Sector en crisis

Los agricultores irrumpen en Barcelona: "Estamos cansados, pero cansados de todo"

Cientos de tractores procedentes de diferentes puntos de la comunidad catalana con pancartas reivindicativas y a golpe de claxon y aplausos y vítores de muchos transeúntes han inundado las calles de la ciudad para hacer oír su voz

Más de 1.000 tractores colapsan el centro de Barcelona

Agencia ATLAS | Foto: EFE

María Jesús Ibáñez / Paula Clemente / Agustí Sala

Han conseguido una imagen para la posteridad. Más de un millar de tractores circulando por las grandes avenidas de Barcelona. Ni los beligerantes agricultores franceses lograron esa fotografía en París. Los agricultores catalanes han llevado este miércoles hasta la capital catalana el lema de sus protestas, 'La nostra fi, la vostra fam' ("Nuesto final, vuestra hambre"). Cientos de tractores procedentes de las comarcas centrales, de Lleida, de Girona y de Tarragona y del Ebro, con pancartas reivindicativas y a golpe de claxon y aplausos y vítores de muchos transeúntes han inundado las calles de la ciudad para hacer oír su voz. Tras una jornada en la que diferentes columnas de vehículos se han dirigido hacia la capital catalana, a primera hora de la tarde, a marcha lenta han llegado a colapsar las avenidas Diagonal y Meridiana, así como la Gran Via o la calle de Aragó.

Además de provocar aplausos y vítores por parte de muchos transeúntes, con sus reivindicaciones, el campo ha desatado la pugna política tanto en Cataluña, donde la oposición la utiliza como arma arrojadiza contra el Govern de ERC; como en el Congreso, donde el PP ha empezado a emular las tácticas de Vox acusando a Bruselas de muchos de los problemas del sector. En este contexto, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se ha comprometido a "fortalecer" la ley de la cadena alimentaria para evitar que los agricultores y ganaderos venda a pérdidas.

"Estamos cansados, pero cansados de todo", reivindican los agricultores y ganaderos mientras sacan sillas, mesas y hasta una parrilla y las plantan sobre la calzada, tras 'aparcar' el tractor en medio de la Diagonal, a la altura del cruce con el paso de Gràcia. "Ahora, ya, prisa ninguna", bromean. Van a comer cuando son ya pasadas las cinco de la tarde. Han salido de Fondarella (Pla d'Urgell) pocos minutos después de las siete de la mañana, entre una niebla de mil diablos y tras haber pasado, muchos de ellos, la noche cortando la autovía A-2. Dicen que no están cansados, pero es que deberían estar extenuados.

"Ha sido emocionante"

A lo largo de la ruta de 136 kilómetros, que han cubierto en más de siete horas, han sido objeto de numerosas muestras de solidaridad y apoyo. "En muchos pueblos, la gente se ha ido a los puentes que hay sobre la autovía y nos aplaudían y nos lanzaban ánimos... Ha sido emocionante formar parte de esto", confesaba un joven que se ha unido a la tractorada en Tàrrega. Y con este sentimiento, el de sentirse al menos comprendidos por la ciudadanía, llegan a Barcelona algo más esperanzados.

Hay muchos (y también muchas) jóvenes en la movilización de este miércoles. No en vano por ellos, por el relevo generacional, se hacen estas protestas que han recorrido media Europa y que, aunque algo tarde, en España están teniendo un eco importante.

"Teníamos que venir aquí, a la capital, primero para que nos vean, para que sepan que somos gente como ellos y no los habitantes de una reserva india... Y segundo, porque estaba claro que los políticos no iban a venir a vernos a nosotros a Lleida o a Amposta", reflexiona David, uno de los payeses noveles que se han sumado a las acciones.

No olvidan a qué han venido

Mientras los portavoces de las distintas columnas se reúnen en el Palau de la Generalitat catalana con el president Pere Aragonès y el conseller de Acció Climàtica, David Mascort, agricultores y ganaderos se entregan a la fiesta. Ese ha sido el ambiente desde que las protestas empezaron el martes, sin olvidar, eso nunca, las reivindicaciones que traen bajo el brazo: que se acote la entrada de alimentos de países no comunitarios, que se reduzca la carga burocrática que soportan, que se revisen aspectos de la política agraria europea, la PAC, que sofocan a los productores mediterráneos y que se modifiquen los criterios del plan de sequía, que ha dejado a los payeses con solo un 20% de la dotación de agua riego.

Y en medio del clima de reivindicación, las organizaciones empresariales han hecho un llamamiento a las autoridades competentes, incluido el Ministerio del Interior, para que se tomen "las medidas necesarias" a fin de garantizar la libre circulación de personas y mercancías. Ante la situación actual, las organizaciones consideran que si bien todas las reivindicaciones son legítimas no lo son todas las formas para tratar de alcanzarlas. Las organizaciones que integran a los diferentes eslabones de la cadena de valor (sector primario, industria y distribución alimentaria) llevan ya mucho tiempo alertando del gran impacto que, para todos los operadores, tiene la presión regulatoria tanto a nivel europeo como nacional, especialmente en el actual contexto de inflación.