Coche eléctrico

Los auditores europeos alertan de que Europa podría perder la carrera de las baterías

Un informe del Tribunal de Cuentas Europeo alerta que, de no aumentar, su capacidad de producción de baterías podría incluso ver retrasada la prohibición de los vehículos de combustión hasta después de 2035

Imagen de archivo.

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Silvia Martinez

El desarrollo y la producción de baterías se han convertido en un elemento esencial en la transición al coche eléctrico, un ámbito en el que la Unión Europea aspira a convertirse en una potencia mundial. Un informe del Tribunal de Cuentas Europeo alerta de que los problemas para acceder a materias primas, el aumento de los costes y la intensa competencia mundial podrían dejar rezagada a la UE y que, de no aumentar, su capacidad de producción de baterías podría incluso ver retrasada la prohibición de los vehículos de combustión hasta después de 2035.

Los auditores reprochan en su informe que el plan de acción diseñado en 2018 no estableció objetivos cuantificados y acotados en el tiempo. Bruselas no analizó la producción de baterías de la UE requerida para lograr el doble objetivo de la neutralidad climática para 2050 y de mantener un sector del automóvil competitivo en la UE. “Tales omisiones suponen un riesgo añadido de que no se alcance el objetivo de cero emisiones de la Comisión en 2035 por la producción insuficiente de baterías, o de que se alcance con baterías o vehículos eléctricos importados, en detrimento de la cadena de valor de las baterías de la UE y los puestos de trabajo asociados. También aumentan la incertidumbre respecto a la seguridad del suministro de las materias primas necesarias para sostener la producción en la UE”, avisan. 

A pesar de las deficiencias en el seguimiento, la coordinación y la orientación, concluyen también que la promoción de una política industrial europea en materia de baterías ha sido, en general, eficaz. Entre 2014 y 2020, la UE destinó al menos 1.700 millones de euros en subvenciones y garantías de préstamos a la industria de las baterías, a los que se suman a unas ayudas estatales autorizadas de hasta 6.000 millones de euros entre 2019 y 2021, principalmente por Alemania, Francia e Italia. El problema es que no hay una visión general, la estrategia no tiene en cuenta la capacidad de la industria de baterías y la UE continúa a la zaga de otros competidores mundiales como China. 

Más producción

El objetivo de la UE es que la capacidad de producción de baterías pase de 44 GWh en 2020 a 1.200 GWh en 2030. Un incremento que no está garantizado y que podría verse amenazado por “factores geopolíticos y económicos”. Por ejemplo, los fabricantes de baterían podrían abandonar el territorio europeo en favor de otras regiones que ofrezcan incentivos como Estados Unidos que subvenciona directamente la producción de minerales y baterías y la compra de vehículos eléctricos fabricados en el país con componentes estadounidenses. Otro riesgo es la dependencia sobre materias primas importadas de países con los que no hay acuerdos comerciales que podrían encarecer los costes. 

“El 87% del litio no procesado viene de Australia; el 80% del manganeso, de Sudáfrica y Gabón; el 68% del cobalto no procesado, de la República Democrática del Congo; y el 40% del grafito natural no procesado, de China. Europa dispone de varias reservas mineras, pero su producción tarda al menos entre 12 y 16 años desde su descubrimiento, lo que imposibilita una rápida respuesta al aumento de la demanda” a lo que se suma el hecho de que “los contratos actuales suelen garantizar el suministro de materias primas solo durante dos o tres años de producción futura”, explican.