"4-2-3-1, 3-4-5-1... Eso es un número de teléfono", dijo Menotti en una entrevista en 'El País' cuando le preguntaban por formaciones dentro de un terreno de juego. Qué más da si lo importante es cómo te muevas y qué propones cuando tienes la pelota. Para el argentino las disposiciones tácticas solo sirven delante de un papel, simples números que poco o nada tienen que ver lo que sucede sobre el verde.

Pero guste a Menotti o no, esta Eurocopa ha servido para poner unos números en orden y confirmar una tendencia al alza en el fútbol europeo en los últimos años: la defensa de tres (o de cinco, llámenlo como quieran) ha llegado para quedarse. Salida aseada de balón, bien estructurado atrás tras pérdida, centro del campo poblado y profundidad de los laterales son algunos de los factores que tanto han seducido a algunas selecciones como Alemania, Países Bajos o Bélgica en esta Euro.

Pese a quien le pese y reciba las críticas que reciba. Como así ha sido. En la 'Mannschaft' se atacó y de qué manera a Löw por utilizar a uno de los mejores pivotes del momento como Kimmich como carrilero diestro y, en la 'Oranje', De Boer también tuvo que lidiar con voces autorizadas como el mito Van Basten por utilizar un sistema 'alejado' del libro de estilo cruyffista.

Al final, y de momento, no hay quién mueva ese sistema porque los resultados y las sensaciones están llegando. También entran en este grupo otras selecciones más 'pequeñas' como Suiza, Gales o Austria, que estarán en octavos. Incluso la sorprendente y atractiva Italia también ha recurrido a los tres atrás durante algunos tramos de sus partidos.

Los carrileros, de moda

Si alguien ha salido favorecido con esta tendencia a la formación de tres centrales han sido los carrileros, figuras que tras años en el ostracismo han recuperado, si cabe, más protagonismo que antaño. Más preocupados de atacar que de defender en los combinados más potentes, jugadores como Thorgan Hazard, Dumfries o Gosens están siendo algunos de los nombres propios de lo que llevamos de Eurocopa.

El neerlandés ha sido un puñal en el flanco diestro de los Países Bajos y ha llamado la atención de los equipos más grandes por su ida y vuelta y por sus buenos dotes con el balón en los pies. Dos tantos en tres partidos para un carrilero también es una buena carta de presentación.

Ha sorprendido, aunque quizás no tanto como el caso de Gosens. Se le ha seguido más la pista esta temporada con la Atalanta en la Champions, pero el nivel mostrado en Alemania a sus 26 años ha sido tremendo. Para enmarcar ha quedado el partido que hizo ante Portugal, con asistencia y gol incluidos. Ese, quizás, fue el partido de los carrileros por definición. Kimmich y Gosens lo bordaron. Han ganado protagonismo los carriles en tanto y cuanto lo ha hecho también el esquema de tres atrás. Más campo para recorrer, pero mayor aportación ofensiva y menor preocupación para recuperar.

Una cuestión también de clubes

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No es casualidad que ahora muchas selecciones hayan decidido apostar por la formación con carrileros largos. En los clubes también ha sucedido algo parecido, con todos los matices del mundo según el libro de estilo de cada entrenador.

El Chelsea de Tuchel ha sido campeón de la Champions este año con esa disposición, el Inter de Conte ha recuperado el trono de Italia tras más de una década de tiranía 'bianconera', el Barça de Koeman ha evolucionado hacia ese planteamiento... Incluso Zidane, en sus últimos partidos en el banquillo blanco, ha jugado con línea de tres atrás. El 3-4-3 y 3-5-2, sean solo números o no, guste a Menotti o no, han llegado para quedarse.