En este primer fin de semana del 2019, lo que prevalece es la cita anual con una carta realmente mágica: la de los Reyes Magos de Oriente. Cuando somos niños es el género epistolar en el que con más esmero nos damos empeño, y cuando somos padres y madres, hacemos las veces de carteros reales.

Melchor, Gaspar y Baltasar suelen ser muy certeros en lo que piden los niños. Además, acostumbran a pasearse no sólo por la casa en la que viven los más pequeños, sino que también visitan a sus familiares, haciendo especial hincapié en las casas de los abuelos. La mañana de reyes suele convertirse en un paseo frenético con los niños que andan más que ansiosos con ver si se ha equilibrado eso de portarse bien a lo largo del año con lo escrito en la carta a sus majestades de Oriente.

Como muchos niños se apoyan en las revistas que abundan a pares en los hogares, y hacen un listado inmenso de peticiones, recomiendo a los carteros reales que sean realistas y no pierdan la cabeza. No es mejor regalo aquel que es más grande, ni siquiera el que lleva más adorno en su envoltorio; al final, el mejor regalo es el que más ilusión les hace, y puede ser algo en lo que fijan la mirada con cierto asombro.

Hay que dejar que los niños tengan sus espacios de juego a solas, en los que los adultos no intervengamos, ya que ellos mismos construyen su propia 'zona de juegos' en el que se manejan perfectamente. En este sentido, los muñecos de Playmobil son un recurso muy bueno; de hecho, son adecuados en una franja de edad que puede ir desde los tres a los doce años. Les caracteriza la durabilidad de los componentes que los forman, figuras de plástico resistente con un abanico de personajes y situaciones inimaginable. Se pueden tematizar, porque hay colecciones que van desde oficios hasta actividades de ocio, en las que tanto los niños como las niñas juegan de manera unisex, sin etiquetas prefijadas.

Los niños construyen espacios en los que, a través del juego simbólico, les dan vida y le ponen voz a sus muñecos. Es curioso porque los niños representan sus vidas a través de los muñequitos, por lo que si hay algún problema o algún conflicto que les preocupe, seguro que sale a escena a través del juego. De igual forma, lo que les hace felices también aparece representado en sus juegos, desarrollando espacios donde la imaginación se libera. En el caso de mis hijas, ya que las casas para muñecos suelen tener unos precios a veces prohibitivos, las han ido construyendo con cajas de zapatos. Es tan sencillo como forrarlas con cartulinas y decidir qué planta o qué habitación es cada una.

Pero puede ser que, llegado un punto, a nuestros peques se les queden 'pequeños' los Playmobil; es ahí cuando damos paso a los deportes al aire libre. Así, los Reyes Magos pueden completar la lista de regalos con patines, pelotas de fútbol o de baloncesto, bicicletas, monopatines o raquetas para jugar al tenis o al ping pong. Los juegos de mesa también son muy buenos para los niños (un bingo, un parchís, un ajedrez o un dominó), y además los puedes llevar a casa de los abuelos o al parque, no necesitan pilas ni enchufe y potencian la concentración.

Y me diréis: ¿Y las consolas y los móviles? Mi recomendación es que cuanto más tiempo pasen alejados de este tipo de pantallas, mejor que mejor. No es cuestión de aislarlos de la tecnología, sino de procurar aprovechar el tiempo que tienen de infancia para que jueguen como niños y no como adultos. Aunque sean nativos digitales, regala juego en el que ellos mismos sean los que construyan e ideen, no en los que una máquina piense por ellos.

Casualmente, en el Casino de Murcia hay una exposición de clicks de Playmobil que se puede ver hasta el próximo 26 de enero, con un coste de entrada de 3 euros por persona. Si te apetece visitar el Casino -que está por estas fechas realmente precioso por la decoración navideña-, puedes subir a la planta alta del casino y disfrutar de esas cinco mil piezas que componen la exposición.

Los Reyes de Oriente no deben olvidar los regalos que siempre han de estar presentes en cada hogar, y son los libros infantiles. Ningún niño debería irse a la cama sin su correspondiente cuento antes de dormir, para que llegada la noche y el dulce sueño, todas las historias les llevaran a viajar a cualquier destino y lugar.

Aprovecho para dedicar estas palabras primeras del año a mi madre, Pepita Aliaga, que me llevaba siempre a ver la Cabalgata de Reyes. Excelente madre y mejor abuela, ahora brilla desde el cielo guiando con el resto de abuelos y abuelas que ya no están el camino de los Reyes Magos a nuestros hogares en la noche más especial del año.