad en condiciones” y nosotros facturamos por el servicio prestado, dimensionando el equipo humano en función de las necesidades sobre la base de criterios de máxima profesionalidad, adecuados a los intereses de la instalación y dirigidos a la usabilidad del espacio. Lo más importante es que el cliente esté satisfecho.

– Además de un empleo remunerado y una formación, ¿qué más encuentran estas personas en Sifu?

– No solo se les ofrece un puesto de trabajo a través de nuestro Centro Especial de Empleo, tratamos de que su integración social, cultural y deportiva sea lo más plena posible. Y para ello contamos con psicólogos y trabajadores sociales con los que desarrollamos una labor de apoyo muy valiosa. Desde la Fundación Sifu trabajamos la sensibilización hacia la sociedad, fomentamos la formación y les becamos cuando tienen una inquietud deportiva o cultural.

– ¿A cuántas personas dan empleo ahora? ¿a cuántas empresas dan servicio?

– Ahora mismo prestamos servicio a más de 2.000 empresas y tenemos 9.000 empleados, de los que 5.000 estarían dentro de nuestro Centro Especial de Empleo. De estos 5.000 trabajadores, el 90%, es decir, 4.500, son personas con un grado de discapacidad superior al 33%. Y en este colectivo -y esto es importante- hay además unas 2.000 personas que consideramos de especiales dificultades y de muy compleja inserción laboral. Hablo de las personas con enfermedad mental, discapacidad intelectual o discapacidad física en un grado superior al 65%. En España, solo trabaja una de cada diez personas de este colectivo.

– ¿Se percibe hoy en las empresas una mayor sensibilidad que antes hacia este colectivo?

– Las empresas cada vez entienden mejor la inclusión y la diversidad. Nosotros trabajamos con muchas grandes compañías y sus responsables de Recursos Humanos ya tienen muy interiorizada esta sensibilidad. En las compañias trabajan personas de otras nacionalidades, otras religiones, otras razas, otras orientaciones sexuales y, por qué no, otras capacidades. Cada vez está más normalizada la integración de las personas con discapacidad. Y, aparte de que cada vez hay mayor sensibilidad, existe en España una obligación de cumplir con una cuota del 2% de personas con discapacidad en plantilla.

– ¿Y se cumple esa obligación?

– En España hay todavía muchas empresas que no cumplen ese 2%.

– Es una norma que en Europa, además, varía según el país...

– Sí. En España es del 2%. En Francia, del 6% y en Portugal, por ejemplo, del 0%; o sea, las empresas portuguesas no tienen obligación de contratar a personas con discapacidad.

– En Francia se es claramente más exigente con las empresas...

– Y no solo porque haya una cuota del 6% en vez del 2% sino también porque se es más exigente en las inspecciones de trabajo. Aquí, en España, el inspector incide más en otros aspectos laborales y menos en si se está cumpliendo o no la cuota de discapacidad. En Francia, se persigue más y la empresa que incumple el 6% tiene que abonar automáticamente una cantidad de dinero al Estado en su declaración anual a Hacienda del impuesto de sociedades.

– Desde el punto de vista legal, en 1982 la Ley de Integración del Minusválido estableció que las empresas con más de 50 trabajadores tuviesen una “cuota de reserva” para personas con discapacidad, ¿cómo ha funcionado esta ley?

– En realidad, y pocos lo saben, ya en el año 1970, en tiempos de Franco, salió la ley del 2%. La ley de 1982 venía a preocuparse de la vida de las personas con discapacidad en todos sus ámbitos. Fíjate que entonces se hablaba de “minusválidos”; hoy hablamos de personas con diferentes capacidades o de personas con otras capacidades. También en esto se ha progresado.

"En España aún hay muchas empresas que no cumplen la cuota del 2% para la discapacidad"

– La discriminación positiva es clave para la empleabilidad de estas personas, ¿se está haciendo todo lo que se debe desde las administraciones?

