Es un enamorado entusiasta de nuestras tradiciones y nuestro folklore, como lo demuestra su currículum, fundador en 1968 del grupo de coros y danzas Siete Coronas, director durante cuatro años del Festival Internacional de Folklore en el Mediterráneo, presidente de la peña La Crilla, cronista oficial de Puente Tocinos y fundador, hace 47 años, de la Semana Internacional de la Huerta y el Mar de Los Alcázares y su director desde hace 26 años en dos etapas. Casado con Rosa, son padres de cinco hijos: Juan Jesús, Yolanda María, Antonio Francisco, María José y Alejandra. Con Juan García Serrano hablamos en Los Alcázares, sobre su trayectoria y sobre los recuerdos de sus mejores veranos.

¿Desde cuándo te atrajo el mundo del folklore y nuestras tradiciones?

Cuando tenía 12 o 14 años creamos el centro cultural y juvenil, que fue un referente en la Región en cuanto a actividades de todo tipo. Después, en 1968 creamos el grupo de coros y danzas Siete Coronas, que este año cumple sus bodas de oro. En 1972 creamos la Semana de la Huerta y el Mar, que este año cumple su cuadragésimo séptima edición y que nació a iniciativa de los alcazareños, antes de ser municipio, para homenajear a los huertanos que fueron sus primeros veraneantes en un 90%. Como comenzaban a marcharse después del día de la Virgen, se creó la Semana para alargar su estancia en Los Alcázares.

¿Desde cuándo eres el director?

He sido cofundador y su director durante 26 años, en dos etapas: de la edición 19 a la 26 y de la 30 hasta hoy. También fui director del Festival Internacional de Folklore del Mediterráneo de Murcia durante cuatro años.

¿Cuál recuerdas como el mejor verano de tu vida?

Cualquier verano de los años sesenta. En esa época Los Alcázares era paradisíaco. Nos gustaba pescar con sacos zorros, gallinetas; había hasta caballitos de mar. Éramos ciertamente felices. Luego ha habido otros muchos veranos maravillosos. Los años de la Transición también fueron importantes. Esa época habría que rescatarla y reinventarla. Teníamos políticos y gente de una gran categoría humana y profesional.

¿Recuerdas alguna anécdota de los veranos de tu juventud?

Me acuerdo un año que teníamos previsto volver a Murcia por la tarde, después del día de la Virgen, y nos dimos cuenta que se nos había pasado el verano sin ir a las salinas de Los Narejos. Así que un grupo de amigos y yo nos fuimos y se nos hicieron las tantas para volver, con todo el mundo esperándonos. La armamos con todas sus consecuencias (risas). También recuerdo con mucho cariño los primeros años de la Semana de la Huerta.

Se te nota orgulloso de la Semana de la Huerta y del Mar...

Siempre digo eso de... ¡Cuidado con lo que deseas...! Yo veía la Semana con muchas perspectivas de evolucionar y pensaba íntimamente... ¡Si yo tuviera más responsabilidad! y de repente me llamó el concejal Juan Escudero. Hay que llevar cuidado con los proverbios chinos, hay que ser prudentes porque es verdad que luego se cumplen.

¿Has veraneado en otras playas además de Los Alcázares?

Antes veraneábamos en Torrevieja, pero siempre veníamos a Los Alcázares. Lo que sí nos ha gustado mucho es viajar, hacer etapas en coche con la familia. También hemos hecho algún crucero por el Mediterráneo. Ahora viajo menos, me gusta demasiado venir a Los Alcázares en verano y en invierno. Es el mejor lugar para estar, junto a mi pueblo, Puente Tocinos.

¿Cuáles son tus paisajes favoritos de la Región de Murcia?

Quisiera romper una lanza por el Mar Menor. Se escribieron ríos de tinta hablando mal y ahora reivindico que se escriba que se está recuperando. También me gusta La Fuensanta, la zona de Abanilla, el valle de Ricote. Lo que más me gusta de los paisajes de la Región es que en muy poco rato cambias de clima, de paisajes... Cualquier lugar de Murcia tiene su peculiaridad y cada rincón tiene su valor. Aún quedan rincones privilegiados en la huerta y zonas urbanas increíbles como la plaza de Santo Domingo, Los Molinos del Río o la plaza de Los Apóstoles.

¿Recuerdas alguna canción del verano?

De jovenzuelo organizaba las fiestas del pueblo y recuerdo cuando contratamos a Basilio, con su canción Cisne cuello negro, que era preciosa. Me acuerdo de Donna Hightower y Danny Daniel con El vals de las mariposas, o el Nino Bravo de nuestra juventud. Te podría hacer una lista muy larga de canciones de entonces.

¿Ibas al cine de verano?

Me ha gustado mucho el cine y esas sesiones dobles. No me importa volver a ver esas películas de western o de cine negro. Iba al cine Alarcón de mi pueblo y me encantaban las marineras que hacía la familia Marchena en la cantina. En Los Alcázares me acuerdo del cine Rex de la feria y después del Cine Nuevo.

¿Sombrilla o chiringuito?

Depende del momento y la compañía. Quizás sea más de sombrilla, pero lo mejor, la sombrilla cerca del chiringuito.

¿Cuál es tu aperitivo favorito?

El pulpo al horno y las marineras, con ´agua de Espinardo´. Pero que conste que soy caballo de buena boca.

¿Cuándo aprendiste a montar en bici?

Poco después de aprender a andar. Empecé con una bicicleta de mayores, luego los Reyes me trajeron una azul de cadete, con su faro y su dínamo. Fue emocionante.

¿Fue en Verano tu primer amor?

Mi primer ligue sí, en el embarcadero de la antigua pescadería, con 16 o 17 años. Nunca volví a saber de ella. Ni siquiera era ligue, digamos mi primera conversación con sentido... (risas). Dejémoslo ahí.

¿Qué planes tienes?

Procurar que los míos sean felices... bueno, los míos y en general. Estoy convencido de que cuando hay felicidad se irradia felicidad.