Según datos del Ministerio de Educación, en España hay 300.000 alumnos que poseen altas capacidades en alguno de los periodos de la educación escolar obligatorias. Sin embargo, más del 99% de estos casos no se conocen, ya que no se identifican. De esta manera, un 2% de la población forma parte de las personas reconocidas con altas capacidades, también llamadas ‘superdotadas’, pero, según los datos anteriores, podrían ser detectables muchos casos más.

Al contrario de lo que se pueda pensar, estas personas tienen muchas dificultades de adaptación social y educativa desde muy pequeñas. Esto se debe al alto grado de sensibilidad que poseen y que les puede acarrear problemas como la baja autoestima, la dificultad de expresar emociones y trabas en las relaciones interpersonales. Así, una persona con altas capacidades no sólo tiene una inteligencia muy superior a la media, sino una emotividad, motivación, personalidad, creatividad y temperamento que se desarrollan de forma completamente diferente a los de personas de su entorno.

En este sentido, es muy frecuente que los alumnos se aburran y tengan problemas de aprendizaje en los centros de enseñanza obligatoria. La motivación, la innovación y la adaptación son claves a la hora de formar a un niño con altas capacidades y, por tanto, reducir el abandono o el fracaso escolar. Ante esto, son muchas las iniciativas que se están llevando a cabo desde distintos organismos educativos, con la intención de abrir la mente hacia nuevos modelos de enseñanza que se adapten a todas las necesidades.

Más de 2.800 alumnos de altas capacidades en la Región

Actualmente, en la Región de Murcia están registrados un total de 2.827 alumnos de altas capacidades, de los cuales 261 pertenecen a la Primaria, 1.617 a Secundaria y 949 a Bachillerato. Como respuesta a la alta detección de casos y con la intención de adaptar cuanto antes su programa educativo, en la Región se están llevando a cabo diversos proyectos de apoyo curricular a alumnos con altas capacidades.

En esta línea, la consejería de Educación y la Universidad de Murcia firmaron hace unos días dos convenios de colaboración entre ambas instituciones que tienen como finalidad reforzar y consolidar el trabajo conjunto y coordinado entre el Gobierno regional y las universidades. Precisamente con uno de estos acuerdos se fomentará el establecimiento de experiencia y oportunidades de aprendizaje para alumnos de altas capacidades intelectuales de Educación Secundaria. Así, este acuerdo ofrecerá una magnífica oportunidad a los alumnos de 4º de la ESO y 1 y 2º de Bachillerato con altas capacidades intelectuales de ampliar sus conocimientos.

El programa en el que se basa el convenio de las altas capacidades se asienta en procesos de ‘mentoring’, es decir, el alumnado dispondrá de profesorado universitario como mentores. Además, los docentes implicados también recibirán información específica sobre el alumnado con el que participarán.

La Consejería de Educación, a través de la Subdirección General de Innovación y Atención a la Diversidad, promueve dos iniciativas en relación a la respuesta educativa adaptada al alumnado con altas capacidades: el programa experimental de promoción del talento, desde del curso 2019-20, y los talleres de enriquecimiento extracurricular; estos últimos, que se implementaron en el curso 2007-08 con 50 alumnos y 5 talleres, han crecido hasta albergar más de 700 alumnos y 37 talleres en la actualidad. Los talleres se organizan en la vertiente socio-lingüística, científico-tecnológica y artístico-emocional, y permiten al alumnado oportunidades de aprendizaje fuera del horario escolar.

Mucho más que un Cociente Intelectual

Cuando hablamos de personas con altas capacidades, a menudo solemos caer en la banalización y nos quedamos únicamente con que estamos ante personas con un intelecto mucho más elevado que el del resto. Sin embargo, acotar la personalidad y las capacidades de estas personas al mero resultado de un test es erróneo, dado que no existe una alta inteligencia estándar ni todos la desarrollan de la misma manera.

Uno de los expertos que ha contribuido a derribar este muro es Joseph Renzulli, un profesor de psicología de la educación en la Universidad de Connecticut que lleva años investigando acerca del desarrollo de las altas capacidades, así como en herramientas que ayuden a los centros a crear nuevos modelos educativos.

Uno de los principios de Renzulli es el de eliminar el mito de que para medir la capacidad de un niño es únicamente necesario fijarse en su Coeficiente Intelectual (CI) o en su rendimiento académico, ya que, según propuso el también psicólogo Hogard Gardner en 1983, existen siete tipos de inteligencias o comportamientos inteligentes: lingüística, lógico-matemática, espacial, corporal-cinestésica, musical, interpersonal e intrapersonal. A estas siete propuestas por Gardner se ha añadido recientemente una octava: la inteligencia naturalista.

Renzulli, por su parte, reagrupa todas estas categorías y las divide en dos a la hora de detectarlas: la alta capacidad académica y la alta capacidad productivo-creativa. La primera sería la más conocida, la que se detecta habitualmente en las aulas a raíz de observar un alto rendimiento académico y/o al recibir una alta puntuación en un test de CI. Respecto a la alta capacidad productivo-creativa, el enfoque del alumno varía completamente. Se pasa de medir la capacidad de aprendizaje a centrarse en el método por el que el niño asocia conocimientos y los interioriza. Es por esto que en estos casos los programas docentes deben hacer hincapié en el uso y aplicación de los contenidos y en las habilidades de pensamiento frente al de la alta capacidad como rendimiento académico, que tiende a enfatizar el aprendizaje deductivo y el almacenamiento de la información.