Se define como una artista poliédrica porque sus diseños e ilustraciones tienen muchas caras diferentes. Llegó a Murcia en 1992 donde completó su formación iniciada en Polonia. Madre de Alicia, de casi 18 años, mitad española y mitad polaca, ha realizado múltiples exposiciones y ganó el primer premio de escultura de la Cámara de Comercio. Con Katarzyna Rogowicz hablamos de sus inquietudes, su trayectoria artística y sobre los mejores veranos de su vida.

¿Por qué decidiste venir a Murcia?

Llegué en 1992 por deseo de cambiar, de irme. Esas decisiones que tomas a los 20 años. Venir a Murcia fue una casualidad porque contrataron a mi padre para dirigir la selección femenina de vóleibol, donde incluso jugué yo... bueno, más bien entrené. En esos días compaginaba el deporte y el arte.

¿Cómo definirías tu estilo?

Al tener un proceso creativo muy complejo y largo, mi estilo es un rompecabezas surrealista, de un cúmulo de experiencias, sensaciones y emociones. En realidad no es definible, pero su característica es que cuando alguien ve un trabajo mío lo reconoce al instante. Creo que he conseguido un estilo propio y eso no es tan fácil.

¿Cuál fue tu primera exposición y cuándo será la próxima?

Comencé a exponer en colectivas desde 1992, luego hice individuales. Las más recientes han sido en el Centro Párraga y en el Convento de Moratalla, este año. La próxima será en Molina de Segura dentro del programa EXE del ICA y Región de Murcia y he cerrado una en Madrid y otra en Verín, en Orense.

¿Cuál ha sido el mejor verano de tu vida?

Sobre todo los de la infancia, como el de la foto, de Bulgaria en 1978. Eran unas vacaciones familiares, de las pocas posibilidades que teníamos de salir del país y de viajar al sur y vivir esas experiencias de ese mundo tan exótico para los polacos del norte, algo casi como viajar al Mediterráneo. Estábamos en Sozopol, en el Mar Negro. Era un viaje largo, íbamos en el Fiat 125 y montábamos la tienda de campaña.

¿Y cómo está siendo este verano?

Iré unos días a Polonia. Este está siendo un verano super extraño para mí, extraño porque tengo que preparar muchos cambios personales y profesionales. Mi hija cumple en septiembre 18 años y se va a ir a ver mundo, a Ámsterdam, en Holanda. Me quedo sola y ahí viene el tema profesional. Voy a centrar todas mis fuerzas en crecer en mi profesión aquí y hacer cosas fuera. Otras circunstancias me han hecho parar, lo cual agradezco porque he tenido momentos para descansar la cabeza y ordenarla. Procuro buscar lo positivo de lo negativo. Artísticamente, me interesa investigar cómo representar el dolor. Una de mis obras más queridas, que nació en 2014 y se titula Fever, habla del dolor mental, tanto propio como ajeno, de todas las mujeres gracias a las cuales me he podido construir como persona.

¿En qué lugares has veraneado?

En la infancia iba de acampadas a las orillas de los ríos más emblemáticos de Polonia, el San, el Dunajec. Pescaba truchas de río, recuerdo que las limpiaba recién pescadas. Se perfectamente cuando un pescado es fresco... y hacerlos. Hay cosas que no se aprenden en los libros.

¿Cuáles son tus playas o paisajes favoritos de Murcia?

No tengo ninguno favorito. Desde el primer día Murcia me ha sorprendido y me sigue sorprendiendo. Recientemente conocí la Bahía de Portmán que me fascinó. Tengo muchos sitios por descubrir. Quiero ir a la Unión, me atrae mucho el mundo de las minas, sus paisajes y sus colores. También el Valle de Ricote, la zona de Moratalla; me encantaron sus cumbres donde pude ver por fin un cielo libre con todas sus estrellas. Murcia tiene muchas cosas atractivas... y el mar, las zonas que no están edificadas como Calblanque.

¿Recuerdas alguna canción del verano?

Recuerdo algunas polacas, que se te metían en la cabeza y no tenías nada que hacer. Mi música favorita es la de mi adolescencia, de los años 90. Me gustaba Ti amo de Umberto Tozzi y mi álbum favorito es Anti de Rihanna (regalo de mi hija). Ahora me está interesando la música de solistas mujeres en español, pero no tanto la música sino las letras.

¿Ibas a cines de verano?

¡Noo! En Polonia no había, ¡qué fuerte! Aquí si recuerdo que en 1992 todavía estaba el de La Alberca; es uno de mis mejores recuerdos de verano, que me encantó.

¿Sombrilla o chiringuito?

Las dos cosas, pero todo con sombra. Soy muy blanca, huyo del sol pero me gusta muchísimo.

¿Cuál es tu aperitivo favorito?

Caña fría y sardinas al espeto. Me gustan los platos típicos de Murcia, michirones, mondongo y todos los guisos me parecen fantásticos.

¿Tu primer amor fue en verano?

Sí, en Polonia, fue platónico, con 10 u 11 años, en la pandilla de los campamentos de río. Era hijo de amigos de mis padres. Fue traumático, él era mayor e inalcanzable. Y después otro amor, ya con 20 años, hasta nos íbamos a casar, pero surgió la idea de venirme a España. Propusimos seguir en la distancia pero no pudo ser.

¿A qué edad aprendiste a montar en bici?

En mi primera comunión, fue mi regalo, sobre los 8 o 9 años, era azul, plegable, de la marca polaca Skladak. Era sin ruedines y me estrellé contra una pared y rompí el faro.

¿Te has bañado desnuda?

¡Por supuesto! Es el mejor baño, en playas naturistas que he podido visitar. Bañarte desnuda es la mayor sensación de libertad.

¿Qué lees este verano?

Ahora estoy leyendo el último libro de Chelete Monereo El tiempo constante y los días sucesivos y una novela de Miguel Ángel Hernández, El dolor de los demás. Me gustan las novelas que tienen que ver con la realidad contemporánea, con matices autobiográficos.

¿Qué proyectos tienes?

Me ha llegado un reconocimiento fantástico e inesperado que pronto se verá. Es muy importante para mí, me está dando fuerzas y me está demostrando que tengo un lugar en España y en Murcia como artista y me hace sentir más de aquí.