Hace año y medio que la Comisión Europea propuso actualizar la directiva europea sobre equipos radioeléctricos con el objetivo de imponer un cargador universal único que sea válido para todos los dispositivos electrónicos portátiles y evitar así el despilfarro anual genera que 11.000 millones de toneladas de desechos de este tipo terminen en la basura. Este miércoles los embajadores de los Veintisiete han logrado cerrar una posición común sobre un mandato que permitirá a la presidencia semestral de la UE, que ocupa Francia, lanzar la negociación interinstitucional final con el Parlamento Europeo.

La propuesta legislativa tiene como objetivo armonizar el puerto de entrada de forma que el USB-C, utilizado en todos los teléfonos que utilizan el sistema Android, se convierta en la entrada estándar para todos los aparatos, desde teléfonos inteligentes hasta tales, cámaras digitales, auriculares, altavoces portátiles o consolas de videojuego. De esta forma, todos podrán recargarse utilizando el mismo cargador y no será necesario comprar un uno nuevo cuando se compre un nuevo aparato lo que aumentará la comodidad de los consumidores, según el Consejo.

La nueva legislación también permitirá disociar la venta de cargadores de la venta de dispositivos electrónicos lo que hará que en la compra de un nuevo dispositivo no esté necesariamente incluida la de un nuevo cargador. Esto, según explica la UE, permitirá reducir los residuos electrónicos vinculados a la producción, el transporte y la eliminación de cargadores. Para mejorar la información al consumidor, el Consejo ha añadido un anexo a la propuesta que contiene un pictograma que indica si con el dispositivo se ofrece un dispositivo de carga, así como una etiqueta que explicita las especificaciones de carga.

Larga batalla

La idea de utilizar un único cargador para todos los aparatos no es nueva. Llevaba más de una década sobre la mesa hasta que la Comisión Europea decidió legislar el año pasado tras constatar que, aunque el número de cargadores se había reducido de 30 a 3, los avances y compromisos de la industria era insuficientes. “Los acuerdos voluntarios entre los agentes del sector sólo han tenido éxito hasta cierto punto. Aunque han permitido pasar de 30 conectores diferentes a 3, no han aportado una solución de cargador único” y “ actualmente no hay compromisos voluntarios ni requisitos vinculantes sobre cargadores o interfaces de carga comunes para teléfonos móviles u otros dispositivos portátiles similares”, alerta el ponente del informe de la Eurocámara, el socialista maltés Alex Agius.

Precisamente, estudio presentado en junio del año pasado apuntaba a que el 44% de los teléfonos móviles vendidos en 2019 en la UE tenían conector USB-C frente al 38% con USB Micro-B y el 18% de Apple. Según este mismo análisis, sin ninguna intervención reguladora, los conectores USB-C no sustituirían a los B hasta 2026 mientras que la cuota de la entrada de Apple, que considera que la propuesta congelará la innovación y obligará a los consumidores a adquirir adaptadores, se mantendría igual. 

Con el mandato de negociación aprobado, será la presidencia de la UE, que ostenta Francia hasta finales de junio, la responsable de negociar con el Parlamento Europeo un pacto que Bruselas aspira sea de aplicación a partir de 2024. El ponente de la Eurocámara considera que la propuesta debería ir más allá de los aparatos pequeños y cubrir también otras categorías o clases de equipos radioeléctricos portátiles de pequeño y mediano tamaño. Además, defiende la introducción de requisitos mínimos para la carga inalámbrica, garantizar la desagregación efectiva de las ventas de cargadores, mejorar la información al consumidor, mejorar la armonización de la tecnología de carga rápida, reforzar las disposiciones de vigilancia del mercado y acortar el período previo a la entrada en vigor de los requisitos.