– Si estas personas con discapacidad no gozan de una discriminación positiva, que haga más atractiva su contratación, lo tienen muy complicado. Entonces, ¿qué hace el Estado? Bonifica en el impuesto de sociedades. Las empresas con un trabajador con discapacidad pagan menos Seguridad Social. También nos pasa en los centros especiales de empleo. Y lo que ocurre es que ya llevamos unos años en que los Presupuestos no van tan holgados como deberían ir, y estamos notando que no llegan todas las ayudas que deberían llegar.

– Se ha avanzado mucho, pero sigue siendo un colectivo que requiere de mayores ayudas...

– Sí. La ley actual es correcta, pero a veces falla su aplicación. Pensemos que el coste de vida de una persona con discapacidad es mucho más alto. Es posible que necesite una silla de ruedas o la atención de un fisioterapeuta o un seguimiento psicológico o un tratamiento médico determinado, etc. Son necesidades para las que estas personas deberían contar con un nivel de prestaciones y ayudas superior al que hoy tienen.

– ¿Qué apoyo ha encontrado durante todos estos años en la clase política?

– Debo reconocer que nos ha ayudado mucho la sensibilidad de los partidos políticos hacia la discapacidad. Una veces la sociedad va por delante de las leyes y otras las leyes van por delante de la sociedad. En este caso, la clase política ha estado a la altura y ya desde hace muchos años apoya que estas personas tengan una inserción laboral y social lo más amplia posible. Sus leyes van en esta dirección. Es a la sociedad a la que, a veces, le cuesta más estar a la altura.

– Usted es de Barcelona y vive allí. Empezaron con Sifu en esta ciudad y vieron que podían llevar el modelo a otros lugares de España.

– Si lo podíamos hacer perfectamente en Barcelona, ¿por qué no en otras ciudades? La primera delegación la montamos en Zaragoza y ahora tenemos 40 en toda España, y cinco más en el extranjero. 45, en total.

– Están en España, pero también en el extranjero. He leído que tienen presencia en Francia y Andorra.

– En Andorra tenemos casi cuatrocientas personas trabajando; somos ya la primera empresa de servicios allí. Y en Francia tenemos cuatro delegaciones: París, Burdeos, Limoges y Guéret. Es un país en el que, por la similitud en la legislación, creemos que nos va a ir bien.

– ¿Tienen planes para crecer aún más por Europa?

– Sí, pero poco a poco (ríe). Cuando vas a otro país cambia la legislación, la lengua, las formas de hacer, todo cambia, y como empresa tampoco nos podemos tensionar en exceso.

– ¿Se siente orgulloso de lo que hace en Sifu por otras personas?

– Me siento satisfecho de haber sido el promotor de un modelo de empresa con personas con discapacidad en España que triunfa.

EN CLAVE PERSONAL

La cocina y el tenis, sus pasiones

Albert Campabadal nació en un barrio humilde de Barcelona. “En casa no teníamos ni ducha, teníamos que ir a unos baños públicos”, recuerda. De su padre aprendió el afán de superación y el empuje por mejorar las condiciones de vida de su familia. La discapacidad de su hermano, que en casa siempre normalizaron, forjó su personalidad y marcó su forma de entender el mundo.

Con 14 años, mientras estudiaba, trabajó en los almacenes de un camping, y con 20, en una gasolinera. Hoy es el presidente de la patronal de estaciones de servicio en Cataluña.

Campabadal se enorgullece de haber tratado de prosperar en la vida “sin hacer daño a nadie”. Para él, los valores son esenciales. Le gusta rodearse de profesionales que, además de tener actitud, “sean buenas personas”.

En la esfera personal, le gusta ir al mercado, comprar y cocinar, por ejemplo, una fabada, un potaje, una paella o un pollo con gambas. Adora la cocina tradicional española. También le gusta jugar al tenis y salir a navegar.

En cifras:
  • 29 AÑOS DE HISTORIA
  • 9.000 EMPLEADOS
  • 2.100 CLIENTES
  • 45 DELEGACIONES
  • 3 PAÍSES

Datos: 2021

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