Desarrollo

Telecomunicaciones: con el 5G en el punto de mira

El despliegue de la tecnología, que requiere de inversiones multimillonarias, se ve condicionado por la facturación de las operadoras

El advenimiento del 5G puede terminar suponiendo una grave amenaza para las infraestructuras de telecomunicaciones. /

El advenimiento del 5G puede terminar suponiendo una grave amenaza para las infraestructuras de telecomunicaciones. / / ELISENDA PONS

Agustí Sala, Sara Ledo

Antes del 6G, la futura y revolucionaria comunicación de altísima velocidad, el campo de batalla en el sector de las telecomunicaciones es el despliegue del 5GEsta nueva tecnología requiere unas inversiones multimillonarias -en España, alrededor de 5.000 millones de euros- para un sector con unos ingresos planos. La facturación del conjunto de las empresas que conforman el sector fue de 32.732 millones de euros en 2022, un 0,2% más que el año anterior, con una facturación por servicios minoristas que apenas creció el 0,9%, hasta los 23.138 millones de euros, según los datos de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).

Esta tendencia no es puntual. En el año del teletrabajo y las videollamadas, provocado por la irrupción del coronavirus, los ingresos de las operadoras se recortaron un 5% hasta los 32.215 millones de euros. Entre los motivos se encuentra que España cuenta con uno de los mercados más competitivos de Europa, con siete compañías que facturan más de 100 millones de euros cada una y más de una treintena de operadores virtuales, es decir, que carecen de red propia, pero que han impulsado una estrategia agresiva de precios que ha llevado a todas a sacrificar sus márgenes para retener o captar clientes.

Concentración

La concentración es una de las necesidades por las que clama el sector en toda Europa, con el argumento de que se requiere una enorme musculatura financiera para acometer esas inversiones necesarias para el despliegue de la red 5G. Mientras en Estados Unidos y China apenas se cuentan con los dedos de una mano el número de empresas, en Europa hay más de un centenar, para un número de usuarios que es similar.

Si Europa quiere hacerse un hueco entre esos dos gigantes de la geopolítica mundial algo tiene que cambiar. El reto de la Comisión Europea, vigilante ante excesivas concentraciones que podrían reducir la competencia, radica en compatibilizar este aspecto con el de la necesaria mejora de la dimensión y musculatura sin regulaciones que estrangulen las opciones del sector ante las menores trabas con las que tropiezan, hasta ahora, los gigantes tecnológicos de EEUU, como Google, Facebok o Netflix. Las compañías de telecomunicaciones han hecho de la reclamación de que estos mastodontes paguen por el uso de las redes una de sus principales reivindicaciones. Bruselas recogió el guante con el inicio de una consulta pública para que los gigantes tecnológicos paguen un peaje y contribuyan de forma "justa y equitativa" a la construcción de las redes. Es el primer paso del camino hacia unas mismas reglas de juego para todos.