Tres años sin la gran Romería de Murcia generan muchas ganas de volver a andar el sendero de la Virgen de la Fuensanta hasta Algezares. La pandemia había quitado este gran acto de las fiestas de Murcia a los romeros durante mucho tiempo y ayer miles de murcianos volvieron a subir el monte junto a la patrona.

Las prisas empezaron bien pronto, en torno a las ocho, para que la ‘madre de todos los murcianos’ iniciara la ruta hasta el Santuario con un ojo puesto en el cielo. La amenaza de lluvia estuvo latente todo el recorrido hasta que, pasado el Barrio del Progeso, La Morenica necesitó un chubasquero para soportar la fina pero persistente lluvia que caía sobre el recorrido.

La patrona retomaba su ruta habitual tras las obras ferroviarias por el AVE en una caminata que también marcó tiempo récord (al menos en los primeros tramos), pues los anderos no dejaron de apretar el paso para que la talla no sufriera la erosión del agua. Tras la misa de las siete de la mañana, y al grito de «Viva la Virgen de la Fuensanta», la patrona salió en desfile por la plaza Belluga, donde aguardaban los fieles que minutos antes habían escuchado la homilía del obispo José Manuel Lorca Planes.

La Virgen, que portaba un manto azul con bordados plateados elaborado por la peña huertana La Pava, hacía saltar las lágrimas a muchos que todavía no habían tenido ocasión de verla desfilar por las calles de Murcia. Otros, mucho más jóvenes, admiraban también la obra religiosa pues, con la pandemia de por medio, la ausencia de las últimas romerías no había permitido dar a conocer a la Patrona a los más pequeños. Todos coinciden en la gran afluencia de gente en comparación con 2019, dejando estampas únicas con marea de personas una vez la Virgen cruzó el Puente de los Peligros y enfiló la plaza Camachos y Floridablanca hasta llegar a la iglesia del Carmen.

La patrona de Murcia se encuentra ya en su templo de Algezares, tras la primera subida después de dos años de parón por la pandemia

De camino, la música folklórica acompañó a la patrona hasta llegar a la salve y los pétalos de la primera gran parada del recorrido. En el barrio del sur de Murcia recibió una gran ovación y una lluvia de pétalos rojos y blancos, donde también hubo un cambio de guardia en la custodia de la Virgen, al empezar a ser escoltada por la Guardia Civil en vez de la Policía Local.

Nada hacía presagiar que la lluvia de barro enfangaría un poco el gran día de las fiestas. Cuando la Virgen giró hacia la calle Torre del Romo, los vítores y cánticos seguían sucediéndose, acompañados de más lanzamientos de pétalos antes de llegar a Santiago El Mayor. Tras el paso llevado por los anderos le seguían la corte de políticos encabezados por el presidente regional, Fernando López Miras, el alcalde de Murcia, José Antonio Serrano, y los diputados autonómicos de varios partidos políticos, además de los concejales del Ayuntamiento.

Las primeras gotas de lluvia comenzaron a caer una vez la patrona alcanzó el antiguo paso a nivel ferroviario, convertido ahora en un bulevar peatonal y donde los miembros de la plataforma Pro Soterramiento celebraron el tránsito de la Virgen sobre una calzada libre de vías. «La Virgen por arriba, el tren por abajo», cantaban los vecinos. Tras un breve paso por la iglesia de Santiago el Mayor, donde se le dedicó otra salve entre gritos de «¡Viva la Virgen!», La Morenica cruzó Ronda Sur para atravesar los últimos kilómetros hasta el Santuario, ya en terreno huertano.

Para cuando la Fuensanta atravesaba la avenida del Progreso, en el barrio del mismo nombre, los paraguas competían con los abanicos en una jornada que fue calurosa y húmeda.

La lluvia arreció hasta el punto de que se tuvo que hacer un alto en el camino para proteger la talla con un plástico, también fueron cubiertos, en un primer momento, los estandartes que la precedían. En este punto tuvo lugar otra de las paradas tradicionales frente a la parroquia de Nuestra Señora de la Esperanza al paso de la Fuensanta, donde se le dedicó otro cántico religioso.

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Romería de la Fuensanta: llegada de la Virgen a su santuario Juan Carlos Caval

Tras atravesar el Reguerón y enfilar hacia la pedanía de Algezares, la lluvia se detuvo casi por completo y le fue retirado el plástico para alborozo del personal, que rompió a aplaudir de nuevo. Ya en el centro de la pedanía, tanto la parroquia de Nuestro Señora de Loreto, como el propio Santuario de la Fuensanta, hicieron sonar las campanas avisando de la inminencia de su llegada.

La Morenica inició poco después, entre aplausos y gritos de ‘Guapa, guapa y guapa’, el tramo de las siete cuestas, un espacio que se considera parte del Santuario de la Fuensanta. Cabe recordar que durante este tramo solo se permite cargar la imagen de La Morenica por parte de los estantes oficiales, los caballeros de la Real Hermandad de la Fuensanta, por su dificultad y riesgo, ya que algunas de las cuestas cuentan con un desnivel notable. Aquí las aglomeraciones son muy importantes y los agentes de Guardia Civil tuvieron que afanarse para abrir paso.

Y llegó el momento más deseado por todos, la llegada de la Virgen de la Fuensanta a su Santuario. Tras unas paradas previas, para saludar a las monjas del convenio de San Antonio El Pobre y a las religiosas benedictinas, redoblaron las campanas. Los espacios exteriores de la casa de la Patrona de Murcia rebosaban de fieles. Antes de entrar, los estantes giraron, como es tradición, la imagen 180º para que la Fuensanta pudiera despedirse de todos aquellos que la acompañaron durante el recorrido de más de seis horas. La multitud emocionada se despidió y se lanzaron los últimos pétalos antes de que la Virgen de todos los murcianos entrará en su Santuario.