Una antigua poesía popular murciana, hablando de las inclemencias meteorológicas y el mal estado de las carreteras, decía: «No vayas a Churra en burra, porque si llueve y hay barro, me apuesto contigo un cigarro, que no llegas tú, ni la burra». Pero desde 1955, fecha en la que abrió el primigenio merendero El Churra, en plena huerta, la poesía debería haber sido: «No vayas a Churra en burra, porque si llueve y hay barro, me apuesto contigo un cigarro, que nos quedamos en El Churra», sin duda, una sabia decisión, tanto para comer como para hospedarnos.

Hablamos, por supuesto, de uno de los más populares y emblemáticos restaurantes de la capital murciana, cuyo nombre viene asociado desde siempre a los mejores y más tradionales sabores de la gastronomía regional. Su fundador, Mariano Nicolás -aún, a diario, al frente del negocio-, cuenta con la ayuda de su hijo Juan José y de su nieto Carlos para dirigir un auténtico ejército de profesionales de la hostelería, entre sus hoteles y restaurante del murciano barrio de Vistalegre. Solamente en este último cuentan con una quincena de camareros, con Juan Antonio Ibáñez y José Toledo al frente de la sala, y un grupo de once cocineros dirigidos por Juan Antonio García Gil, presidente de Jecomur -que cuenta con una trayectoria de 40 años en la cocina-, y el segundo jefe de cocina, Armando Riccio, con 32 años en la empresa.

Cocina de temporada

Cuando accedemos al restaurante El Churra, su cuidado escaparate en la recepción, decorado según la temporada de fiestas murcianas (Feria taurina, Semana Santa, Navidad o Fiestas de Primavera), nos dará las primeras pistas sobre la oferta gastronómica que vamos a encontrarnos según la época del año, pues su amplísma oferta gastronómica varía según temporada.

Al acceder al restaurante lo primero que nos llamará la atención será un gran expositor repleto de fruta, pescados y mariscos, la impresionante barra sobre la que cuelgan más de doscientos jamones y los diez grandes barriles de vino, cerca del techo, en la zona del comedor donde sirven los menús diarios (por 17 euros en la zona de barra o 20 en los salones). También ofrecen su ‘Menú de Tapas’, por 25 euros, y el ‘Menú Gastronómico’, por 39 euros.

Además cuentan con seis salones interiores con peculiares nombres: El ‘Salón Comedor’ (para 30 comensales), el ‘Dieciocho’ y el ‘Veintitrés’, cada uno de 15 comensales -que además pueden unirse-; el ‘Derecha’, para 60; el ‘izquierda’ (otros 60), y el salón ‘La Piedra’, para 40 comensales.

No podemos hablar de un plato estrella en El Churra, más allá de su famosa pata de cabrito, sus guisos diarios o sus paparajotes, porque sin duda todas sus elaboraciones son auténticos platos estrella, comenzando por sus aperitivos del día, como las quisquillas y langostinos, caballitos, pulpo al horno, calamarcitos de la bahía, cocochas de merluza a la vasca, navajas a la trufa, lecha confitada escabechada, mújol en aceite de puerros, merluza a la murciana con almejas o los galanes al espeto.

Cuentan con una amplísima carta con una docena de entradas frías y una quincena de entrantes calientes, además de platos vegetarianos, montaditos y mini hamburguesas, pescados como el rodaballo o el gallopedro, excelentes carnes y espectaculares postres caseros.

Su carta de vinos y espumosos incluye más de 250 referencias de todas las denominaciones de origen, nacionales y de otros países.