Lastre económico

El tabaco ilegal, en el epicentro del crimen organizado mundial

Un cigarrillo electrónico,junto a una decena de pitillos.

Un cigarrillo electrónico,junto a una decena de pitillos.

Eduardo López Alonso

El comercio ilícito de tabaco en el mundo sigue en el punto de mira. Mientras se estrecha el cerco público a los productos con nicotina por sus efectos negativos para la salud, el sector tabaquero reclama esfuerzos coordinados de la Administración para reducir el comercio de falsificaciones y reducir impuestos a sus productos, como una manera de que el sector pierda atractivo para las organizaciones criminales internacionales. Y es que el comercio ilegal de tabaco atrae al crimen organizado por ser rentable y tener menos riesgos que las drogas o otros tipos de contrabando.

Pese a que en los últimos años la actividad policial coordinada ha logrado reducir algo el impacto de la venta de tabaco falsificado en España, las empresas del sector han reactivado la influencia en los gobiernos europeos para elevar esa presión policial y reducir los impuestos como una forma de restar ganancias a las mafias y fomentar el consumo legal. Según la consultora Ipsos, el consumo de tabaco procedente de comercio ilícito en España bajó el año pasado hasta el 6,7%, el porcentaje más bajo desde 2011, por el cambio de hábitos de los consumidores. Paralelamente se produjo una mayor presión policial y el desmantelamiento de centros de producción ilegal, que tienden a proliferar en Europa y en España en particular.

Un encuentro organizado en Bruselas por Euractiv este martes evidenció que el tabaco sigue siendo un de los vértices del crimen internacional, relacionado con el tráfico de cocaína, de fentanilo o con las importaciones ilegales de fármacos. La ONU calculó que el comercio ilícito supone unas pérdidas del orden de los dos millones de dólares anuales, de los que 50.000 millones corresponden solo al tabaco, según el Banco Mundial. Entre cifras aproximadas y estimaciones aventuradas, lo cierto es que las grandes multinacionales tabaqueras están obligadas a adaptarse a tiempos de cambio, caídas del consumo del cigarro convencional en favor de los vapeadores, y mayores presiones públicas por los efectos nocivos del tabaco en la salud. El consumo ilegal estimado es de unos 35.000 millones de cigarrillos ilícitos en la UE en 2021 según un informe de KPMG. Todos ellos libres de impuestos (80% del precio en Francia, por ejemplo, y algo menos en España) y que suponen una fuente de ingresos clave para el crimen organizado.

Para Juan Carlos Buitrago Arias, ex-Brigadier General de la Policía Nacional de Colombia y actualmente máximo responsable de la consultor StrategosBIP, el tabaco está en el centro de los negocios del crimen organizado internacional por ser rentable y tener poco riesgo. Los centros de producción masivos están en Asia (fundamentalmente China, pero intentos de replicar producción también en Europa), pero la gestión del entramado se sitúa en Panamá, país que está en el epicento mundial del producto ilícito, según Buitrago, y "desde donde se gestionan organizaciones criminales en todo el mundo". Este experto describe el mundo del tabaco ilegal como un "ecosistema criminal" que amenaza a la industria, pero también a los consumidores al distribuir productos de peor calidad y más perjudiciales para la salud. 

En opinión de Nicolas Otte, responsable global de la división Illicit Trade Prevention Operations de Philip Morris International, la estrategia policial en España ha permitido reducir el impacto del tabaco ilegal, a diferencia de en Francia, donde la presión fiscal elevada y precios altos ha hecho que el producto falsificado más barato gane peso en el mercado. "Es absolutamente fundamental reducir los impuestos e incrementar la presión policial", defiende Otte, como una vía lógica para luchar contra las mafias. El precio de un paquete de cigarrillos en Francia está en torno a los 10 euros, mientras que en España están por debajo de los seis euros.

Las mayores empresas tabacaleras transnacionales del mundo se conocen como las 'Cuatro Grandes', e incluyen a Philip Morris International (PMI), British American Tobacco (BAT), Japan Tobacco International (JTI) e Imperial Brands. La China National Tobacco Corporation es el mayor productor de cigarrillos del mundo, pero es una entidad estatal y atiende a su propio mercado. El gran lobi tabaquero está interesado en mejorar su imagen pública y reivindica que sus productos son menos perjudiciales para la salud que el tabaco ilícito de origen indeterminado y nulos controles de calidad.